Entrever
Si tienes suerte, te vas de vacaciones. Si tienes todavía más suerte, viajas. A veces incluso llegas a ir donde te gustaría.
Los arquitectos somos gente extraña y, muy a menudo, nuestras vacaciones consisten en ir a visitar todavía más arquitectura. Ponemos un dedo en el mapa y establecemos una meta: un edificio antiguo o moderno sacado de un manual de historia, de una revista o de una cuenta de Instagram. Vamos allí. Nos damos cuenta que estamos allí no porque hayamos visto el edificio en cuestión -que casi siempre estará mejor presentado en la revista que el la realidad-, sino por aquello de lo que no hablamos. Y por lo que a menudo no nos fijamos. Los proyectos tienen la particularidad de estar en algún lado: una ciudad, una calle, un territorio. Incluso cuando decimos que están en medio de ninguna parta están en algún lado, porque esa ninguna parte tendrá algo: árboles, arena, una carretera de tierra o asfaltada, altura, mar, sol o nubes, frío o calor. El entorno nos da información. Luego está la gente, y su cultura, y están también los ruidos, los olores, todo aquello que crea la atmósfera de un lugar. No viajamos para conocer un edificio. Viajamos para saber dónde está.
Los lugares no se definen por lo que nos pensamos que los definen, sino por aquello que entrevemos. Viajar es entrever. Luego nos sentamos en una terraza, vemos una revista tirada en alguna mesa y la ojeamos.
Este número está formado por artículos que podrían haber estado en esta revista tirada en la terraza de un bar: artículos sueltos, sin tematizar, que reflexionan sobre cosas variadas, un número para leer a sorbitos compuesto por artículos, algunos de los cuales han sido escritos desde el lugar de vacaciones.
Este mes empezamos por la foto: una foto que plasme la arquitectura de verano. Se la pedimos a Antonio Navarro Wijkmark y este es el resultado.
El segundo artículo celebra un buen libro publicado por la propia Fundación Arquia: Lo neutro, arquitectura por defecto, de Silvia Colmenares. David García-Asenjo se lo ha leído y nos ha propuesto esta crítica.
Seguimos con los libros. Verano significa experimentar, así que propusimos a Mireia Martín una de las cosas más difíciles que puede hacer un escritor: escribir sobre su propio libro. Mireia es autora de Clarrises. De les arrels a l’horitzó, un libro que ha cocinado a cámara lenta. En su artículo reflexiona sobre él.
Nuestra cuarta entrega viene de la mano de Carlos Santamarina, que nos propone una reflexión sobre los paisajes productores de energía, y que se complementa -primero de manera casual, porque es un tema que flota en el ambiente, luego con más intención- con el artículo que Tomás García-Píriz propuso hace un par de meses.
El quinto artículo es una reflexión profesional. Nos llega de la mano de Quique Argente, que escribe sobre las condiciones en las que se ejerce la arquitectura cuando ésta depende de la contratación pública. El tema complementa el fresco que dedicamos a la Ley de Arquitectura a principios de año, en el que participó el propio Quique.
Luego, un debut: Xavier Arés, con la carrera a penas terminada, nos propone un viaje alucinante que compara las arquitecturas occidentales -y su origen, Grecia- con las japonesas: una reflexión de altos vuelos para leer con calma que tranquilamente podría terminar en libro.
Por último, el podcast. O podríamos decir, el metapodcast, porque Olímpia Solà nos propone un fresco veraniego que termina enlazándose con Coses Modernes, el podcast de cultura y arquitectura donde participa, que este curso empezará su quinta temporada.