Tradicional vs Circular: cómo elegir soluciones constructivas.
Seguramente cada vez estés más familiarizado con la circularidad y su aplicación a la arquitectura y la construcción. O quizá no, pero al menos te irá sonando un poco más. Si has asistido al recientemente celebrado Congreso Rebuild en Madrid, habrás comprobado que empieza a asomarse como uno de los temas claves del momento, por detrás de la digitalización, la industrialización y la descarbonización del sector de la construcción. Y si estás involucrado en algún proyecto público y buscas financiación a través de fondos Next Generation y las ayudas del plan PIREP, ya sabrás que es uno de los objetivos a cumplir para ser obtenerlas, junto con la demanda energética, y la reducción de residuos. Pero al contrario que estos dos últimos, se trata de un concepto más complicado de justificar. Quizá te estés preguntando cómo hacerlo. O quizá no sabes nada al respecto. Pues me dejaré de quizás y te diré que has llegado al post adecuado.
La circularidad en la construcción se “materializa” principalmente a través del Diseño para el Desmontaje y la Adaptabilidad (DfD/A), cuyos requisitos se definen en la ISO 20887:2020. En ella se establecen estrategias y principios de diseño que facilitan el desensamblaje y por lo tanto la reutilización de los productos y materiales, prologando su valor y ciclo de vida. A continuación, veremos algunos ejemplos agrupados por criterios que muestran como las soluciones constructivas tradicionales se pueden convertir en circulares.
Adaptabilidad:
Versatilidad, Convertibilidad, capacidad de expansión: Es importante prever la adaptabilidad de los espacios para que puedan adecuarse a las necesidades futuras de sus usuarios. Para ello, olvida los muros pantalla y las particiones de ladrillo y opta por estructuras de pórticos que permitan albergar espacios versátiles, con sistemas ligeros de separación, tales como mamparas metálicas y/o de madera con vidrio, o particiones de yeso laminado, que permitan el desmontaje posterior.
Principios de desensamblaje: en general, las soluciones constructivas circulares deber permitir:
Facilidad de acceso a componentes y servicios: mediante falsos techos desmontables, suelos técnicos, armarios registrables, etc. Destierra los techos continuos e investiga soluciones nuevas, cada vez hay más opciones para integrar acabados e instalaciones en un mismo elemento (por ejemplo, esta colaboración entre Finsa y Simon).
Independencia de las conexiones, reversibilidad: Olvida las estructuras metálicas soldadas. Unos buenos tornillos evitan problemas en obra y permiten recuperar los perfiles sin dañarlos en el desmontaje.
Ausencia de tratamientos y acabados innecesarios: Menos es más, ya lo decía Mies antes del cambio climático. Algunos revestimientos pueden limitar el reciclaje y la reutilización de las superficies en las que se colocan, o bien porque no se pueden separar sin daños o porque no se pueden procesar conjuntamente (algunas pinturas, por ejemplo). Evita todo aquello que no necesites y que no cumpla una función específica. Además, ahorrarás un dinerillo que podrás invertir en colocar materiales mejores para la salud y con contenido en reciclados.
Eficiencia, simplicidad, estandarización: La estandarización permite economizar y facilitar el montaje y la obra. Un módulo/conexión bien diseñada ahorra muchos quebraderos de cabeza y permite versatilidad. Modula siempre que sea posible.
Durabilidad, apoyo a modelos circulares: Utiliza materiales con contenido reciclado o que puedan ser reutilizados. Conseguirás mantener el valor de las materias primas y extender la vida útil de los productos y del edificio.
Algunas de estas soluciones son sencillas y no requieren costes extras de presupuesto, por lo que es interesante empezar a aplicarlas para poner nuestro granito de arena antes de que sea demasiado tarde.