Laura Muñoz: “El cambio como catalizador de la esencia”

Laura Muñoz González, arquitecta de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Granada, ganadora de la beca Arquia 2019, es la primera becaria en realizar las prácticas de gestión cultural en la Royal Academy of Arts de Londres. Su testimonio comparte la experiencia en la capital británica durante seis meses, las prácticas en el centro, la inmersión cultural y una pandemia mundial.

Últimamente la ciudad está siendo escenario de cambios a los que nos resulta imposible seguir el ritmo. Cambios que se presentan  de manera  imprevisible y que se desarrollan a gran velocidad siendo difíciles de interiorizar y, por tanto, gran fuente de incertidumbre.

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Aun así, como dice Gaston Bachelard, “más vale vivir en lo provisional que en lo definitivo”. Todo se vuelve posible cuando nada es permanente. Viviendo en lo provisional, todas las opciones pueden considerarse; las decisiones pueden ser aceptadas y, a la vez, rechazarse, con la seguridad de que nada permanecerá. El cambio puede ser entonces una certeza, una garantía de seguridad.

Quizás, esta forma de entender el cambio como una posible certeza nos dé respuesta  a la cuestión sobre cómo descubrir la esencia de lo está en perpetua inestabilidad. ¿Cuál es la esencia del espacio, de la ciudad y del ser cuando todo se encuentra en movimiento?

Pienso que la esencia no debe entenderse como contenido, no es algo fijo a capturar, sino que se descubre en estos intercambios entre el ser y su entorno.

El cambio es, pues, catalizador de la esencia.

Diagrama de Laura Muñoz

Mi experiencia no es más que un modo de reforzar esta reflexión. Unos meses viviendo en lo provisional, en un viaje de continua adaptación, a veces causa de desestabilidad e incertidumbre y, otras, de ilusión y confianza; son vivencias que moldean una lente caleidoscópica con la que mirar el mundo.

Si algo define al espacio-museo es su carácter cambiante. (…)El sentido de la arquitectura museística está lejos de ser un espacio neutro, aséptico, un continente que pasa desapercibido. La Royal Academy of Arts  se me desvela como un espacio de mediación, como lugar.

Quiero agradecer a la Fundación Arquia la oportunidad de haber sido parte del Architecture Team en la Royal Academy durante seis meses, compartiendo tiempo e ideas con Gonzalo, Hana, Helen y Kate, que me acogieron como a una más en el equipo y me acompañaron durante la incertidumbre.

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