Últimos posts
Tema - Pensamiento y crítica
Tema - Sin categorizar
Jaume Prat avatar
1

Datos de 2020.

2

Cernícalo primilla. Falco naumanni.

3

Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, dependiente de la UAB.

4

Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentarias, dependiente de la Generalitat de Catalunya.

5

Nombre ampurdanés de la garnacha.

Entrevista a Anna Espelt

Anna Espelt. Foto: Maria Alzamora.

Anna Espelt, desde Espelt Viticultors y la marca que lleva su nombre, produce vinos de quilómetro cero. Su experiencia cuidando un paisaje productivo en toda su extensión -no sólo viñedos, sino el territorio entero- la convierten en alguien que habla sobre el paisaje productivo por experiencia directa. La conversación versó sobre un paisaje productivo concreto: el del Cap de Creus en el Alt Empordà, donde los Pirineos se encuentran con el mar paisaje pescador, vitivinícola, ganadero y parque natural. Anna Espelt representa la gestión de primera línea, la más directa. La conversación se basó en lo concreto y, desde esta concreción, se extrapola a muchos otros territorios productivos agrícolas.

¿Es lo mismo gestionar un territorio que tener un paisaje productivo?

Hay muchas maneras de gestionar el territorio, pero no todas son productivas. Hacer un cortafuegos es gestionar territorio, aunque no sea productivo.

Dicho así, ¿los cortafuegos no serían paisaje?

Y tanto que lo son, pero no productivo. Aunque luego podría serlo porque, con ciertas condiciones legales, puedes ponerles pastos. La diferencia estaría más en lo productivo que en el paisaje. De hecho, paisaje, en ecología, quiere decir conjunto heterogéneo de ecosistemas. No es la definición que la gente suele tener en la cabeza, pero me encanta porque explica muy bien este concepto de gestión del territorio. El paisaje tiene mucho sentido en esta definición.

Entonces, ¿qué convierte un territorio productivo en un paisaje?

Cuando tienes un territorio productivo siempre vas a generar paisaje. La gran diferencia es que el trencadís, el mosaico, gestionado en unidades pequeñas, dará un paisaje en sentido amplio. Si se le pone intención, conocimiento y recursos, además podemos crear paisajes más resilientes y con más biodiversidad. Esto requiere que las partes del mosaico, que estos diferentes ecosistemas, sean piezas bastante pequeñas. Si son piezas muy, muy grandes, el resultado será menos interesante.

Con lo que estás comentando, todo esto parece un juego de equilibrios.

Absolutamente. Es un juego de equilibrios, y aprendemos cada día. Hemos aprendido muchas cosas, pero siguen habiendo muchas más por aprender.

Referido a tu tarea específica, ¿Qué proyecto hay en vuestra gestión del territorio?

Nosotros, en 2002-2003, buscamos un lugar donde poder hacer vinos que fuesen no sólo hechos en el Empordà, sino que fuesen del Empordà, es decir, que expresasen el lugar de donde provienen, porque es el lugar de donde venimos y donde tenemos el legado de muchas generaciones. Buscábamos un lugar donde la relación entre clima y microclima, suelo, plantas y la forma del cultivo fuesen sinérgicas entre ellas, lo que se llama terroir o terruño. En aquella época, mi padre encontró una finca dentro del Parque Natural del Cap de Creus con un terroir magnífico. Habíamos buscado tanto en zonas donde en aquel momento había viñedos como en otras donde no porque en la Provincia de Girona había habido 30.0000Ha. de viñedo justo antes de la filoxera. Ahora hay 1.9141. El orden de magnitud es muy diferente. Es posible pretender que el mejor lugar fuese donde ya hubiese habido viñedos, pero pude ser que hubiese otros lugares donde no. Encontramos esta finca, que técnicamente era idónea, y también tenía un corazón, un lugar muy especial. Antes de comprarla pedimos a los técnicos del Parque Natural si nos dejarían plantar viña. Nos dijeron no tan sólo que sí, sino que nos dieron un sí ilusionado, porque querían ensayar si el mosaico era una buena forma de gestión de la parte terrestre del parque. Los técnicos del Parque, especialmente Xavi Vilabella y Òscar Palou, nos ayudaron a concebir la manera de hacer que la agricultura vaya a favor de la naturaleza, lo que ahora se llaman Espacios Agrarios de Alto Valor Natural. En este caso, más resiliencia a los incendios, más biodiversidad, menos erosión. De modo que el proyecto es de hacer vinos de terroir ampurdanés que generen paisaje y cuiden la naturaleza.

Paisajes productivos vitivinícolas en el Cap de Creus. Foto:Maria Alzamora.

¿Cuándo hay de posibilismo en este proyecto?

Al inicio se hico un Plan Técnico de Gestión y Mejora Forestal en base a lo que había: pastos trashumantes, bancales intuidos, un olivar y un par de campos abandonados… y se pensaron los mejores espacios para lo que queríamos hacer. Para escoger donde plantar los viñedos tuvimos en cuenta que los espacios fuesen lo más llanos posibles y la estructura de los sueños, así como la presencia de bancales. Para la estrategia de resiliencia a los incendios se aprovecharon los pastos de vacas trashumantes en el lado norte de la finca, que ya tenían una biomasa inflamable baja como primera franja de protección (en el Empordà la mayoría de incendios vienen del norte, porque suelen ser en días de Tramontana, una segunda franja de protección entre pastos existentes y los viñedos, en forma de desbrozos que se convierten en pastos, y la última son los mismos viñedos combinados con caminos perimetrales para que los bomberos puedan acceder fácilmente a los diferentes espacios.  Hemos ido ejecutando el proyecto inicial a medida que había recursos, y nos hemos ido adaptando a las oportunidades que iban surgiendo, como cuando la gente de Paisages Vivos nos propuso poner una torre para recuperar el xoriguer petit2, porque la presencia del mosaico hace que la probabilidad de supervivencia sea más alta. O gracias a ayudas del Parque se han eliminado plantas invasoras, se ha hecho un estanque para anfibios… Y también formamos parte de un estudio en el marco de un proyecto que se llama MidMacc donde gente del CREAF3 y del IRTA4 vienen a estudiar estrategias para el cambio climático en la montaña media. Estamos trabajando sobre todo en la parte agraria, pero también con la parte de erosión, y depende de gestionar al máximo posible los desbrozos, combinado con la ganadería extensiva.

El ganado que desbroza los terrenos. Foto: Anna Espelt.

¿Cuál es el peso de la historia del lugar?

Es clave, porque en la finca encontramos un menhir, o lo que parece que es un menhir, que seguro que tiene más de 4.000 años. Esto -la masía, los bancales- son indicadores que los humanos han estado allí desde siempre, y no se puede obviar cuando gestionas. Estamos en un parque natural, y gestionar un territorio que ha sido intervenido se ha de hacer de un modo diferente que un territorio que no lo ha sido. De todos modos, en Catalunya, en Europa en general, no hay demasiados territorios no intervenidos. Estos paisajes son activos.

¿Qué papel juega el mantenimiento?

Es clave. El hecho que los viñedos se cultiven hace que su parte vegetativa aguante bastante bien el fuego. El suelo puede tener cubiertas vegetales. Esto da una biomasa inflamable baja, que hace que el conjunto pueda funcionar como cortafuegos. Las mismas vacas hacen el mantenimiento, pero otras zonas requieren unos ciertos desbrozos hasta que el ganado no pueda encargarse de ello al 100%. El mantenimiento es constante.

¿Qué papel juega aquello que no podéis prever?

Hay imprevistos que no lo son tanto. El 22 de febrero de 2022 hubo un incendio forestal en Roses. Pocos días antes recibí una visita y les dije que estábamos haciendo nuestro proyecto no por si hay un incendio, sino para cuando haya un incendio.

Luego tenemos la variabilidad del cambio climático. Los agricultores estamos muy acostumbrados a gestionar la variabilidad del tiempo y a que cada año sea distinto, pero parece que la llegada del cambio climático está siendo mucho más rápida de lo que pensábamos. Y la variabilidad del clima es mucho más extrema de lo que era habitual hasta ahora. Siempre ha habido granizadas, siempre ha helado, siempre ha habido sequía, pero la variabilidad es ya mucho mayor. Los agricultores tenemos la sensación de estar en la primera línea de la emergencia climática.

¿Cómo os afecta esta emergencia climática?

Como ya lo sabíamos, habíamos proyectado adaptar los viñedos a medio-largo plazo. La viña es un cultivo que se adapta bien a la sequía, o a temperaturas más altas. Pero las plantas que plantamos hace 20, 40, 50 o 100 años se plantaro en otras condiciones. La idea es ir a buscar variedades, normalmente locales, pero que eran más residuales, más bien adaptadas a los efectos del cambio climático: menos agua, temperaturas más altas. También cambiar los marcos de plantación, es decir, poner las viñas más separadas, porque necesitan menos agua por planta. O, por ejemplo, recuperar el vaso en lugar del emparrado, porque también requiere menos agua.

Como en las Canarias, para entendernos.

No tanto, pero sí. Las viñas viejas de por aquí estaban así. Tenemos que hacer marcos de plantación más anchos. Lo que necesitamos es ir cambiando cosas. La cariñena blanca prácticamente no se plantaba, porque producía un vino que no tenía mucho aroma y sí muchísima acidez, que era algo que en su momento nadie quería para elaborar vinos blancos. En cambio, ahora la estamos reproduciendo, porque es una variedad que nos puede ayudar a equilibrar los vinos, que con las variedades que tenemos ahora quedarían más pesados y con menos acidez, que es uno de los factores que se pierde con el cambio climático. Si añadimos cariñena blanca a un lledoner5, por ejemplo, podríamos conseguir equilibrar el vino. Tenemos muchas estrategias, pero de medio-largo plazo.

Entonces, el gran reto es llegar a tiempo.

No me puedo poner a cambiar todos los viñedos de golpe. En un contexto de sequía como el de estos dos últimos años, estamos sufriendo por la supervivencia de los viñedos que plantamos el año pasado, porque es cuando son más vulnerables. Este cambio lo deberíamos hacer muy rápido, pero si hay demasiados años de sequía quizá no podamos.

¿Puedes hablarnos de las escalas de la gestión? ¿Cómo se coordinan?

El factor limitante es y será el agua, tanto porque se prevé que llueva menos como porque hay más evapotranspiración. Es decir, con la misma pluviometría, las plantas necesitan más agua porque se evapora más cuando hay temperaturas más altas. Con la misma agua podemos tener más sequía. Hemos de buscar a nivel de planta todas las estrategias posibles para conservar y usar mejor el agua. Esto se consigue con variedades más resistentes, pero ahora estamos haciendo pruebas con otras que nos parece que pueden serlo más. También intentamos que los suelos tengan mucha vida, que haya muchos microorganismos, que haya materia orgánica para que haga de tampón de las condiciones climáticas, porque cuanta más vida hay en las raíces, más resistente será.

Viñedos del Mas Marès en el Cap de Creus. Foto: Espelt viticultors.

Esto es un nivel de gestión. El otro es escoger dónde emplazamos los viñedos. Se ha de estudiar bien cuáles son los lugares adecuados. A nivel de finca, se han de organizar bien estos mosaicos o estos paisajes donde hay diferentes elementos para que sean sinérgicos entre ellos y se puedan proteger y favorecer los unos a los otros.

A nivel de parque natural tenemos las prioridades muy claras. Los bomberos tienen clarísimas las zonas de actuación. Hay unas franjas concretas que son las que gestionan durante el invierno. Nuestros viñedos son una zona que les ahorra trabajo. Esta gestión a nivel de parque se podría hacer también a nivel de país, porque, al final, si trabajamos con este modelo de mosaico, lo que estamos generando es resiliencia a los incendios y soberanía alimentaria.

Queda una última pregunta. ¿Qué relación existe entre la gestión privada y la pública?

Desde lo privado no podemos olvidar que estamos gestionando cosas que, en realidad, son de todos, no sólo de los humanos: agua, suelo… Elementos que se han de gestionar pensando en todos. Por eso es clave una gestión cuanto más global mejor. Para poder cuidar estos elementos importantes para la vida.

¿Tienes algo más que añadir?

Existen un mundo rural y un mundo urbano que no son sólo lugares físicos, sino también mentales. Para sobrevivir es clave que los dos mundos se escuchen. Sin esta escucha no lo vamos a conseguir. Uno de los dos mundos tiene la mayoría de los humanos, el otro es el que gestiona el territorio. Lo que hagan los unos y los otros puede ir a favor de todos, o no. Que se ayuden es clave para frenar el impacto de la emergencia climática.

Muchísimas gracias.

 

Notas de página
1

Datos de 2020.

2

Cernícalo primilla. Falco naumanni.

3

Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, dependiente de la UAB.

4

Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentarias, dependiente de la Generalitat de Catalunya.

5

Nombre ampurdanés de la garnacha.

Por:
(Barcelona, 1975) Arquitecto por la ETSAB, compagina la escritura en su blog 'Arquitectura, entre otras soluciones' con la práctica profesional en el estudio mmjarquitectes. Conferenciante y profesor ocasional, es también coeditor de la colección de eBooks de Scalae, donde también es autor de uno de los volúmenes de la colección.

Deja un comentario

Tu correo no se va a publicar.

Últimos posts