Los primeros de la fila

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Ecológico, sostenible, head architect, participativo, social media, de género, interdisciplinar, colectivo, project manager, BIM manager, manager manager… ¿Cuántos términos más acabarán en el cementerio de “palabros” gastados? Cambian los discursos pero no los monologuistas, no deja de ser curioso que siempre veamos las mismas caras en la primera fila de todas las batallas.

Hace ya bastante tiempo que las redes sociales son una herramienta cotidiana para muchos profesionales y, como tal, no son pocos los que han hecho de ellas su particular altavoz desde donde bombardear día tras día con un discurso adaptable a cualquier situación; lo suficientemente obtuso para no herir sensibilidades y continuar bailando al son que más convenga. No hay que molestar a nadie. ¿Quién sabe a quién te puedes encontrar de jurado o de curator por ahí? Mejor no herir sensibilidades que aunque somos muchos, tampoco tantos…

Recientemente ha habido dos noticias que han sacudido el mundo de la arquitectura. Por una parte el fallecimiento de Zaha Hadid “destapó” la existencia de una auténtica legión de seguidores silenciosos de la arquitecta anglo-iraquí, quienes afirmaban la importancia de su figura durante su formación y posteriormente la influencia en sus obras; algo, realmente, sorprendente viendo tanta ortogonalidad en nuestras calles.

Por otro lado, la obtención del Premio Pritzker -siempre rodeado de polémica- por parte de Alejandro Aravena también hizo correr ríos de tinta en las redes, haciendo visible una vez más esa gran tendencia existente entre los arquitectos a alabar ciegamente a aquellos que parecen estar en una posición de poder.

“La cosa tiene su gracia / ya tenemos ídolos / fabricamos nuestros dioses / preparamos las poses / siempre atentos a la foto” 

Evaristo Páramos, en “Muy Punk”

Además, el auge de los llamados “influencers” (más conocidos en nuestra querida, y al parecer infravalorada, lengua como “generadores de opinión”) está favoreciendo la desaparición de los criterios personales en aras de la creación de un sistema de depósito de confianza en figuras concretas. Esta perversión de lo que bien podría haber sido una democratización del acceso al conocimiento transversal y contrastado, no hace más que reafirmar uno de los más graves y escandalosos defectos de nuestro colectivo: la obsesión por aparentar lo que no se es. Es por eso que surge esta aspiración desenfrenada, con su posterior dosis de frustración, por conseguir ser un arquitecto de moda, o a la moda, según se mire; algo que no deja de ser curioso sabiendo lo mal que le sienta el tiempo a los arquitectos, o peor aún, a su arquitectura.

Por último dos preguntas: ¿Acaso los arquitectos estamos cada vez más alejados de los procesos críticos? ¿Se está silenciando todo criterio ajeno a la moda con la amenaza velada del ostracismo?

Imagen de portada Hansel (Owen Wilson) en “Zoolander”, de Ben Stiller, 2001

Por:
(Murcia, 1986) Arquitecto y Arquitecto Técnico por la UCAM. Dirige el blog Pedacicos Arquitectónicos junto a Antonio Navarro y Juan Francisco Martínez además de MetaSpace Blog junto a Manuel Saga, desarrollando paralelamente su labor profesional en el campo de la construcción, el diseño y la docencia.

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