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Transformar el espacio, transformar la mente. Neuroarquitectura en el espacio educativo.

 

Ana Mombiedro y Alba Méndez realizando un Focus Group con los estudiantes del Instituto Josep Brugulat*

Durante los 3 años que estuve dando clase en el instituto, las aulas en las que daba clase ofrecían un gran inconveniente, hacían difícil la relación con mis estudiantes. Además, dificultaban las relaciones entre ellas y ellos. Hoy todo esto ha cambiado gracias a la aplicación de principios de las Neurociencias y la Psicología. Estamos midiendo cómo el diseño del espacio del aula tiene un impacto en el comportamiento y en el rendimiento de estudiantes y docentes. Hoy comparto por qué transformando aulas, transformamos mentes.

Las aulas me ponían a mí, “la profe”, en un pedestal, detrás de una gran mesa. Mis estudiantes no se miraban a la cara, no conocían las facciones de sus compañeros. Como docente de secundaria, necesito que mis estudiantes desarrollen habilidades sociales, sepan escuchar y expresarse. Empecé por poner los pupitres en forma de U y muy pronto fueron los propios alumnos quienes cambiaban los pesados pupitres de posición mientras yo iba escribiendo el planning del día en la pizarra. Mis estudiantes se encargaban de abrir o cerrar ventanas y cortinas cuando el aire estaba cargado e incluso bajábamos a dar la clase al patio si me lo pedían. Las notas de mis chicos y chicas empezaron a subir. En pocas semanas, habíamos formado un equipo que trabajaba por un objetivo común, desarrollar habilidades comunicativas del inglés. El mejor regalo que me ha dado mi trayectoria profesional.

Pero ¿por qué funcionó? ¿Cómo podemos los docentes poner nuestro granito de arena en el diseño del espacio? Te cuento cómo desde la Neuroarquitectura podemos tener una actitud empática en el proceso de diseño.

1- Realiza focus groups con tus estudiantes. Escúchalos activamente. Entiende cómo es su día a día en el centro, qué les preocupa, qué problemas hay y cómo les gustaría que fuera su aula.

2- Habla con los estudiantes sobre el número de horas que pasan en el centro. La conclusión más común es que “el cole es mi casa”.

3- Utiliza formularios que les faciliten contar de manera privada e individualizada. Si lo piden permite que vean los resultados (siempre anónimos para respetar la privacidad)

4- Selecciona cuidadosamente el mobiliario de acuerdo a sus preferencias, poniendo también atención a las metodologías que usen los profesores, para que el espacio sea flexible y práctico.

5- Haz mapeos cognitivos antes y después de la transformación del espacio. Esto es lo más alucinante del proceso, ¿puedes sacar tus propias conclusiones?

La interacción con el espacio transforma la mente. Esto es la Neuroarquitectura, una nueva profesión.

* El proyecto INTEDU es un proyecto de innovación de #InteriorsLivingLab coordinado por AMBIT Cluster y en el que han participado las empresas Absotec, Mobles Grau, Goli Neuromarketing, Eduxarxa, la facultad de diseño Elisava y KID’s Cluster.
Por:
Ana Mombiedro, Toledo 1987. Arquitecta y docente formada en Neurociencia y Percepción. Ana, aboga por un mundo construido que gire en torno a las sensaciones y emociones de sus habitantes. En su trabajo ofrece respuestas a preguntas relacionadas con el confort sensorial, y explica cómo nos influye el entorno en las diferentes etapas de nuestra vida. Compagina la investigación en Neuroarquitectura con la docencia y la co-dirección de Qualia-estudio, un despacho de arquitectura deslocalizado que utiliza la evidencia científica como mecanismo de proyecto.

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