UP-Cycling: cómo RE-utilizar en la arquitectura
Aunque hoy en día a muchos se les haya olvidado, RE-utilizar es algo que nos viene de serie. Todos hemos reutilizado cajas de zapatos, latas o botes para un propósito diferente al inicial: desde “crear” nuevos juguetes u objetos decorativos a almacenar canicas o tesoros infantiles. Y si todos lo hemos hecho a pequeña escala, ¿por qué nos cuesta tanto hacerlo a una escala urbana?
Según los Análisis de Ciclo de Vida, los materiales de construcción tienen un elevado impacto en el ciclo de vida de los edificios y suponen un alto porcentaje de la energía consumida durante su vida útil. Además, solo en Europa, los residuos de construcción suponen un 34% del total de residuos producidos en un año. Por lo tanto, parece lógico que si reutilizamos materiales, podamos contribuir a reducir el impacto y con él los residuos.
Procedencia de los residuos en Europa en 2014.
http://www.europarl.europa.eu/thinktank/infographics/circulareconomy/public/index.html
¿Cómo hacerlo? Mediante Up-Cycling. Se trata de un proceso en el cual los materiales o productos inútiles se transforman en otros nuevos con una utilidad distinta y de mayor valor que la inicial, lo que conlleva una reducción de consumo de energía y recursos. Siguiendo este principio, podemos reutilizar objetos de gran tamaño y transformarlos en habitables, como por ejemplo contenedores de barco o vagones de tren. Este es el caso de Urban Rigger, la residencia de estudiantes en Copenhague diseñada por BIG o Upcycled House, una vivienda de Lendager Group, que muestra claramente la aplicación del Up-Cycling a la arquitectura.
Otra opción es diseñar con residuos, como en Waste House, el proyecto de BBM y la Universidad de Brighton en el que se construye una vivienda a base de trozos de moquetas, pantalones vaqueros, CDs, cintas de vídeo y neumáticos de bicicleta, entre otros.
Pero no dejan de ser ejemplos puntuales, y a menudo para edificaciones temporales. Todavía nos cuesta creer en ciudades en las que RE-utilización y Up-Cycling tengan tanto que ver. ¿Realmente nos imaginamos rascacielos formados por contenedores? ¿O viviendas con cepillos de dientes como aislamiento?
Aún no. Además, en el caso de los contenedores, la proliferación de diseños ha hecho que se hayan convertido en objetos caros y difíciles de encontrar, fomentando más un negocio que una solución al problema. Y si consideramos que estos materiales y objetos están aún pensados para ser “finitos”, tras utilizarlos dos o tres veces volverán a ser residuos constructivos y simplemente habremos pospuesto el problema.
¿Cómo solucionarlo? Actualmente se busca innovar con los materiales para hacerlos más sostenibles, de manera que su reutilización también lo sea. Google ya está ahí, como no, con Pórtico, una base de materiales de construcción saludables que pretende crear una arquitectura más sostenible y sin componentes perjudiciales para los usuarios.
Pero tal vez la cuestión no sea solo obsesionarse con crear nuevos materiales para evitar residuos futuros, sino también “sostenibilizar” los que ya existen, y buscar la manera de reducir el problema actual.
Busquemos la solución a nuestros problemas en la Montaña Basura, como los Fraggle Rock: “No hay desperdicios, solo cosas en lugares equivocados.”
Imagen Portada: Brighton Waste House – BBM Sustainable Design LTD http://bbm-architects.co.uk/portfolio/waste-house/