Pon un arquitecto español en tu vida
EXPORT. Palabra de lengua inglesa empleada habitualmente para describir la actividad de una empresa dedicada a la importación y exportación de bienes o servicios formando parte del binomio IMPORT/EXPORT.
Hace unos meses asistimos a la inauguración de la exposición EXPORT. Arquitectura española en el extranjero en el museo de la Fundación ICO en Madrid, comisariada por Edgar González, y de la cual formábamos parte. Ya han sido varios los artículos que han desgranado la misma por lo que aquí llegaríamos tarde. Así que, lo que vamos a tratar es de hacer pública una de las conversaciones que cervezas y amigos desataron después.
En dicha exposición, en el tránsito entre el mural de proyectos de la planta baja y las visualizaciones gráficas de la primera, una escueta secuencia de imágenes mostraba como una serie de arquitectos españoles, antes que los protagonistas de esta exposición, habían ejercido la profesión con éxito en el extranjero.
No es por chauvinismo, sino por experiencia, que nos unimos a reconocer la competencia de los profesionales españoles, la cual es comentada también por los autores de los distintos textos que aparecen en el catálogo de dicha exposición. Son múltiples y variados los comentarios positivos que arquitectos y profesores de otros países hacen del trabajo que estudiantes, empleados y colegas españoles desempeñan en el extranjero. No en vano es complicado encontrar hoy en día un estudio de arquitectura o universidad que no cuente con un españolito en plantilla y al que no lleguen decenas de solicitudes de trabajo procedentes de nuestro país. Sin quererlo estamos protagonizando una campaña que se podría titular: PON UN ARQUITECTO ESPAÑOL EN TU VIDA.
Pero aun reconociendo esto, estamos convencidos de que este proceso de exportación (EXPORT) no es consecuencia, al menos en exclusiva del éxito, sino por el contrario de la crisis (especialmente de nuestra profesión), y esto también hay que decirlo, al igual que hacen Ángel Borrego, Urtzi Grau y Cristina Goberna, Juan herreros o el propio Edgar González en dicho catálogo. No queremos ser cenizos y eliminar el mensaje positivo de la exposición, que compartimos decididamente, pero eso no implica obviar lo que a nuestros ojos parece también evidente. Hace no más de una década, un estudio de arquitectura español no era “nadie” si no tenía al menos un empleado alemán en plantilla (conservamos grandes amigos de ese momento). Ahora la situación se ha invertido hasta el punto en que todos tenemos un grupo de Whatsapp que parece la ONU, con amigos y compañeros en varias franjas horarias y mensajes a horas intempestivas.
Dicho lo cual no nos queda más que hacer dos cosas. La primera intentar como colectivo revertir la crisis para así pasar del EXPORT a secas al IMPORT/EXPORT, sin quedarnos sentados esperando a que otros nos solucionen el problema. Para ello, debemos definir de nuevo nuestra profesión, dando respuesta a lo que la sociedad nos demanda, mostrando porqué nuestras competencias y habilidades son necesarias, y, sobre todo, aplicarnos el cuento y ejercer en primera persona el respeto que hacia nuestro trabajo demandamos de la sociedad. La otra, empezar a montar la cena de navidad… a ver cuántos conseguimos juntarnos esta vez.
P.D. Carlos este año toca… ¡te esperamos!