Por qué necesitamos a los “STARCHITECTS”
Estimado lector. No tuerza el gesto. El título de este artículo no es un reclamo para que siga leyendo. De verdad pensamos que, los arquitectos estrella cumplen su función en este complicado mundo de la arquitectura. E intentaremos explicarlo sin recurrir al manido argumento de la envidia.
Vamos a ello:
Razón 1. Porque proponen.
Sus propuestas pueden interesar más o menos, pero lo cierto es que las hacen. O mejor dicho, pueden hacerlas. Ese status especial que les otorga su visibilidad mediática les permite plantear cosas que le están vetadas al común de los mortales; así que, de alguna forma, actúan de avanzadilla de la innovación en arquitectura. Es cierto que no todas estas propuestas son válidas, ni interesantes, ni viables. Pero lo que es incuestionable es que sin esa consideración “estelar” estas ideas nunca saldrían a la luz. Ni las buenas ni las malas.
Otro asunto es nuestra posición respecto a ellas. Es labor del resto de la comunidad filtrar lo interesante que haya en ellas, mejorarlas, corregirlas y aprovechar esa punta de lanza para conseguir que esta rueda no deje de girar. Nuestra respuesta habitual suele ser, sin embargo, la crítica destructiva y demoledora. O la mímesis aborregada, que no sabemos qué es peor.
Razón 2. Por puro pragmatismo.
En el fondo, estos personajes están haciendo algo que continuamente les recomendamos a los arquitectos de las nuevas generaciones: explorar una línea de negocio. Nos puede parecer más o menos lícita la explotación mediática de una disciplina a la que estamos convencidos de que se le debe un mayor respeto; pero, a fin de cuentas, el hecho de que alguien salga en un programa de variedades, vista de forma estrambótica, o se haga fotos con el político de turno, no tendría por qué influir en la calidad de su arquitectura. Y además, esto lleva inventado más años que el TBO. Uno de los más grandes arquitectos de la historia se vestía de fantoche a la mínima y no tuvo problema en arrimarse a un régimen colaboracionista (para luego dar marcha atrás), o en ir vendiendo sus productos a cualquier fabricante de coches que le pudiera financiar sus locuras.
Razón 3. Por el principio de acción-reacción.
La buena arquitectura no vende. La presencia de temas de arquitectura en prensa no especializada es escasa. La gran mayoría de las referencias a arquitectura en los medios de comunicación se refiere a estas figuras. Es difícil imaginarse una columna periódica de crítica de arquitectura hablando de algo que no tenga que ver con estos personajes. Por supuesto que sería deseable, pero seamos realistas. Y como se suele decir, “que hablen de mí, aunque sea bien”. Por resumirlo en una frase, es necesario que existan los “stars”, porque sin ellos no tendríamos el blog de n+1.
Estamos de acuerdo en que el fenómeno “starchitect” no es ideal. Realmente, no es ni siquiera saludable, si pensamos en aquellos que se han quedado solo con la parte del “show bussiness” explotando planteamientos publicitarios que tienen poco o nada detrás. Pero pensemos en que estos personajes están haciendo, aunque seguramente de modo involuntario, una labor propositiva y de difusión mediática de la que todos nos estamos beneficiando de una forma o de otra.