La Avenida Paulista como centro urbano lineal (arquia/tesis 44). Adquirir ejemplar a través de la web de la Fundación Arquia.
Mostrar: monstrare, monstrum. Historias de fotografías y obsesiones
¿Cómo mostramos la arquitectura? A través de fotografías. Suena a cliché.
Podríamos comenzar mencionando que, desde la aparición del daguerrotipo, el primer procedimiento, documentamos edificios y piezas de arquitectura utilizando el recurso de la fotografía. Este es uno de los principales medios de difusión de la misma, sobre todo a partir del movimiento moderno.
Pero la idea de este artículo no es analizar la herramienta o el recurso, sino invitar a los lectores a que recorran una historia, la historia de algunos fotógrafos, de algunas fotografías, la historia de una obsesión. Generar algunos felices encuentros con interesantes personajes que se han encargado de mostrar y documentar la realidad, realidad que, inevitablemente está envuelta por una ineludible escenografía: la arquitectura.
¿Quiénes son estos cuatro extraños? ¿Hombres de negocios? ¿Gangsters? ¿Banqueros? ¿Empleados tomándose un recreo? “Men on Rooftop” («Hombres en la azotea»), es el nombre de esta enigmática fotografía que parece haber salido de algún mundo onírico.
La foto fue tomada en San Pablo, en 1960 y muestra a cuatro hombres en una azotea, desde un punto de vista que parece estar en un edificio aún más alto. A lo lejos, se ven, en blanco y negro, las líneas del tranvía de la ciudad, coches y transeúntes perfectamente adosados a sus largas sombras. El autor de esta foto no es ni más ni menos que el fotógrafo suizo René Burri, quien trabajaba para Magnum, junto a Henri Cartier-Bresson.
Mi interesante encuentro con Rene Burri sucedió durante el desayuno de un sábado, mientras leía el New York Times. Apareció esta imagen en modo miniatura en la pantalla de mi ordenador. Habrá habido entre 10 y 20 miniaturas más, pero esta foto con las siluetas de estos cuatro extraños, posando como pequeñas esculturas de Giacometti, llamó mi atención de inmediato e indagué en la misma al momento. Y ese click fue mi encuentro fortuito con la historia de una obsesión, una obsesión de otro fotógrafo con aquella foto.
El nombre del hombre obsesionado es Teju Cole. Teju es un historiador, fotógrafo y escritor, nacido en 1975, oriundo de Nigeria, país en el que creció, y actualmente basado en Brooklyn.
Teju, como yo, tuvo un feliz encuentro con esta foto, pero en algún punto se transformó en su obsesión. Citando sus propias palabras, a través de los años se apoderó de su imaginación.
Cuentan que en una ocasión le preguntaron al escritor de Cien años de Soledad, el colombiano Gabriel García Márquez, quién era, para él, el mejor lector de su novela, y que, en lugar de describir con adjetivos a un lector genérico, se refirió específicamente a una anciana rusa que decidió copiar la novela entera, de principio a fin, desde la primera línea hasta la última, para descubrir quién estaba realmente loco, si ella o el escritor.
Pues Teju decidió tomar el camino de la anciana rusa y cogió un vuelo directo desde Nueva York hasta San Pablo para clarificar la situación a través de un acto de repetición.
Una vez en San pablo decidió buscar en sitio exacto desde el que René Burri estaba parado con su Leica cuando tomó la fotografía. Por supuesto, la ciudad, y su Avenida Paulista, habían cambiado y evolucionado mucho. Desde las alturas, en cualquier distrito central de San Pablo, lo que ves es una incesante cantidad de rascacielos, como si alguien hubiera comenzado a construirlos y hubiera olvidado detenerse.
Pasó días buscando en diferentes puntos en las alturas de la ciudad, pero en ninguna dirección lograba ver una correspondencia con cualquier aspecto de la imagen de Burri. No lograba comprender en dónde habían estado esos cuatro personajes de la foto, bajo aquel sol abrasador. No comprendía qué había pasado con el profundo cañón creado por los altos edificios, unos frente a otros. Se esforzó incesablemente pero no consiguió encontrar ningún edificio que coincidiera con el de la imagen.
Teju se dio cuenta de que estaba perdido: había atravesado medio continente y toda la información que tenía era el nombre de la ciudad, un año y el nombre de un fotógrafo. Nada que le diera una pista certera sobre el punto exacto en el que la foto había sido tomada. Resonaban, sin embargo, las palabras de Burri en una de sus últimas entrevistas: Siempre que encontraba un edificio de gran altura que llamaba mi atención, tocaba la puerta, pedía permiso para subir y preguntaba si podía tomar una foto. Pero San Pablo estaba lleno de altos edificios y todos tenían puertas…le tomaría años aplicar la táctica en cada uno de ellos.
No obstante, persistente, hizo el ejercicio. Subió al sinuoso edificio de Copan de 30 pisos, diseñado por Oscar Niemeyer…pero negativo, no coincidía con la vista en absoluto. También probó con el restaurante del Edificio Italia, de 46 pisos, que ofrecía un alucinante panorama, pero ni cerca tampoco de la vista de la foto de Burri.
Después de varios días de viaje y sin tener éxito con su misión imposible, recibió un correo electrónico de un buen amigo que sabía del tema. En él, mencionaba que la foto de Burri había sido tomada desde lo alto de un edificio que alguna vez perteneció al Banco del Estado de San Pablo, llamado Banespão, inaugurado en 1947, habiendo sido el más alto de Brasil durante un tiempo.
De inmediato, subió a ese edificio con un grupo de turistas. Era media mañana y la visita a la azotea estaba limitada a tan solo cinco minutos. Desde la plataforma de observación, 36 pisos por encima de la ciudad, la vista era brillante. Tomó fotos en todas las direcciones posibles, pero se dio cuenta de que, otra vez, estaba en el lugar equivocado.
Inevitablemente su historia estaba terminando, y no con un final feliz.
Teju estaba muy frustrado, pero decidió tomarse su cuento con humor, sentía que todo era una especie de broma. Comenzó a preguntar sobre la foto a todo el mundo: conserjes de edificios, taxistas, personas por la calle. Nadie reconocía la foto y además a nadie parecía interesarle demasiado. Sentía que se iría de San Pablo con las manos vacías. Llegó a pensar que tal vez el enigmático edificio sobre el que caminaban los hombres había sido alterado o incluso demolido.
Al borde de alzar su bandera blanca, recibió otro correo del mismo buen amigo del correo anterior, insistiendo firmemente en que Burri había tomado la foto desde el edificio Banespão. Pero Teju refutó su teoría relatándole su propia experiencia.
La vida es curiosa y a veces irónica: un día antes de volver recordó un dato curioso que Burri mencionó en alguna ocasión hablando sobre aquella fotografía: en la época de los 60, Henri Cartier-Bresson, limitaba a sus colegas, a utilizar lentes de 35 a 90 milímetros. Burri, subrepticiamente, al tomar la fotografía en San Pablo, había utilizado una lente de 180 milímetros y nunca se lo confeso a Cartier-Bresson. Al disparar a una distancia focal tan amplia, hay mucha más compresión entre las distancias media y lejana. Por eso los cañones creados los rascacielos de San Pablo parecían tan vertiginosos, por eso el ángulo de visión se estrechaba, recortando la totalidad de lo que el ojo ve en la periferia de la visión.
¡Chuza! Teju no consiguió una lente de 180, pero sí uno de 85 milímetros. No era el ideal, pero estaba más cerca. Cogió un taxi y volvió al Banespão. Era media tarde y llovía, los edificios brillaban a causa de la humedad. La ciudad estaba gris y borrosa. De nuevo: 5 minutos. Subió, fijó su ojo en el visor y disparó hacia el noroeste. De repente todo encajó. Vio la vista de Burri.
¿Cómo no pudo darse cuenta antes? Era, efectivamente, el Edificio do Banco do Brasil. Lo que no había notado en la foto de Burri era que el “techo” sobre el que caminaban las cuatro siluetas no era la cima del edificio: el mismo tenía un diseño apilado y otro conjunto de pisos se elevaba fuera de la toma.
Otro gran fotógrafo, Garry Winogrand, de Nueva York, dijo:
‘‘La fotografía no es lo fotografiado, es otra cosa. Se trata de transformación. La imagen fotográfica es una ficción creada por una combinación de lentes, cámaras, película, píxeles, color (o su ausencia), hora del día, estación del año. Cuando algo me conmueve, quiero ponerme literalmente en su lugar, para entender mejor lo que se transformó. Esto me interesa como escritor y como fotógrafo: ¿cómo las materias primas se convierten en algo más, algo que vale la pena conservar? Esos cuatro tipos vinieron de la nada y se fueron a ninguna parte, dijo Burri sobre los hombres en su fotografía. La fotografía que hizo de ellos salió de la nada y se disparó hacia a todas partes. Ver su punto de vista y tomar una foto desde el mismo lugar 55 años después no resolvió el misterio. Pero al descubrir todo lo que se puede saber sobre una obra de arte, se honra aún más lo que no se puede saber.”
La fotografía de Burri, que tenía la intención de mostrar aquel San Pablo, se convirtió en un monstruo y en una obsesión para Teju, hasta que logró resolver el misterio o quizás despertar algunos misterios más. René Burri fue un reconocido fotógrafo de arquitectura que capturó, bajo su peculiar punto de vista, grandes obras de arquitectura de Louis Kahn, Luis Barragán y Le Corbusier entre otros. Hay más historias para contar.
Moraleja: hay que seguir mostrando porque el mundo necesita buenas historias.
Para aprender más sobre el sitio en el que se tomó la fotografía, San Pablo, desde la Fundación Arquia recomendamos el libro de la colección arquia/tesis 44 La Avenida Paulista como centro urbano lineal1, de Renata Priore Lima.
La Avenida Paulista como centro urbano lineal (arquia/tesis 44). Adquirir ejemplar a través de la web de la Fundación Arquia.