El bienestar en el lugar de trabajo a través del diseño biofílico
Las Naciones Unidas pronostican que, en el año 2030, el 60% de la población mundial vivirá en entornos urbanos. Por lo tanto, es imperativo que consideremos cómo se puede mantener la conexión entre las personas que residen en las ciudades y la naturaleza. Múltiples autores relevantes han declarado que la respuesta a este desafío es el diseño biofílico.
La biofilia se define como la necesidad inherente de los seres humanos de estar en contacto con la naturaleza. Aplicado a la arquitectura, el primer desafío es aumentar el contacto con la naturaleza en espacios a través de un diseño óptimo. Sin embargo, como afirmó Willcocks, lo que no se puede medir, no se puede mejorar, y por consiguiente el segundo desafío que surge es cómo objetivar y cuantificar rigurosamente las características que mejoran la productividad y el bienestar en espacios de diseño biofílico, siendo éste el tema central de mi investigación.
El biólogo y entomólogo estadounidense Edward Wilson, fue el primero en formular la hipótesis de que el contacto con la naturaleza es esencial para el desarrollo psicológico de las personas. Su teoría dice que durante millones de años nuestra especie se relacionó con su entorno salvaje, creó una especie de dependencia, una necesidad emocional abrumadora de estar en contacto con otros seres vivos. Esta necesidad inherente se llamaba Biofilia.
Numerosos estudios respaldados por la comunidad científica afirman que el diseño biofílico en el lugar de trabajo mejora la productividad y el bienestar de las personas. El informe publicado por World Wildlife Foundation en 2014 sobre el espacio humano en Europa, Medio Oriente y África, examinó específicamente el impacto del diseño biofílico en esa área geográfica y sirvió de base para un proyecto de investigación global. Recopilando datos de 16 países de todo el mundo, esta investigación cuantifica los beneficios del diseño biofílico en espacios de trabajo. En el entorno urbano actual, las personas están cada vez más aisladas de la experiencia beneficiosa de los sistemas y procesos naturales. Al imitar estos entornos naturales en los lugares de trabajo, se crean experiencias emocionales positivas.
Kellert señala un interesante desafío: el diseño biofílico tiene que abordar las deficiencias de la arquitectura contemporánea en edificios, paisajes e interiores, iniciando un nuevo marco para la experiencia beneficiosa de la naturaleza en el entorno urbano.
La investigación llevada a cabo sobre diseño biofílico entre usuarios de espacios de trabajo para descubrir qué elementos son más valorados en su entorno de trabajo, muestra que la luz natural es el elemento más buscado en el lugar de trabajo. Del mismo modo, las plantas de interior y los colores vivos se clasifican entre los cinco primeros.
En el trabajo, cuando enfocamos nuestra atención en una tarea exigente, los factores en nuestro entorno que nos interrumpen pueden llevar a la fatiga mental. Sin embargo, los lugares de trabajo que incorporan la naturaleza proporcionan ajustes más tranquilos que facilitan la atención y pueden restaurar nuestra capacidad mental. Esto se conoce como la Teoría de la Restauración de la Atención, que postula que ver y experimentar la naturaleza implica una parte diferente del cerebro que se utiliza en el enfoque de atención alta.
Dentro de este tema de investigación, destaca la reciente aparición de certificaciones, como WELL, que garantizan que un lugar de trabajo responde a los criterios de la biofilia y, por lo tanto, contribuye al rendimiento, el bienestar y la salud de las personas. Y es que, si el coste en empleados representa el 90% de los gastos en los primeros 30 años de una empresa, ¿no es hora de empezar a invertir en las personas?