La búsqueda de los orígenes
¿Por qué los arquitectos necesitan intelectualizar su obra? ¿Es esta intelectualización y la búsqueda de un origen y justificación a la modernidad la que lleva a que proliferen los libros de arquitectura o de arquitecto en el siglo pasado?
En esta intelectualización jugarán un papel fundamental los historiadores del arte que desde principios del siglo veinte abrazan la historia de la arquitectura con pasión. Su influencia llevará a que los arquitectos adopten tareas que hasta el momento no formaban parte de la praxis como la historia, la teoría y la crítica. Uno de los temas recurrentes en los libros será la búsqueda de un origen a la modernidad. Todos ellos necesitaban una justificación para los cambios tan radicales que querían imponer al espacio edificado.
De los historiadores que hicieron los primeros relatos de la arquitectura moderna en los años treinta y cuarenta serán Sigfried Giedion y Nikolaus Pevsner los que, desde una posición comprometida, establezcan las bases del movimiento. Instauran una serie de antecedentes y causas que justifiquen los cambios introducidos en la concepción y la estética de la arquitectura. De este modo si las causas u orígenes son justificados, se considera certera su implantación, se validan las propuestas y sus principios adquieren nociones de «verdad». Construyen un relato coherente en el que los cambios producidos se transforman directamente en principios que organizan un nuevo movimiento.
La transformación absoluta se produce cuando la tarea de escribir la historia de la arquitectura pasa de los historiadores a los propios arquitectos. Leonardo Benevolo y Bruno Zevi narrarán la historia de la modernidad en una postura de clara adhesión a esta y desde un punto de vista absolutamente práctico, propio de los arquitectos.
Benevolo instaura el término «movimiento moderno» en su Historia de la Arquitectura Moderna, el libro, que más que una historia, es un macroproyecto arquitectónico. Nombra al movimiento, lo contextualiza dentro de un ámbito geográfico y enmarcado en la historia cultural y social de este, establece los métodos de análisis y su desarrollo, le proporciona una imagen y un futuro, una acción 1. Su propuesta es tan potente a nivel intelectual y para el trabajo de los arquitectos que se ha convertido en el libro clave para seguir los postulados modernos. Su origen es tan inclusivo y tan justificado (incluye los orígenes de tantos otros) que es difícil escapar de su potencia y su recuerdo.
Sin embargo volverá a ser la teoría italiana y los arquitectos los que se posicionen para dar un salto al vacío intelectual a la modernidad que la va a llevar a cotas realmente interesantes. La figura que cambiará la manera de elaborar historia y crítica será la de Manfredo Tafuri cuyo trabajo está lleno de fluctuaciones, contradicciones, recorridos laberínticos y paradojas.
Critica a la postura del resto de historiadores y de arquitectos 2 de mirar al pasado para justificar la práctica del presente. Consideraba el movimiento moderno como un fenómeno «antihistórico» y de ahí la dificultad de escribir su historia. Pero al proponer su «deshistorización» establece un origen (la «deshistorización» constante desde el siglo XV, de Brunelleschi y Alberti hasta nuestros días) y un principio, aunque este se considere un no-principio para la arquitectura, ya que Tafuri considera que la modernidad había sucedido tan solo en el ámbito del pensamiento y no en la propia arquitectura. Recoge la crítica que se realizaba en otras disciplinas al pensamiento moderno y la traslada a la arquitectura aunque reconoce que en su empeño de sistematización liquidaban las poéticas de crisis que se consideran inoperantes 3.