Knoll, M. (1997). The Project Method: Its vocational Education Origin and International Development.
De este papel mediador habla Santiago de Molina en la entrevista Enseñar arquitectura: aprender,
transferir y acompañar.
Sennet, R. (2009). El artesano. Anagrama.
Proyectos ¿la asignatura más importante de la escuela de arquitectura?
Estudiar Arquitectura nos transforma. Mientras cursamos asignaturas en la Escuela modificamos y ampliamos nuestra forma de mirar el mundo, apreciamos la bondad de un buen diseño, desarrollamos una forma de crear que integra cultura, técnica y dimensión social bajo la sutil herramienta del dibujo. Apreciamos los contextos humanizados donde se desarrolla la vida y, cada vez más, su influencia sobre la diversidad que nos rodea.
Sin embargo, ahondar en esa transformación implica entender cómo se construye nuestro conocimiento mediante el Aprendizaje Basado en Proyectos. Pero, ¿conocemos la procedencia de esta metodología y su valor pedagógico?
Su origen se sitúa a finales del siglo XVI en las Academias de Arte de Roma y Paris. Los estudiantes que a ellas asistían querían dejar de ser considerados artesanos y alcanzar el estatus de artistas (Knoll, 1997) 1. Así, se pivotaba de los principios teóricos elementales hacia aplicaciones prácticas, es decir, de la instrucción a la construcción a través de un proceso que valoraba la creatividad y la innovación. No obstante, los autores que definitivamente asentaron las bases fueron Dewey y Kilpatrick en el ensayo The Project Method (1918). En él distinguían distintas fases: propósito del proyecto, investigación sostenida, planeamiento, ejecución parcial de la propuesta intercalando críticas y revisiones y presentación final con juicio de valor. Era fundamental que el tema fuera elegido por el alumno acorde a sus intereses, para garantizar la motivación, así como una presentación pública de la obra. El papel del docente, según Dewey, era esencialmente el de guía y vertebrador del proceso 2 , de forma que el estudiante no se sintiera sobrepasado durante su desarrollo.
Esta metodología activa se amplió con el tiempo a diferentes niveles educativos y materias por su alto valor pedagógico, ya que incorpora numerosas competencias más allá del contenido curricular: pensamiento y actitud crítica, capacidad de resolución de problemas, creatividad, colaboración, compresión cultural, capacidad de comunicación, uso eficaz de la tecnología y autonomía de aprendizaje.
Quizás por ello la asignatura de proyectos siempre se ha considerado el epicentro del aprendizaje de la profesión, ya que:
- Enseña el oficio a través de la experiencia práctica. Si recuperamos su origen, el arquitecto/a docente es un artesano que transmite su saber desde la consigna “hacer es pensar” (Sennet, 2009) 3. Ahora que la valoración del tiempo profesional se desacredita en las universidades, es crucial revindicar esta faceta, y entender que actualmente dicha experiencia es tan diversa como amplia es la actividad laboral de los arquitectos/as.
- Incorpora todas las demás materias y aprende a integrarlas en un todo coherente a través de un ejercicio valorado tanto en sus aspectos creativos como técnicos.
- Su método otorga las claves necesarias no sólo para abordar la construcción de edificios sino el desarrollo de cualquier iniciativa que requiera idearse desde cero a partir de una necesidad que denominamos programa.
De hecho, podemos afirmar que hemos adquirido la maestría necesaria para ejercer la profesión no necesariamente cuando asimilamos el contenido de las diferentes asignaturas, sino cuando nuestro juicio crítico se ha desarrollado lo suficiente para reconocer un buen proyecto y poseemos las competencias necesarias para crear uno.
En posteriores artículos se abordará cómo esa formación influye en la labor docente, contextualizando la docencia de los arquitectos/as no sólo en las Escuelas de Arquitectura, sino también en otros ámbitos como son institutos y escuelas de formación profesional o los espacios culturales donde se realizan talleres creativos para niños/as y adolescentes.
Proyectos es, posiblemente, la asignatura clave de nuestro aprendizaje como arquitectos/as. En ella se cumple la afirmación de Le Corbusier de que “vale la pena aprender lo que no se puede explicar”.
Knoll, M. (1997). The Project Method: Its vocational Education Origin and International Development.
De este papel mediador habla Santiago de Molina en la entrevista Enseñar arquitectura: aprender,
transferir y acompañar.
Sennet, R. (2009). El artesano. Anagrama.
Muy ciertas tus reflexiones. El curso que viene te invitaré a mi curso para conversar sobre la docencia de la arquitectura. Un abrazo
Muchas gracias Julián, tu experiencia docente es espectacular, así que me encantará escucharte yo a ti. Un abrazo.