Vibrar y hacer vibrar
Como sucede en muchas ocasiones, en este sector, nos conocimos trabajando recién tituladas en un pequeño estudio de arquitectura. Después de varios años aprendiendo allí, nos independizamos para compartir espacio con otros arquitectos.
En 2010 decidimos cambiar de rumbo profesional y comenzamos a buscar un nuevo espacio para trabajar. Tuvimos la suerte de encontrar un palacete rehabilitado del siglo S.XIX en la plaza del Correo Viejo, y surgió la oportunidad de establecer nuestro estudio en él.
Desde que llegamos al edificio, alucinamos con su espacio interior, su luz, su silencio, las visuales y los materiales utilizados en la rehabilitación. Descubrimos lo que significaba trabajar y disfrutar de un espacio de estas condiciones. Y comenzamos a compartir el espacio con otros profesionales que no eran arquitectos. Queríamos que todo el mundo viniese a ver nuestro espacio y el edificio. Y decidimos que había que abrir sus portones y mostrárselo a los ciudadanos. ¡Abrir la mirada a la ciudad!
El espacio nos inspiraba para realizar diferentes iniciativas, nos interesaba mezclar diferentes disciplinas creando encuentros entre profesionales, en torno a la cultura, desde un punto de vista más cercano y sin perder la parte lúdica, generando diálogos donde todos podíamos intervenir y acercarnos unos a otros.
En 2011 realizamos Diseño Busca Diseño, un evento que llenó de vida el edificio durante cinco días. Diseño, conferencias, música y personas en un entorno mágico. Recorrer el edificio desde la plaza hasta el ático era la experiencia y la innovación utilizar las zonas comunes del edificio como espacio expositivo.
Tenemos unos recuerdos increíbles de esta experiencia, en la que formamos un gran equipo, con publicistas, diseñadores, fotógrafa, empresas del mundo del diseño. Todos juntos conseguimos llenar de vida el edificio. Íbamos haciendo un gran equipo de personas con actitudes valientes y frescas y con ganas de mover la ciudad. Se realizaron múltiples eventos a lo largo de estos años, en los que la plaza y el edificio siempre han estado presentes.
Han pasado 13 años desde que llegamos a Correo Viejo y aunque nosotras ya no somos las mismas, nuestro objetivo sigue intacto. Nos gusta vibrar y hacer vibrar, contagiando nuestra pasión por el patrimonio arquitectónico, los barrios históricos, la cultura y poniendo en el centro siempre a las personas.
Cuando iniciamos un proyecto, nos apasiona sumergirnos en los recuerdos y escuchar atentamente cada espacio con una mirada investigadora. Cada edificio, cada manzana, cada barrio cuenta una historia, cada rincón alberga miles de instantes vividos.
En la fase de diseño, tomamos en cuenta elementos como la historia y los estilos arquitectónicos locales, los materiales tradicionales, las técnicas de construcción autóctonas y los motivos culturales o simbólicos propios de la región. Nos interesa aprender de los edificios históricos para aplicar sus proporciones y materiales en las nuevas construcciones. Rescatamos lo que siempre ha funcionado de la tradición, recuperando materiales, técnicas y oficios antiguos que actúan como puentes entre pasado y futuro. Incorporamos valores como la identidad, la innovación tradicional, el respeto por lo natural, la sostenibilidad, el compromiso urbano, el valor de lo local.
Entendemos cada proyecto como una oportunidad de revitalizar el patrimonio arquitectónico, protegiendo la memoria a través de materiales históricos y técnicas tradicionales, teniendo en cuenta las nuevas circunstancias de la sociedad actual. Nos gusta repensar los proyectos, aportando propuestas diferentes.
Durante todos estos años, hemos crecido personal y profesionalmente en este espacio. Un edificio y una plaza marcaron nuestra manera de entender, la rehabilitación, el diseño y la vida.