Arquitecturas viscerales, ética para sentir el espacio

 

Jugar con los sentidos es una puerta que nos abre la “neuroarquitectura” y tenemos trabajos actuales que demuestran que estos juegos ya están en práctica. El estudio del sistema nervioso es centro neurálgico de las propuestas que hoy os comparto. Arquitectos que han estudiado cómo se produce el flujo de información entre el entorno que nos rodea y nuestro cuerpo.

 

Por un lado, tenemos el sensible trabajo de Sean Ahlquist. Arquitecto americano y padre de Ara, una pequeña con espectro autista. Sean vio cómo su hija, desde muy pequeña, no interactuaba con su entorno como los demás niños. Ella necesitaba de unos parámetros espaciales diferentes que la llevaran a querer tocar su entorno. Sean ha tenido que estudiar en profundidad cómo es la imagen que su hija genera del mundo para poder diseñar unas atmósferas que dialoguen con su sistema nervioso. Recomiendo que echéis un vistazo a su proyecto Social Sensory Architectures, en el que ha desarrollado unas estructuras tubulares curvilíneas entre las que hay material textil que responde a la presión que hagamos. A eso se le suman unas proyecciones interactivas que ayudan a que los usuarios de la atmósfera sean protagonistas de la acción (y no meros observadores, como en el resto de entornos).

 

“Ara playing with the sensoryPLAYSCAPE | stretchSWARM prototype which combines textile-hybrid technology with an interface for interacting with swarms of fish”
Fuente: http://www.materialarchitectures.com/social-sensory/

 

 

Estos prototipos abren camino a una nueva manera de plantearse la arquitectura. No desde el capricho estético, ni desde los condicionantes del contexto, sino desde las necesidades del sistema nervioso del usuario.

Por otro lado, tenemos propuestas como las de Isabella Pasqualini. Arquitecta que está utilizando la realidad virtual como parte de sus proyectos, para provocar respuestas viscerales que van más allá. Isabella diseñó la experiencia Raum in Raum para poner de manifiesto cómo podemos engañar a nuestros sentidos a través de la percepción.

 

Imagen de la web de Isabella Pasqualini, arriba a la derecha, Raum in Raum.
Fuente: http://isapasqualini.com/About/

 

Raum in Raum sucedía en una gran nave industrial. En el centro, una pequeña plataforma sobre la que había una silla. Justo detrás, una grúa. Enganchada a la grúa y apuntando hacia la plataforma había una cámara conectada con unas gafas de realidad virtual. La experiencia consistía en que tú, usuario, te subías a la silla, y te colocabas las gafas. Primer shock, ver tu espalda, verte a ti mismo como si estuvieras detrás. Una especie de dolor de estómago seguido de un ligero de mareo inunda tu cuerpo. Se denomina out of body experience. Aquellos que consiguiéramos estar más de unos segundos viéndonos desde fuera, experimentaríamos cómo la grúa comienza a subir… Nuestra corteza visual empezaría a recibir información proveniente de nuestros ojos sobre nuestro ascenso. Nuestros lóbulos temporales, obedeciendo a la imagen que reciben nuestros ojos, comenzarían a enviar señales de cómo nuestro cuerpo vuela sobre sí mismo. Pero esta sensación no puede durar mucho más. Las incoherencias llaman la atención de nuestro cerebro durante periodos cortos de tiempo, si se alargan en exceso las respuestas viscerales se harán tangibles. En este experimento hubo mareos, vértigos…

 

Ahlquist y Pasqualini son dos extremos de la aplicación de las neurociencias en la realización de prototipos, aunque a día de hoy no tengamos herramientas que nos permitan parametrizar estas respuestas viscerales ¿Qué implicaciones podría tener que los arquitectos pudiéramos programar las reacciones viscerales de los usuarios? La tecnología avanza y las sinergias entre arquitectura y neurociencia se me antojan inevitables. ¿Estamos listos para abordar temas arqui-éticos sobre el uso consciente de las emociones en la arquitectura?

Por:
Ana Mombiedro, Toledo 1987. Arquitecta y docente formada en Neurociencia y Percepción. Ana, aboga por un mundo construido que gire en torno a las sensaciones y emociones de sus habitantes. En su trabajo ofrece respuestas a preguntas relacionadas con el confort sensorial, y explica cómo nos influye el entorno en las diferentes etapas de nuestra vida. Compagina la investigación en Neuroarquitectura con la docencia y la co-dirección de Qualia-estudio, un despacho de arquitectura deslocalizado que utiliza la evidencia científica como mecanismo de proyecto.

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