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Jane Jacbos publicó en 1961 su ensayo sobre las ciudades y el espacio público titulado Muerte y vida de las grandes ciudades americanas (Death and Life of Great American Cities en su versión original) donde arremetía contra las nuevas prácticas a la hora de hacer urbanismo en los años 50 y 60 en Estados Unidos. Ed. Capitan Swing en su versión en castellano.

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El suburbio americano de los años 50, inventado por la compañía Levitt & Sons, excluía a cualquier persona de raza negra o judía de adquirir una de las viviendas.

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Philip Johnson argumentaba esto en una carta remitida al crítico e historiador de arquitectura Gavin Stamp el 16 de mayo de 1984. Carta original guardada en el archivo del RIBA.

 

“Londres, Mies y el Príncipe Carlos”

Edificio No. 1 Poultry, London

Autor: Sergio de Jaime

 

Publicar un libro en pleno siglo XXI puede parecer una quimera. Más aún cuando eres joven. Dicen de nuestra generación que vivimos rápido, nos preocupamos poco y buscamos ganar demasiado dinero en poco tiempo. Nada más lejos de la realidad, parecemos nerviosos e irreverentes porque a pesar de nuestra juventud estamos cansados con el mundo que nos rodea, y que a veces parece inamovible. Si hay algo que también nos caracteriza, es que aprendemos rápido. Cuando alcanzamos cierta madurez, dejamos a un lado la escopeta cargada con la que salimos de la carrera y somos capaces de mirar hacia atrás para saber cómo dar el siguiente paso adelante.

 

“Londres, Mies y el Príncipe Carlos” no es una publicación sobre arquitectura, es el testimonio de una generación preocupada por heredar un mundo y una sociedad donde aparentemente tenemos poca voz y poco voto. Una mirada al pasado para darnos cuenta de que seguimos teniendo los mismos problemas en nuestras ciudades que hace 60 años. Ya lo vio Jane Jacobs1 en su momento. También lo advirtió Mies en 1963 al plantear un rascacielos y una plaza en el corazón de la City de Londres, proyecto que nunca vio la luz por la oposición del Príncipe Carlos y un gobierno excesivamente conservador. Lo que sí que ha ido cambiando en estos 60 años son las políticas y los nombres propios que se han enfrentado a urbanistas, arquitectos, y sociedad en general, en este campo de batalla que es el espacio público y el futuro de las ciudades.

 

En Inglaterra a menudo se habla de la diferencia entre los términos politics y policies. El primero hace referencia a lo que suelen hacer los partidos en unas elecciones para intentar ganarlas y atraer votantes. El segundo, por el contrario, se refiere a las medidas concretas que los partidos proponen y desarrollan una vez se forma el Gobierno. Lo ideal se trata de un equilibrio entre las dos, aunque en países como España generalmente relacionamos más la política con el primer término. Hemos visto el desarrollo de policies por los gobiernos de países como Gran Bretaña o Estados Unidos han marcado la relación de la sociedad con la ciudad y el espacio público. Desde medidas protegiendo el Patrimonio o el suelo en la ciudad de Londres hasta las políticas segregadoras en los suburbios estadounidenses2.

 

Cuando los gobiernos abusan de las politics y dejan de lado la tarea de redactar leyes concretas, otros poderes son los que aprovechan el vacío provocado. En otras ocasiones, el abuso de las policies por parte de gobiernos silenciosos ha ocasionado con el paso de los años situaciones realmente graves.

 

En España, el cansancio que nos ha producido el exceso de las politics ha provocado que no prestemos tanta atención a las leyes generales que han regido el desarrollo de nuestras ciudades, a excepción de la famosa Ley de Suelo de 1998, y nos centremos en las polémicas particulares. Las polémicas habituales vistas en los periódicos de tirada nacional tenían más que ver con algún edificio que desentonaba con el entorno, o que resultaba demasiado extravagante, que las consecuencias para el espacio público producto de un hambre voraz y las ganas de construir. Si en Inglaterra el suelo se entiende como “público” y se explota mediante concesiones, con su nueva Ley de 1998 España se situaba en el extremo opuesto en cuanto a la liberalización del suelo y colocaba en manos privadas la explotación de este. A pesar de contar con una historia interesante en cuanto a vivienda colectiva a lo largo del siglo XX, se apostó por la carrera hacia el beneficio individual. Rotondas, grandes extensiones urbanizadas y parceladas perfectamente junto a enormes autopistas son ahora ya parte del paisaje, y aparentemente parece que en los últimos años tras salir de la crisis nos recuperamos. Pero el dato del aumento en el precio de la vivienda o el incremento de operaciones de compra/venta son quizás un indicativo de la salud económica, pero no de la salud de nuestras ciudades.

 

A lo mejor, como algunos afirman, con 20 años más la arquitectura de Mies habría sabido adaptarse a la tecnología y la sociedad para haberle dado a la ciudad de Londres un edificio digno, o quizás es verdad como decía Philip Johnson3 que Londres y Mies se merecían un edificio mejor. Al menos, deberíamos haber tenido el derecho de valorarlo. Quizás esto nos sirva como motivación para mirar hacia el futuro de nuestras ciudades y que todos nos preguntemos. ¿Cuál es mi papel en todo esto?

 

Autor: Sergio de Jaime
Arquitecto por la ETSAM (2018). Su pasión por la arquitectura y la escritura le ha llevado a publicar “Londres, Mies y el Príncipe Carlos”. Actualmente trabaja en la Fundación Metropoli gracias a una de las becas de la Fundación Arquia.
 

Notas de página
1

Jane Jacbos publicó en 1961 su ensayo sobre las ciudades y el espacio público titulado Muerte y vida de las grandes ciudades americanas (Death and Life of Great American Cities en su versión original) donde arremetía contra las nuevas prácticas a la hora de hacer urbanismo en los años 50 y 60 en Estados Unidos. Ed. Capitan Swing en su versión en castellano.

2

El suburbio americano de los años 50, inventado por la compañía Levitt & Sons, excluía a cualquier persona de raza negra o judía de adquirir una de las viviendas.

3

Philip Johnson argumentaba esto en una carta remitida al crítico e historiador de arquitectura Gavin Stamp el 16 de mayo de 1984. Carta original guardada en el archivo del RIBA.

 

Por:
La Fundación Caja de Arquitectos se constituye como Fundación cultural privada el 23 de Mayo de 1990, con el objetivo de promover y fomentar fines de carácter cultural, social, asistencial, profesional y formativo en el campo de la arquitectura, la construcción, el diseño, el urbanismo y, en general, de todo aquello relacionado con la actividad de los arquitectos.

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