Después de (por fin) depositar la tesis me he hecho un autoregalo: unas gafas de realidad virtual…
Es un juguete que he justificado ante la jefatura de logística y compras de mi casa (que ya no mi estudio) como «una inversión a futuro, porque es tecnología que hay que conocer». La jefatura (y yo) sabemos que es un juguete… pero la experiencia con el cacharrito ha superado con creces mis expectativas y quería compartirlo con vosotros.
Entorno de trabajo VR:Haciendo una «foto» a un objeto 3D modelado en VR mientras en una pantalla flotante auxiliar se reproduce un video tutorial…
La realidad virtual (en adelante VR) es una tecnología que los arquis tenemos que conocer.
Recuerdo mi primera experiencia con ella, hacer casi treinta años exactos, en la Expo’92, con un cacharro que seguro que estaba lleno de cables, con unos gráficos 3D hechos a base de poquísimos polígonos de color plano y con unas pantallas que seguro que tenían poquísimos píxeles para su tamaño… pero aquello dejó huella.
Creo que no he vuelto a usar la tecnología desde entonces, salvo algún intento que hice en la ETSAS con AR (realidad aumentada). Usé un móvil y, siendo interesante, estaba bastante limitado). Las cosas han cambiado…
Ahora el cacharro más básico para empezar a experimentar es accesible en precio (como un móvil de gama media), es aceptable en tamaño e independencia (sin cables da dos horas largas de uso), y es usable puedes soportarlo esas horas sin necesitar un cuello de luchador grecorromano.
La calidad gráfica mínima es más que aceptable. La máxima es muy alta, sobre todo pensando en que la mayoría de las experiencias que se pueden disfrutar están desarrolladas con los mismos motores gráficos de videojuegos que la industria lleva años adoptando (para mi demasiado lentamente). La nitidez y definición de la imagen es sorprendente y escapa a mi entendimiento el cómo, colocando las pantallas a escasos centímetros de nuestros ojos, se consigue esa nitidez y enfoque…
La experiencia es asombrosamente real. El espacio percibido, a pesar de que llega a mi cerebro casi exclusivamente a través de los ojos (algo interviene el sonido y algo más las respuestas háptica), te hace estar ahí aunque ese ahí no tenga materialidad. Produce verdaderas reacciones fisiológicas.
Y paso de venderos la moto a la especulación. ¿Qué no abre esta tecnología? Hay ya muchísimo especulado con el metaverso y casi todo me parece desnortado… El metaverso que ahora existe es una versión renovada de aquello que fue second life y que no dejó de ser un fiasco. Cierto es que la immersividad ahora es alucinante, pero sigo pensando que no hemos abierto la caja de Pandora. Está todo por descubrir/construir/proyectar…
Veo potencia en que las leyes de la física que constriñen/definen a la arquitectura se rompen en esta nueva dimensión de la realidad (porque no olvidemos que también es realidad), pero todavía hay ciertas barreras que franquear (como que desarrollar contenidos es bastante difícil).
Experiencias espaciales para clientes, estudio de clásicos de la arquitectura ya desaparecidos, entornos de información multidimensional, comunicación postverbal (ved Her)… el espacio para la arquitectura es muy, muy grande.
¿Qué nos hace falta para saltar a conquistarlo?