El urbanismo empieza ahora
La historia del urbanismo está llena de propuestas utópicas que muestran la pretensión de quienes, desde la soledad de su mesa y el papel en blanco, pretendieron definir el escenario para alojar el futuro. De quienes con falta de perspectiva para la humildad o sueños visionarios, se impusieron el reto de preconcebir las urbes de las siguientes generaciones, simplificando hasta el absurdo la ciudad, el sistema artificial más complejo generado por la humanidad desde la inconsciencia del día a día de cada habitante y los puntuales actos de planificación.
El intento, tan pretencioso como inocente, de proponer desde la limitada visión de algunos pocos hombres, generó geometrías y alineaciones, utopías, ciudades erradas, intervenciones deshumanizadas y otras caricaturas urbanas. En el mejor de los casos, interesantes líneas de pensamiento sobre las que avanzar en el plano teórico, pero paupérrimas e insustanciales en su aplicación real.
Hoy, siguen existiendo quienes creen que pueden hacer las ciudades del futuro desde su firma individual, cuyos ensimismados e infantiles resultados aparecen en vídeos promocionales. Se presentan como creadores de la arquitectura del futuro, mientras intentan construir formalismos que mal imitan las visiones de escenografías de décadas atrás. Formas que intentan sorprender, eslóganes a la moda. Propuestas de escala edificatoria a las que se ha aplicado un factor de escala para pretender vender urbanismo (1). Preocupación por el continente, sin preocupación por el contenido. Una vez más, espectáculo que no debería salir de las pantallas.
La escala urbana sobrepasa la capacidad individual por definición. Condicionantes, necesidades y respuestas no son simplificables, sencillas ni inmediatas. Cada habitante, cada tiempo, son elementos singulares y cambiantes. No pueden abordarse desde un pensamiento propositivo lineal e irremediablemente simplista por individual.
Sin embargo, hoy existen nuevas herramientas que permiten ver, analizar y proponer de manera más real y diversa. Se puede afrontar la complejidad de la preexistencia –tan evitada antes- desde la transversalidad y trabajo en red.
Las redes y las comunicaciones han reducido la escala de las ciudades y la han parametrizado para favorecer un acercamiento intelectual de crítica e intervención. Se pueden ver las interacciones y las problemáticas a solucionar a diferentes escalas con un simple zoom, se leen y gestionan capas, se conocen los datos sobre consumos, flujos y movimientos, se listan necesidades, desde la conversación con los usuarios, a los flujos de personas y energía, desde la detección de un alcorque vacío a los tránsitos aéreos a nivel planetario.
Las herramientas actuales son comparables en complejidad y alcance a los sistemas urbanos y territoriales, además existen perfiles profesionales más especializados convencidos del trabajo interdisciplinar, acostumbrados a la transversalidad; y una ciudadanía más empoderada y sensible.
El Derecho a la Ciudad es realidad y es posible plantear Ciudad Escuela. Tenemos las herramientas, la perspectiva y la actitud, y más que nunca la necesidad apremia.
En urbanismo, está todo por hacer. Vamos a ello.
Calatrava: Sharq Crossing – (Formerly known as Doha Bay Crossing) – Final Design
Por Verónica Sánchez Carrera y Alejandro del Castillo.