Por Alejandro Cristiá Batista , Fotografía: Revista Petra
“La historia de la humanidad ha sido caracterizada por el papel de la mujer a la sombra del hombre. Esto se ha dado en casi todas las disciplinas, incluyendo la Arquitectura y el diseño.
La arquitectura ha dado extraordinarias y valiosas profesionales que han vivido en el anonimato y todavía se encuentran en el salón de espera del reconocimiento. Pasando por figuras como Anna Keichline, arquitecta e inventora, quien ideó un método de construcción basado en su invento, el bloque K, precursor del moderno bloque de concreto; o casos de mujeres como Anne Tyng, ayudante y una de las amantes del afamado arquitecto Louis Khan, cuya obra no hubiera sido la misma sin la contribución de Anne y de sus habilidades geométricas. Indudablemente la frase “detrás de un gran hombre hay una gran mujer” está incompleta. Faltó agregar: “y ésta generalmente ha estado en la penumbra”.
Las arquitectas
Comenzamos con la arquitecta Sophia Hayden Bennett, mitad peruana, mitad estadounidense, primera mujer en graduarse como arquitecta del MIT (Massachusetts Institute of Technology), a finales del siglo XIX. El único proyecto que desarrolló fue el edificio de la mujer para la Exposición Universal de Chicago de 1892. Por ser el diseño ganador del primer lugar en el concurso para la elección de dicho edificio, Sophia recibió como premio $1000, casi 10 veces menos cantidad de la que los hombres solían recibir por esta clase de edificios. Debido a las presiones y limitaciones que recibió durante el proceso de construcción, sumida en frustración, no volvió a ejercer su carrera. El edificio de la mujer, al igual que los otros de la Exposición, fue demolido unos años después (…)”
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