(Otros) modos de ver

Centro Botín de Renzo Piano. Foto: Beatriz S. González.

El sociólogo Zygmunt Bauman acuñó el término ‘modernidad líquida’ para definir el momento en el que las realidades sólidas de nuestros antepasados, como el trabajo fijo y el matrimonio para toda la vida, se desvanecieron para dar paso a un mundo incierto, precario, marcado por cambios constantes, ansioso de novedades y, con frecuencia, agotador.

A pesar de estar inmersos en la sociedad del cambio, la tendencia general en la práctica fotográfica vinculada a la arquitectura es la repetición de los patrones establecidos a principios del siglo pasado por las publicaciones periódicas. Los rasgos que han definido la fotografía canónica de arquitectura incluyen imágenes técnicamente perfectas, asépticas y sin elementos distractores (ya sean personas o cosas); hechas para ‘elevar’ tanto la obra como a su autor.

La fotografía ha sido principalmente un objeto instrumental para la arquitectura. Sin embargo, ante el escenario actual, debemos considerar su capacidad de aportar datos relevantes para la elaboración del discurso arquitectónico. Es una herramienta con una enorme capacidad crítica. Además, permite evaluar construcciones cuyo conocimiento directo resultaría imposible.

El desarrollo de una mirada crítica es un proceso esencial para la evolución de la arquitectura. La Ley de Calidad de la Arquitectura pretende fomentar la sensibilización de la sociedad ante los valores de la arquitectura, con especial atención a la arquitectura contemporánea. La fotografía juega un papel muy relevante en la percepción del entorno construido: actúa como intermediaria entre una realidad inabarcable y la necesidad de vinculación, aceptación e identificación de la ciudadanía con su entorno.

Además de actuar como reflejo de la realidad construida, la fotografía posee importantes componentes de análisis y cuestionamiento de la obra arquitectónica o el contexto fotografiado. Muchos autores y autoras actuales se sitúan en una posición crítica, transgresora, decididamente personal o artística sobre la arquitectura. Esto les permite visibilizar en sus proyectos fotográficos cuestiones inherentes a la práctica arquitectónica. Esos puntos de vista divergentes dan lugar a ‘otra’ fotografía de arquitectura, una fotografía líquida, que refleja con mayor precisión las problemáticas actuales. Es en estas imágenes donde los profesionales de la arquitectura debemos apoyarnos para construir un nuevo discurso de integración de la disciplina con la sociedad.