El docente, la arquitectura y otras cosas que ejercer

Si bien la relación de la arquitectura con otras disciplinas ha sido históricamente una buena excusa para innovar y situar a sus arquitectos en una posición diferenciada, hoy en día y debido al nuevo contexto económico casi se ha convertido en una necesidad. La #expoEXPORT de Edgar González da muestra de ello hasta el punto de que uno empieza a sospechar que esta situación “ya no es nueva” sino parte de nuestra “normalidad” profesional.

Sin embargo, esta otra “normalidad” se ha convertido en fuente continua de controversias. Tenemos el caso reciente de ARQUIA PRÓXIMA 2014 cuya selección resume bien este nuevo panorama. Pero esta situación trasciende lo profesional, claro. Para aquellos que nos dedicamos a la docencia existe la duda existencial de en qué arquitectura tenemos que educar a los nuevos. ¿Y qué es la Arquitectura? ¡Ya empezamos otra vez! Tal vez la mejor respuesta sea la de nuestro querido Enrique Nieto quien, tomando la definición de ciencia de Bruno Latour en La Esperanza de Pandora, propone que  “la Arquitectura no es un concepto inmutable sino algo que se define continuamente a través de las prácticas de los arquitectos en un momento determinado.” Así, la Arquitectura es lo que los arquitectos están haciendo ahora. Y lo que ya parece indiscutible es que las prácticas de la arquitectura se están ampliando y diversificando (no sustituyendo). Es decir, es difícil enunciar con claridad qué es la Arquitectura ya que es un concepto que se construye continuamente. En este sentido creemos que existe un gran riesgo en importar –a modo de simulacros- esos nuevos modos de hacer directamente a las escuelas de arquitectura. Tal vez por nuestra incapacidad de reproducirlos (por la razón que sea) o, tal vez, porque cuando los hayamos comprendido, racionalizado y presentado ya estén obsoletos o hayan sido sustituidos por otros.

En una conversación entre Federico Soriano y Agustín Fernández Mallo para la revista Arquitectura nº370, ambos celebran estos desplazamientos de la arquitectura hacia otras disciplinas. Fernández Mallo lo define como “el extrarradio” de la arquitectura apuntando, no obstante, que “ésta es una condición necesaria aunque no suficiente.” Soriano, por su parte, aclara que “lo importante no es la visión que te saca de la disciplina, lo importante es cómo lo traes de vuelta a tu campo.”

Todo esto nos hace, desde la docencia, plantearnos una diferenciación clara y que puede arrojar algo de luz al asunto: la Arquitectura vs lo arquitectónico. La arquitectura en su relación con otras disciplinas es una idea difícil de acotar, cambiante, indeterminada, volátil… Sin embargo, existe algo común a todas sus distintas prácticas: lo arquitectónico; aquello que, mucho más allá de la re ædificatoria, convierte nuestro trabajo en específico y que, en su relación con otras disciplinas, produce arquitectura. Nuestra educación holística (técnica, humanística…) es uno de los grandes valores de nuestra especificidad. Izaskun Chinchilla, en una visita reciente a la Universidad de Alicante, defendía la formación politécnica –para sorpresa de algunos- como gran ventaja competitiva del arquitecto educado en España. Sea esto más o menos cierto, o no, en esas estamos.

Por eso desde la docencia nos sentimos más cómodos desplazando la responsabilidad de enunciar la Arquitectura (con Mayúscula) hacia el compromiso por entender qué es lo arquitectónico, aquello que permitirá a nuestros alumnos convertir en Arquitectura cualquier parcela de la realidad en la que finalmente decidan habitar.

Conclusión, esta es nuestra propuesta: nosotros intentaremos transmitir lo arquitectónico pero dejemos que ellos definan lo que es Arquitectura.