C. Tangana feat. Mesura, la arquitectura de La culpa

El rapero madrileño lanzó en febrero su nuevo single La culpa en colaboración con Omar Montes, Daviles de Novelda y Canelita. Dirigido por Santos Bacana, el vídeo musical muestra a los intérpretes en un lugar llamado Santa Paz, que lejos de la realidad, representa un «centro de sanación integradora masculina». Dicho escenario, nos acerca a la Casa IV del estudio catalán Mesura, una primera obra que les procuraría una larga lista de premios.

Interior de Casa IV en La culpa. Little Spain/Youtube

A estas alturas no es de extrañar el vínculo del cantante con el diseño y la arquitectura, que demostró previamente en Demasiadas Mujeres, Los tontos, Tú me dejaste de querer y Comerte entera, revelando respectivamente la Iglesia de Santa Ana en Mortalaz de Miguel Fisac, Torres Blancas de Francisco Javier Sáenz de Oiza, Edificio España de Julian Otamendi y Casa Carvajal de Javier Carvajal. Incluso en sus letras, destaca a personalidades como Le Corbusier, haciendo una mención errónea a la ‘kelly corbusier’ en alusión a una vivienda cuya autoría pertenece a Eileen Gray ¹.

El icono de la generación millennial es el artista del momento y no solo por su música, sino por una inverosímil estrategia de marketing en la que destaca la generación de polémica, pero también la seducción de aquellos interesados por otras artes. Así, los arquitectos quedamos a la espera:

¿Cuál será la joya arquitectónica que aparecerá en su próximo single?

Por ahora, nos centraremos en este último éxito que acumula ya más de 6 millones de visitas en Youtube. La culpa, que se grabó bajo la atenta mirada de sus propietarios y uno de los fundadores de Mesura, Benjamin Iborra, muestra la ampliación de una casa tradicional de los años 80 en la ciudad de Elche, que se realizó con la intención de aumentar el espacio comunitario interior y exterior para dar cabida a reuniones familiares cada vez más numerosas. La extensión de la casa, aunque en armonía con su contexto, difiere en cuanto a su diseño, mediante la reinterpretación de la tradición constructiva de la casa de campo.

Para el estudio, que expuso el proyecto en la quinta mesa del ciclo Converses d’Arquitectura ², la memoria del lugar es fundamental y específica de cada proyecto. En el caso de Alicante, lo más destacado es el clima, en una parcela-palmeral sin jerarquía que parece un oasis en mitad del secano, el proyecto se convierte en un elemento clave para ordenar el vacío.

La conexión de la pieza preexistente con la nueva se realiza con tacto, con transparencia para que se comprenda que, aunque se tocan, son diferentes.  En busca de la escala humana, más allá de las dimensiones del volumen se cuida la proporción de cada una de sus piezas. Hasta la definición del detalle, dicha escala se traslada también al método constructivo, con la horizontalidad del ladrillo que genera un aparejo flamenco, manteniendo las verticales para tomar las carpinterías.

El empleo de la estructura clásica muraria permite así generar condiciones íntimas para las estancias nocturnas, que se complementan con un sistema más ligero para otros espacios, coronados en todo caso por una cubierta que, a modo de topografía ondulante, resuelve el tema climático disolviendo la división exterior-interior.

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Marina Sánchez Guzmán, redactora Fundación Arquia.

Graduada por la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Málaga y arquitecta por la Escuela de la Universidad Politécnica de Valencia. Ganadora de la beca Arquia en gestión cultural en la Fundación Arquia, gestiona y desarrolla el programa cultural arquia/filmoteca y es redactora de contenidos para el Blog de la Fundación Arquia desde enero de 2022.