…Conversos. Cimas y valles en el negocio y la docencia de los arquitectos españoles.
En un texto de los arquitectos del número 89 de la calle Sol, éstos defendían la resistencia de la profesión en células pequeñas y combativas, el trabajo artesanal, lento, inquisidor y experimental frente al que producen las grandes corporaciones (no las españolas, que apenas existen ni -ya hemos dicho- se llamarían a sí mismas nunca así) internacionales que facturan millones de dólares y libras (son americanas e inglesas, europeas también pocas, la verdad) construyendo en Oriente Medio, Asia y, en menor medida aún, África. María y Juanjo probablemente no estén equivocados, pero alguien podría pensar que la única respuesta posible a las preguntas formuladas en párrafos anteriores reside en la combinación de la historia y la tecnología, como siempre ha sido en arquitectura desde que Banham y otros liquidaron el movimiento moderno y pasaron a otros asuntos, una suerte de jeroglífico contemporáneo parecido al de la imagen, que tiene una sola lectura: los españoles no hablamos bien inglés.
Eso nos aleja de reuniones importantes y puestos directivos que impliquen liderazgo o representación. Así de sencillo. Recuerdo una ocasión en la ETSA Valencia en la que hablábamos con los estudiantes sobre la importancia de este asunto y uno nos corrigió diciendo que él no aspiraba a ser senior architect ni nada parecido en ninguna firma internacional sino que su único deseo era por aquel entonces poder hacer una plaza en su pueblo en colaboración con un carpintero local, por ejemplo.
Esa falta de ambición, para unos, o llana cercanía a la profesión, para otros, no es nueva, y de hecho muchos arquitectos llevan practicándola desde hace mucho tiempo, sin renunciar a los espacios intermedios ni a operar en los extremos, tal como fue el caso de Antonio Vázquez de Castro, que lo mismo fue un pionero de la arquitectura española en un país como Arabia Saudí en los años 80, sentando un precedente de colaboración que llega hasta nuestros días, que colaboró con el escultor Ángel Ferrant como carpintero en el diseño de unos muebles de madera para una plaza infantil en Caño Roto.
La necesidad del inglés para progresar en el mundo profesional a un nivel alto también se da en el mundo académico, un lugar aparentemente más amable que premia el conocimiento y, a pesar de la competitividad y la exigencia, facilita el intercambio y la transmisión del talento o la excelencia con menos exigencias idiomáticas que el mundo empresarial.
En todo caso, esa no es la razón que explica el éxito que, frente al mundo empresarial, sí tiene la arquitectura española que sí ha sido capaz de demostrar que puede ejercer un liderazgo intelectual en el ámbito académico a través de individualidades y genios que, por ejemplo, en Harvard, se remontan a Josep Lluis Sert y alcanzan a Rafael Moneo o, muy recientemente, Iñaki Ábalos, todos ellos como directores del departamento de arquitectura.
En su reciente discurso de despedida, Ábalos habla de los monasterios como estructura formal y organización que siempre le ha interesado y que cree germen (junto a otras muchas cosas por supuesto) de la arquitectura moderna y de hecho conecta en su presentación con investigaciones propias como aquellas que publicó el MIT durante su etapa junto a Juan Herreros sobre edificios de uso múltiple o mixto en el volumen “Towers and City” en el que se analizaba la tipología de rascacielos desde sus comienzos hasta hace pocos años.
Y así acaba Iñaki Ábalos su etapa como decano de la escuela de arquitectura de Harvard, agradeciéndole a la institución su apertura y generosidad y su fidelidad a sus principios de “dedicación al conocimiento y respeto a la individualidad y la diversidad de todos y cada uno de nosotros, profesores y estudiantes, monjes y conversos”, despejando así la duda de si sólo se puede escoger entre lo uno y lo otro o quizá plantearnos la posibilidad de vivir la arquitectura como monjes si es lo que queremos, sin renunciar a ser conversos, haciendo convivir estas aparentes contradicciones entre negocio y artesanía, historia y tradición, muerte y vida.