

Un paso sobre el río, un refugio, un mirador, un poema tendido entre dos orillas: el Puente de Azuma de César Portela.
Dentro el ciclo Arquitectura Periférica, llevado a cabo por el Colegio Oficial de Arquitectos de Granada en 1995, César Portela (Pontevedra, 1937), pronunció esta conferencia en la que presentó las obras del Puente de Azuma en Japón, la Escuela de Bellas Artes en Ciudad Bolívar, el faro de Punta Nariga en Malpica (A Coruña), el Paseo Marítimo de la Herradura en Granada y el edificio de la estación de autobuses de Córdoba. Accede a su visualización en http://kcy.me/239xl.
Destaca entre las obras, por lo inusual y la poética de la presentación, el Puente de Azuma realizado en 1992 en Toyama, Japón. Un encargo en una cultura con unas características muy distintas al entorno cercano de César Portela, con un tratamiento del espacio y la arquitectura propios y de un elemento, un puente, que se aleja de los proyectos asociados a la figura del arquitecto.
‘Cuando al movernos por un territorio tropezamos con un accidente geográfico, o con un obstáculo cualquiera, tratamos de evitarlo. Los ríos, los vadeamos y, cuando no podemos, tendemos un puente. Un puente es «una fábrica de madera, piedra, ladrillo, hormigón o hierro que se construye sobre los ríos para poder pasarlos», pero también debe ser «un poema tendido entre dos orillas». La solución propuesta, además del paso, posibilita la estancia, constituye un refugio para protegerse de las inclemencias meteorológicas y un mirador para contemplar el entorno. Formalmente consta de tres cuerpos bien diferenciados.
Uno central alargado, la pasarela, más bajo, más ligero y más calado, con cubierta a dos aguas y abierto por los laterales. Este volumen está acotado y flanqueado por los otros dos cuerpos, de planta cuadrada y de mayor altura –cerrados perimetralmente con vidrio y cubiertos a cuatro aguas– que a modo de baluartes definen las cabeceras del puente. De noche, estos cuerpos iluminados semejan grandes lámparas que jalonan y balizan el río. A través de estos cuerpos se accede desde las orillas (lo firme, el mundo de la realidad) al río (lo fluido, el mundo de la fantasía). El arte japonés, en sus momentos más tensos, cuando alcanza las cimas más altas, nos revela esos instantes de equilibrio entre la realidad y la fantasía, entre lo estático y lo dinámico, entre la vida y la muerte. La dialéctica funcional, formal y constructiva que se establece entre estos tres cuerpos, y entre ellos, las orillas y el río, constituye la esencia del proyecto. La arquitectura japonesa, en sus ejemplos más lúcidos, nos muestra una perfecta simbiosis entre la fantasía formal y la economía de medios, y en esto coincide con las mejores arquitecturas occidentales de todos los tiempos.’ Texto original de la página del proyecto en la web de César Portela. Acceso al proyecto en http://kcy.me/1g995
La visualización de este audiovisual en #ArquiaFilmoteca es posible gracias a la colaboración y a la autorización del Colegio Oficial de Arquitectos de Granada.
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