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Cartel base sobre diagramas de popchartlab.com La imagen pertenece a una de una de las sesiones del curso ‘Proyectos de Divulgación y Escritura’ impartido por Manuel Saga’.
Es por todos sabido que los diferentes planes de estudios vigentes en nuestras ETSAs no satisfacen la complejidad de la enseñanza ‘en arquitectura’. Este proceso de aprendizaje y maduración donde los alumnos dedican el 200% de su tiempo a las asignaturas en sus vertientes teóricas y prácticas, viene usualmente aderezado por otras actividades, en las que los alumnos participan con un gran esfuerzo: asistencia a congresos, seminarios, workshops, talleres, viajes, y un largo etcétera.
Pero, ¿qué ocurre cuando alguna de esas actividades ‘extras’ acaba suponiendo un hito u oportunidad más que remarcable dentro del aprendizaje de los alumnos? Ocurre, que estamos asistiendo a una práctica de éxito.
Cada escuela, ya no dentro del panorama nacional sino alrededor del mundo, tiene sus particularidades, sistemas, tradiciones (y traiciones), por lo que se abre un campo extremadamente rico a ‘catalogar’. Propongo, con esta serie de posts, un breve viaje por algunas de esas experiencias que, sin ánimo de ser importadas y establecidas sin más, abren un abanico más que heterogéneo para el aprendizaje de la arquitectura.
No podría comenzar con otro ejemplo que mi propia escuela madriguera: La ETSAGr, y su programa de enseñanza ‘Intercambia’. *
En nuestra escuela, el alumnado siempre había discutido sobre la excesiva necesidad de ser autodidacta, de aprender por sí mismo procesos que deberían estar incluidos en la docencia. Aquello, por un lado, te hacía más fuerte y autosuficiente, aunque, por otro lado, te restaba oportunidades.
Una de las grandes carencias educativas era la formación en software de modelado, maquetación, edición fotográfica, y ese largo elenco de medios habituales de los arquitectos.
Así, Intercambia nació en el curso 2011-2012 con el objetivo de promover la realización de cursos sobre dichos programas de forma gratuita. La particularidad: que el proyecto estaba totalmente pensado y realizado por el propio alumnado. El mismo profesorado de Intercambia lo componían alumnos que, en su aprendizaje autodidáctico, se habían hecho auténticos expertos.
La iniciativa llegó como agua de mayo, y desde entonces, la oferta de cursos y los alumnos que los imparten no han hecho más que crecer. Los profesores reciben créditos académicos, experiencia docente, y una actualización constante de sus conocimientos, alimentados por los debates y puntualizaciones de sus propios alumnos.
A día de hoy, la oferta formativa es extensa y variopinta, abarcando ya no sólo software informáticos, sino formación en fotografía urbana, técnicas de dibujo al aire libre, historia del mueble y su aplicación en la arquitectura, proyectos de divulgación científica, encuadernación, gráfica, y todo aquello que sea propuesto y demandado.
En Intercambia han participado gratuitamente más de tres mil alumnos en sólo cuatro años, generando, como sus propulsores cuentan, “una escuela dentro de otra escuela”.
De la necesidad, surge el perfeccionamiento. De compartir esos procesos, nace una experiencia docente útil, humana, natural. Para que el poder pagar un workshop, un taller, o cualquier extra (o no poder), no sea una linde en la formación.
Esta experiencia nunca habría surgido ni continuado sin Francisco Lamas (ahora ex-subdirector de estudiantes), Ana Isabel Martín (antigua alumna de la escuela y responsable del proyecto) y María José Cifuentes y María Teresa Ureña (estudiantes de la escuela y co-coordinadoras del proyecto).
La presentación de Baltasar ese día fue muy grande, una comparación entre la portada del número 1 de Science con una de 2008, aderezada con el científico loco de Los Simpson.
:)
Genial post y gran iniciativa!
Como exalumna de la ETSAG me alegra cómo la escuela va superando sus hándicaps y mejora desde abajo, con iniciativas como ésta que aportan una gran innovación en aprendizaje: Nuevas formas de compartir conocimiento al establecer espacios de encuentro e intercambio. Espero que el modelo se replique en muchas más escuelas.
Qué alegría que sea un éxito y qué pena no haber podido disfrutarlo como alumna. Enhorabuena!
Gracias Andrea por tu comentario y por tu alegría! Muchas veces importar estrategias directamente no es una decisión exitosa, cada lugar tiene sus particularidades y lo que funciona muy bien en un centro puede no hacerlo en otro. Lo que sí es importante es mostrar ese gran abanico de estrategias y buenas prácticas, primero para demostrar que la personalización de la educación es posible, más allá de los homogéneos y rígidos planes de estudios, y segundo para ofrecer un pequeño catálogo de ideas de las que pueden originarse nuevas estrategias totalmente genuinas. Está bien reivindicar aquello que ha tenido éxito, y airearlo (igual que es una gran enseñanza sacar a la luz los «fracasos» en lugar de enterrarlos). Gracias por tu comentario, y a seguir expandiendo las escuelas de arquitectura. Abrazos!
Saga! 100% de acuerdo con el texto en el que referencias este post. Una escuela no puede abarcar todo lo que una mente inquieta necesita, menos en relación con una disciplina con tantas ramificaciones como la arquitectura. Lo que sí que puede hacer es facilitar que se produzca un crecimiento interno, un poco fractalizado, de las estrategias y temáticas educativas. Los estudiantes tienen mucho que aprender y mucho que enseñar!