CONTRA LA CIUDAD ANTISOCIAL: ¿SABEMOS QUÉ TIPO DE URBANISMO QUEREMOS?
Desde Paisaje Transversal
“¿Te imaginas poder vivir siempre a 10 minutos andando del trabajo? ¿Y a otros 10 minutos de un polideportivo con piscina pública? ¿Que en ese intervalo de tiempo puedas ir a comprar el pan donde María, la fruta donde Paco, la carne donde Isabel y la verdura donde Mario? ¿Que por las calles se puede pasear tranquilamente sin temor a que te atropellen? ¿Incluso que puedas sentarte en un banco bajo la sombra de un árbol a leer un libro sin tener que soportar el ruido y los humos que generan los coches? Y que al otro lado de la acera donde está el nuevo centro cultural del barrio… ¡haya un parque con juegos infantiles donde puedas llevar a tus hijos o tus nietas, tus sobrinos o tus hermanas!
Sin embargo, abres los ojos y lo que ves desde la ventana de tu casa es algo muy distinto. Las ciudades en las que vivimos se han convertido en espacios hostiles para sus habitantes. No obstante, hoy en día nos encontramos ante la oportunidad de replantear la manera en la que seguir construyendo nuestras ciudades.
Han pasado casi diez años desde el estallido de la burbuja inmobiliaria y parece que todavía no hemos sido capaces de empezar a definir la ciudad ni el urbanismo que queremos. Hemos heredado una ciudad antisocial incapaz de solventar las profundas desigualdades históricas entre el centro y la periferia. Y todo ello porque la «favorable» coyuntura económica de la pasada «década prodigiosa» (de la Ley del Suelo de 1998 al pinchazo del 2008) estuvo ligada en nuestro territorio a la especulación inmobiliaria y al crecimiento urbano ilimitado; en vez de a resolver los acuciantes problemas que han persistido en nuestras ciudades desde mediados del siglo pasado.
Lamentablemente todavía no hemos sido capaces de impulsar una estrategia que nos permita transformar de raíz (radicalmente) el proyecto de ciudad gestado en las últimas décadas hacia un escenario realmente sostenible ambiental, social y económicamente.
Sobre el escenario de crisis y sus consecuencias se ha escrito mucho y variado, pero a través de este artículo queremos dirigir la mirada hacia aquello que como urbanistas debemos replantearnos y que será clave para determinar cómo queremos vivir: el modelo de ciudad (…)”
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