Arquitectura, sin plan.
Chiste de Forges, quien siempre supo retratar nuestras miserias… (Con nuestra profunda admiración, D.E.P.).
Tomado de: https://psicoterapia3.wordpress.com/tag/chistes-de-borges/
(Lamentamos no conocer el original de su publicación).
Composición de atmósferas…
Arquitectura de las Américas…
Inglés de oficina…
Habilidades comunicativas…
Curvas y superficies…
Grandes libros…
Imagen de síntesis y animación…
Sí, son nombres de asignaturas tomadas literalmente de los planes de estudios actuales vigente en las Escuelas de Arquitectura de España, aunque cueste creerlo. Lo malo no es ese “nombre” que las identifica en el currículum, ni tampoco sus contenidos. Lo malo es que estas nuevas materias están desplazando a las materias básicas de la formación del arquitecto, y que además se están utilizando el nombre de las antiguas como máscara para ocultar contenidos muy periféricos que no responden más que a intereses particulares de ciertos profesores que se alejan de ese núcleo duro de la Arquitectura.1
Si a esto añadimos que la dedicación docente de los nuevos planes están limitados a 300 créditos ECTS (aproximadamente la mitad de los que se cursaban antes de Bolonia), la conclusión es obvia: hay graves carencias entre los arquitectos titulados con el grado+máster a la boloñesa.
El asedio al que han sido sometidas asignaturas como el Latín, el Arte o la Filosofía en el Bachillerato actual tienen su eco igualmente entre nuestros planes de estudios de Arquitectura. La “jibarización” de los contenidos a la que Bolonia los somete se está decantando por minimizar o desnaturalizar asignaturas consideradas como clásicas en la cultura básica humanista de cualquier arquitecto. La horas de (supuestas) prácticas en esas materias esencialmente teóricas obligan a simplificar las sesiones de clase a meros resúmenes muy escuetos, sin espacio para la mínima capacidad crítica en el aula con la excusa/obligación administrativa de “falta de tiempo” 2.
Está claro que en el actual sistema educativo no se quiere valorar el espacio para el pensamiento, como recientemente manifestaba el filósofo Emilio Lledó: “La filosofía se cuestiona en los planes de estudio porque no quieren que pensemos” 3.
La formación actual universitaria se enfoca a adquirir “competencias“ que por acumulación (supuestamente) deviene en divina “excelencia” como por arte de magia. Por ese motivo apenas existen asignaturas optativas de materias humanistas o teóricas, y todo pasa por ser “talleres experimentales” y “proyectos específicos” de tal o cual aspecto, dándose el caso de ser competente en dibujo paramétrico sin ser capaz de dibujar a mano alzada la figura humana con unas mínimas proporciones.
Ya sabemos que las prácticas profesionales ofertadas desde las universidades no demandan esos conocimientos teóricos, y sí muchas habilidades prácticas en ese software que exige el mercado a los estudios de arquitectura pero que por edad ya han dejado en fuera de juego a muchos de sus profesionales.
Pero no nos olvidemos de que el arquitecto es mucho más que una mano de obra especializada, mucho más que un técnico en edificación: es — o mejor dicho, debería ser — un ser humano con cultura y capacidad creativa en el universo de las ideas. O, de lo contrario, los nuevos titulados serán poco más que aquellos que hace décadas eran los “delineantes-proyectistas” (no arquitectos) en las oficinas más prolíficas, esas a las que debemos esa terrible herencia inculta que muestran muchos edificios y barrios del llamado “desarrollismo” español de hace medio siglo.
Creo que ya es hora de que, pasados ya unos años de rodaje de los planes boloñeses, hagamos autocrítica profesores y directores de las Escuelas de Arquitectura, y nos preocupemos mucho más por nuestros estudiantes y mucho menos de esos ¿urgentes? aspectos burocráticos cotidianos.