Hoy, 25 de julio de 2022, se cumplen 30 años de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona del 92 y el paso de Cobi, la entrañable mascota creada por el diseñador Javier Mariscal, por la ciudad condal.
Ya en mayo de 1984, se encargó un estudio de las necesidades informáticas y de telecomunicaciones, BIT’92, que harían factibles los JJOO en Barcelona. En él, se sugería la posibilidad de construir una gran torre en Collserola.
Se lanza para ello un concurso que podría denominarse nacional a excepción de la participación estelar de Norman Foster Associates, equipo que venía de construir el famoso Banco de Hong Kong. Su intervención, en colaboración con los ingenieros de Arup consistía en un mástil atirantado en el que se ensartarían plataformas transparentes que alojarían el equipamiento técnico. Se complementaba la torre con un edificio de soporte semienterrado en la montaña y una cúpula geodésica destinada a restaurante y servicios.
Finalmente ganó el británico, al que valoraron su mínimo impacto paisajístico en contacto con el suelo y generosidad de los espacios destinados a la tecnología.
Ante la complejidad que iba tomando la obra, empiezan las dudas sobre la delgada línea que separa en este caso la arquitectura de la ingeniería, ¿dónde empezaba una y donde terminaba la otra?
Nadie puede decir a qué disciplina pertenece exactamente, pero si se sabe que es una pieza absolutamente imprescindible dentro del landscape barcelonés.
Las pasiones que despertó la construcción de esta torre se manifiestan en la conferencia de Carles Serra1 impartida en el CCCB (2010), en el marco del ciclo Barcelona entre parèntesi.
Este no fue más que el comienzo de una etapa en la que prosperaban proyectos destinados a dar cabida a unos Juegos que favorecieron el ‘efecto olímpico’, un gran estímulo para una Barcelona que venía de la Transición Española, dejando una herencia arquitectónica que se puede observar en el Registro SUDOE2 de la Red FQ.
El proyecto de urbanización de la Villa Olímpica se encargó al equipo formado por Bohigas, Mackay, Martorell y Puigdomènech y las diversas obras se repartieron entre diversos grupos de arquitectos.
Destaca el Anillo Olímpico3, conjunto monumental formado por el Estadi Olímpic Lluís Companys, el Palau Sant Jordi y la Explanada del Anillo. El legado de los Juegos que no ha caído en el olvido y que aún hoy es utilizado a diario por sus ciudadanos.
Entre los arquitectos que diseñaron este conjunto se encuentra Vittorio Gregotti, a quien queremos conmemorar con vistas al 95 aniversario de su nacimiento (el próximo 10 de agosto de 2022), compartiendo el Ciclo homenaje4 escrito por Ester Roldán para el Centro de Documentación de la Fundación Arquia tras su fallecimiento a causa del coronavirus.
Entre otros, subrayamos el documental Vittorio Gregotti: il disegno della ragione5, que narra su historia desde la fábrica de su padre hasta el rechazo al “dibujo de la verdad” durante sus años universitarios, desde la experiencia en las grandes revistas hasta las reuniones con los grandes maestros del modernismo y el momento en que llamó a la puerta de Fernand Léger.