Pirro Ligorio. Antiquae Urbis Romae Imago. 1561 (fuente: Researchgate.net)
Estos días se celebra en Madrid una magnífica exposición sobre el trabajo y la obra de Julio Cano Lasso. Una excelente colección de dibujos a mano, apuntes, “rasguños” y planos dibujados con verdadero primor revelan un universo artesanal, de tiempo lento, reflexión y distancias bien temperadas. Tal vez los dibujos más celebrados de Cano Lasso sean las ciudades antiguas, aquellos que necesitaban un cierto espacio o retiro para poder apreciar la unidad del conjunto desde la lejanía: “la ciudad antigua es joya del paisaje; culminación humanizada del paisaje, y su relación con el entorno natural tiene tanta importancia como la ciudad en sí misma” 1. La ciudad a la que hace referencia Cano Lasso se identifica con la naturaleza, arquitectura fundida con el territorio, con la arcilla o con la piedra que allí se encuentra y que establece la base de su propia materialidad.
La casualidad ha querido que al mismo tiempo se inaugure en Madrid otra exposición, ésta sobre la obra de Lacaton & Vassal. Más allá del interés expositivo de la obra individual, aparece ya desde el inicio de la exposición, un activismo o firme compromiso ante lo urbano: “Nunca demoler, eliminar o sustituir, siempre añadir, transformar y reutilizar”, algo muy propio por cierto de las ciudades y su antigua necesidad de gestionar con inteligencia sus recursos. Y es que, a mi juicio, la trascendencia de Lacaton & Vassal radica precisamente en su capacidad para tomar distancia y proponer un modelo de ciudad alternativo desde la arquitectura y viceversa: la arquitectura entendida como “urbanismo sobre el terreno” 2.
La Ciudad con mayúsculas, con independencia de su escala, localización o peso histórico, ya no existe. Nos queda en su lugar la urbanización, mejor dicho, el territorio urbanizado en continuidad, la conurbación, las galaxias megapolitanas y su inmunda exhalación de aire gris carbonizado: la espesura de la aglomeración y su alter ego, la economía del Antropoceno. Alejarse para mirar resulta hoy -si cabe- más necesario que nunca. ¿Cuál podría ser el papel de la arquitectura en este vasto continente antropizado? Paradójicamente, afirmamos, hacer ciudad.
Nos encontramos ante una gran oportunidad para definir ante la sociedad el a veces impreciso “aporte de valor” de la arquitectura. Tal vez una de las claves se encuentre en su enorme potencial como elemento disruptivo en la continuidad urbanizada por el real state y el urbanismo de polígonos mono funcionales: la arquitectura siempre atenta a la mejora del espacio público, la accesibilidad, la seguridad, los pequeños cuidados y placeres cotidianos o la regeneración ambiental 3. Y es que la arquitectura debe abordar la ciudad “incluso cuando la ciudad no tiene una meta para la arquitectura, pues, en última instancia, la ciudad es el único objeto y método para la investigación arquitectónica” 4.
La ciudad o la última oportunidad para la arquitectura.
Gracias por este bello artículo que mantiene la esperanza en la arquitectura.
Sin embargo, me hace pensar que nos encontramos ante un cambio de paradigma.
El discurso arquitectónico, que ha construido la ciudad en el pasado, actualmente ha perdido su fuerza, se agota. La nueva ciudad reclama paisaje, necesita geografía.
En Francia, en los últimos diez años, el 30% de los grandes premios nacionales del urbanismo han sido otorgados a paisajistas. La reciente pandemia ha acelerado esta reflexión sobre el valor del paisaje en la construcción de la ciudad.
Hoy más que nunca, necesitamos paisajistas para reciclar las ciudades existentes y para crear nuevas estructuras que nos permitan seguir habitando de manera confortable y sostenible nuestros territorios.