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Entrevista a Joaquim Nadal

Joaquim Nadal. Departament de Recerca i Universitats. 

Para alguien con su trayectoria y su experiencia, ¿Qué es la arquitectura?

 Es complicado, porque se mezcla una realidad física con una realidad administrativa.

La arquitectura sería la expresión más material de una realidad construida tanto en el ámbito urbano como en el ámbito rural. Es decir, la ciudad construida y la expresión física del control del territorio por parte de la gente en edificaciones de carácter rural, ya sean para vivir o en una explotación, y todo lo que complementa esta explotación, granjas, corrales, graneros, etcétera.

 

¿Qué relación tiene la arquitectura con los arquitectos?

Los arquitectos del siglo XX y del siglo XXI han hecho de su profesión un modo de ganarse la vida. Por tanto, han hecho casas, casas en un sentido genérico, ¿eh? Fábricas, edificios, etcétera, y este ha sido su modus vivendi. En algunos casos, que son los más excepcionales y los más minoritarios, los arquitectos buscan un plus de notoriedad, de excelencia, de competencia con otros colegas de todo el mundo. Eso significa una pirámide donde hay una base donde todos los arquitectos hacen casas, y una punta con un grupo muy selecto de arquitectos que hace casas que salen en las revistas y que a veces son muy bonitas de ver y no siempre son bonitas para vivir.

 

Ahora apelo a su experiencia como alcalde de Girona (1979-2002) y como Conseller de Política Territorial y Obras Públicas en la Generalitat de Catalunya (2003-2010). ¿Cómo configuró y entendió el espacio público en su obra de gobierno?

Tanto en la alcaldía como en la Conselleria de Obras Públicas, o incluso ahora, probablemente porque el bachillerato tradicional daba mucha importancia a la geografía y a la cartografía, lo he enfocado siempre a partir de lo que podríamos llamar la expresión cartográfica de la ciudad construida presente y futura, es decir, la que es y la que puede acabar siendo.

Aquí se mezcla arquitectura y urbanismo. Primero es el urbanismo, después la arquitectura. Ha habido épocas en que la arquitectura ha ido por delante del urbanismo. Ahora ya no. El urbanismo define unas reglas generales de juego, y es en el ámbito de estas reglas que se produce sobre el terreno la materialización arquitectónica de la ciudad definida como posible por un planeamiento urbanístico de ordenación municipal, metropolitana o lo que sea.

Entonces, el análisis de la realidad física de la ciudad sobre plano, sea Google Maps o la cartografía del siglo XVI, o la del XIX o la del XX, la definición por manchas de un ámbito de crecimiento urbano define uso, define la compenetración entre el espacio público y el espacio privado, y si se tiene un cierto sentido de las proporciones, llegas a captar la necesidad  de regenerar el espacio público, si es que es residual, o de buscar un encaje entre el espacio público y el espacio privado para hacer que la ciudad sea habitable, de dimensión humana, atractiva, vivible, etcétera. Mirar el mapa y poder definir en el presente y en el futuro las zonas verdes y los equipamientos de hoy y los de aquí 50 años, es decir, poder soñar el dibujo de la ciudad futura a partir de la realidad concreta de la ciudad de hoy, es la manera como puedes acercar a la realidad de la arquitectura o del urbanismo-guion-arquitectura.

 

En este contexto, ¿qué le han dado los arquitectos?

Hay arquitectos que tienen visión de la estructura urbana, que van más allá de su propia producción arquitectónica y saben buscarle un encaje en el territorio. Por tanto, los hay que dieron todo lo que podía esperar de ellos. Otros, en cambio, se han concentrado su propia obra, sea o no sea atractiva en términos estéticos y prácticos. A veces se mezclan muchas cosas, y no siempre las casas bonitas, las que se hacen mirar, son las casas en que se vive mejor.

Tomemos un ejemplo de arquitectura que no es próximo, sino que sólo es relativamente próximo. En cualquier población del mediodía francés está el pueblo originario, un pueblo pequeño, y los crecimientos periféricos. Los crecimientos periféricos, si se miran a medio hacer, son de bloque de hormigón, de una arquitectura hecha con materiales aparentemente muy precarios que al final, cuando la casa se termina, si la revistes de piedra o de madera o de lo que sea, termina teniendo una fisionomía.

Ninguno de los ejemplos de las poblaciones francesas que conozco ha ido a buscar un modelo arquitectónico que se encontraría en las casas de esa misma población. Hay grandes portales de piedra, bajos que son almacenes, garajes que luego dan lugar a la articulación de la casa… todo eso, las casas nuevas lo han perdido, y se ha perdido la oportunidad de mimetizar la herencia del pasado en la definición de la ciudad del futuro. Por tanto, no siempre los arquitectos dan lo que uno esperaría de ellos, pero quizá sea pedir peras al olmo, no lo sé.

También es verdad que hay otra cosa. También es verdad entre arquitectos, aparejadores, ingenieros y peritos hay un punto de conflicto en la definición de lo que podría darnos la arquitectura industrial. Excepto aquellos que hacen cosas muy singulares, la arquitectura industrial comercial de los polígonos de Catalunya, desde hace 20 años, es perfectamente mejorable. Hay una arquitectura hecha o para ingenieros o para arquitectos que degrada las periferias urbanas. Eso es un problema. Cuando era Conseller de Obras Públicas y hablábamos del impacto de una infraestructura, por ejemplo, de carreteras en un entorno paisajístico, les decía a los ingenieros, y era una provocación que no siempre se tomaban a bien, que habría que arquitecturizar un poco la obra pública. Es decir no es  suficiente con hacer que una carretera aguante y que un gran viaducto esté hecho de bloques de hormigón anodinos, sino que a veces hay que darle forma, hacer un encaje más adecuado, ataluzar los bordes, revegetar los entornos, ayudar a regenerar lo que es el impacto inevitable de una infraestructura viaria. El juego entre el concepto de los arquitectos, que a veces tiene un plus estético, y el de los ingenieros, que no siempre lo tienen, o casi nunca lo tienen, es un conflicto competencial que está servido.

 

¿Existe una arquitectura local o nacional, y sigue existiendo hoy en día?

Existe la arquitectura de lo que ha sobrevivido. Quedan en Catalunya casas medievales, muy pocas, o casi ninguna. No digamos de épocas anteriores, carolingias, visitógicas… de Roma sólo queda aquello que tenía la fortaleza arquitectónica para perdurar: el Teatro Romano de Tarragona, un acueducto… pero las casas han desaparecido, porque las casas de la gente que trabajaba eran mucho más frágiles y a veces eran puramente vegetales, o de cañas y barro.

Ahora, quedan masías del siglo XVI. Muchas. Hay un gusto urbano que las ha querido depurar de todo aquello que comportaba aquella masía como unidad de producción y explotación de un entorno rural en que se plantaba, se segaba, se batía, donde se cosechaba, había un huerto… En parte, el uso de las segundas residencias ha pervertido la arquitectura de las masías. Muy pocos las han sabido rehabilitar manteniendo el tono primerizo que tenían como arquitectura al servicio de una explotación agrícola. Pero esto queda. Nos podríamos reflejar en la arquitectura de las masías para seguir haciendo lo que sería la construcción en el espacio no urbanizable, es decir, en suelo rústico, si es que, en uno de la ley, se puede construir algo. O se hace esto, o se hace algo muy moderno. Pero los híbridos anodinos tienden a degradar.

En el urbanismo de Barcelona, es evidente que los pisos del Ensanche hoy tienen poca funcionalidad, pero también es evidente que la estructura urbana del Ensanche, tal y como la definió Cerdà, tiene los valores que tiene en el espacio público y en el espacio privado. Si se recuperasen los interiores de las manzanas, tendría todavía más. Si estos pisos se pudiesen partir por la mitad y se pudiesen racionalizar daría lugar a una reutilización del Ensanche de Barcelona que permitiría rehabilitar sin devaluar aquello que es una herencia arquitectónica histórica del pasado.

¿Qué le ha hecho mal, al Ensanche de Barcelona? Los recrecimientos que, además, no tienen nada que ver con la parte histórica consolidada. Vas por Barcelona, miras arriba y de súbito dices, mira, a esta casa le han añadido tres pisos que no tienen nada que ver con el tipo de hueco. Existe una herencia histórica que perdura, una arquitectura contemporánea que tiene una gran influencia en el mundo, que se ha expandido desde la Escuela de Harvard de Sert y ha tenido mucho recorrido. Todavía lo tiene. Barcelona no es lo mismo después de Bohigas. Catalunya no es lo mismo después de Solans. Y luego puedes añadir todos los Miralles que quieras, o, ahora, los RCR, que están tan de moda.

 

En el marco de la Ley de Calidad de la Arquitectura y del Entorno Construido, que intenta definir una Casa de la Arquitectura y habla mucho de divulgación, ¿Qué relación existe entre investigación y divulgación?

Si hablamos de ciencia y no de arquitectura, es evidente que es imprescindible la investigación para luego transferirla y producir innovación, crear empresas, desarrollar patentes, generar conocimiento, etcétera. La divulgación es otra cosa, hacer comprensible aquello que es complejo. Convendría mucha divulgación en el ámbito de la ciencia por lo que respecta a los grandes avances tecnológicos en el ámbito de la cuántica, de la supercomputación, de la biomedicina, de la biotecnología… Hay quien sabe divulgarlo y quien sabe, plasmando una imagen y un texto breve, cuál es el avance que representa una novedad científica.

En arquitectura debería de suceder lo mismo, es decir, se debería de poder ejemplificar, no sé si decir la buena y la mala arquitectura, pero sí la formalización adecuada del espacio construido y la formalización no adecuada de este espacio. Y enseñando qué es lo que se ha de hacer y qué es lo que jamás se ha de hacer, se puede hacer divulgación de lo que sería una buena arquitectura.

 

¿Cómo se debería plantear la enseñanza de la arquitectura hoy en día?

Esto deben responderlo las universidades, las escuelas de arquitectura, los propios arquitectos. Sé lo que la sociedad ha de pedir a una buena escuela de arquitectura. No sé cómo se ha de estructurar una buena enseñanza de la arquitectura, pero sí es evidente que hay temas pendientes, temas a resolver, aunque creo que las escuelas de arquitectura han hecho su trabajo y las unidades de proyectos y de tecnología, y el cálculo y las estructuras, han evolucionado mucho. Ahora, un arquitecto multiusos ha de saber todo esto. Luego se van especializando. Hay arquitectos que han hecho arquitectura, abandonaron la formalización arquitectónica y se concentraron en un ámbito de especialización. La autonomía y la independencia de las universidades las ha de llevar a una reflexión que he dicho desde este cargo que hay que hacer, que es desde la universidad del presente que se ha de decidir cómo queremos que sea la universidad del futuro.

 

Muchas gracias.

 

Joaquim Nadal i Farreras (Girona, 31 de enero de 1948), también conocido como Quim Nadal, es un político e historiador, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Girona. Fue el primer alcalde de la democracia de Girona, cargo que ostentó desde 1979 a 2002. Desde 2003 a 2010 fue consejero de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat de Catalunya en el Gobierno que presidía Pasqual Maragall hasta noviembre de 2006 y en el que presidió José Montilla. Actualmente es Consejero de Investigación y Universidades de la Generalitat de Catalunya

 

 

 

Por:
(Barcelona, 1975) Arquitecto por la ETSAB, compagina la escritura en su blog 'Arquitectura, entre otras soluciones' con la práctica profesional en el estudio mmjarquitectes. Conferenciante y profesor ocasional, es también coeditor de la colección de eBooks de Scalae, donde también es autor de uno de los volúmenes de la colección.

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