Esta información está parcialmente extraída de Places porxades, el magnífico libro de Maria Rubert de Ventós y el Laboratorio de Urbanismo de la UPC que se puede descargar gratuitamente aquí: https://upcommons.upc.edu/handle/2117/169513. Cualquier error de interpretación es mío.
Esa afirmación se extrae de las (absolutamente) maravillosas memorias de Enric Tous, que, en lugar de hablar de sí mismo, nos brinda uno de los mejores documentos sobre Gaudí jamás escritos. Se pueden descargar gratuitamente aquí: https://upcommons.upc.edu/handle/2117/86909
Editorial: Intervenciones empáticas
Cada martes y cada sábado del mundo, excepto navidad o similar, la plaza Mayor de Vic experimenta una transformación urbana radical. La plaza, un gran claro rodeado por unos soportales, un espacio de unas proporciones y una arquitectura que identificamos claramente como medievales, se llena de puestos de mercado, decenas y decenas de ellos donde se venden todo tipo de bienes: comida, animales vivos, ropa, objetos de regalo, libros pequeños electrodomésticos, etcétera. Cualquier cosa que se pueda necesitar. Gente, mucha gente, se pasea por estos puestos, compra, hablan entre ellos, llenan los bares. Se encuentran. Es un día de fiesta. Media ciudad está en la calle. Es así desde el siglo X.
Hace mil años que pasa esto.
La plaza Mayor de Vic es una de las más bellas y espectaculares que conozco. También es una de las más grandes que se pueden llamar plaza sin que se pierda lo que entendemos por el carácter de plaza. Su perímetro tortuoso, la proporción de calles que la alimentan, la relación lleno-vacío, los aleros. Todo es medieval. Desde principios del siglo XX no hay ninguna fachada nueva. La armonía de un conjunto construido y reformado a lo largo de 900 años es total.
Se podría pensar que el mercado está allí por la plaza. Su edad permite concebirlo así. Pero no.
La plaza está allí por el mercado.
Es probable que esta plaza fuese el foro romano de Vic1. La actividad se convirtió en -o ya era un- mercado. Luego se construyó alrededor suyo. Alguien construyó un soportal delante de su casa y pareció una buena idea. Luego toda la plaza se avanzó una crujía para producir los soportales corridos, toda una colección de ellos diferentes en proporción y en altura, una colección de arcos apuntados, de medio punto, rebajados o casi adintelados. Algunas piezas se fueron derribando y cambiando. Trescientos años después de su conformación -y ya estamos en el siglo XIII, aparecen las primeras normativas, que piden que un hombre a caballo pueda entrar en la plaza sin desmontar. En el siglo XVIII la plaza tiene ya un aspecto muy parecido al actual.
El mercado, que en algún momento ha creado un techo permanente, recupera su lógica de tenderetes de quita y pon que sigue en la actualidad.
En el siglo XIX aparecen arquitectos pensando y actuando desacomplejadamente como arquitectos, es decir, proclamando que aquella obra de ochocientos años está mal, queriéndola derribar y rehacer según los criterios de orden y uniformidad. El proyecto se presentará en 1868. Fracasarán. No se conoce el nombre del autor del proyecto. O se ha escogido preservar su memoria mandándolo al anonimato.
En 1910, la plaza se abre a una nueva calle que lleva a la estación de tren. Vic se conecta con el mundo. El espacio se descontrola. Gaudí gran amante de esta plaza, querrá arreglarlo con la construcción de dos farolas monumentales. El dictador Primo de Rivera las hará derribar por razones políticas2.
El derribo de las farolas dará, por fin, consciencia del espacio. Lo que quiere decir: tomar consciencia sobre este organismo complejo formado por el uso y por una manera de ser. Por un pueblo. Por una sociedad. Y los mismos arquitectos que cuarenta años antes habían intentado derribar la plaza luchan ahora por preservarla. Por mantenerla. Y lo han conseguido.
La Ley de Calidad de la Arquitectura y del Entorno Construido entiende la arquitectura como un bien de interés general. Pero ¿qué es la arquitectura? La arquitectura no construye los espacios para la vida. La vida construye la arquitectura. Aunque en las escuelas se enseñe lo contrario. Y de definiciones va esto. Para saber qué es este bien de interés general hemos de reflexionar sobre su naturaleza. También sobre el hecho que esta arquitectura es más que los arquitectos. Sobre esto versa este número.
Empieza Paisaje Transversal, viejos conocidos del blog, escribiendo sobre lo que podríamos llamar la profesión ampliada. Es a partir de una visión expandida que se podrá establecer un mínimo común denominador de los arquitectos -la heterodoxia, el proceso- que pueda fijar nuestra profesión para repensarla.
Sigue David García-Asenjo, otro de nuestros corresponsales habituales, al que pedimos que escribiese sobre lo que los arquitectos hemos dejado de hacer. Nos propone una reflexión de fondo que se extiende a los propios arquitectos, necesitados de más transversalidad para abarcar una gran escala que hemos perdido.
Niko Barrena, desde su experiencia en el programa Peca (que convierte en verbo) nos brinda una reflexión sobre lo más arquitectónico del territorio: el paisaje, mientras la enlaza con el arte, la vida y la Canción sin fin de Standstill que titula su artículo.
La entrevista del mes nos regala un invitado de lujo: Joaquim Nadal. Primer alcalde de Girona de la democracia, cargo que ostentó hasta 2002, Nadal ha sido también consejero de Política Territorial y Obras públicas (2003-2010) en la Generalitat de Catalunya y, entre otros cargos, ahora mismo es consejero de Investigación y Universidades en la misma Generalitat. Desde su perspectiva de doctor en Geografía e Historia, Nadal nos radiografía el momento presente de nuestra profesión.
El ensayo del mes es obra de Olímpia Solà Inaraja. Si Nadal nos ofrece la visión de un veterano, con Olímpia hemos ido a buscar la de una futura arquitecta. Olímpia reflexiona sobre el momento presente de la profesión proponiéndonos una visión sobre Aalto. Las Aalto. Todas ellas.
La fotografía del mes es obra de Pep Sau. A Pep le pedimos que nos resumiese en una sola imagen su idea de la arquitectura. No sólo se ha atrevido a ello, si no que lo ha complementado con un pequeño ensayo a modo de guía visual.
Por último, Fernando Agrasar se ocupa del micropodcast, brindándonos una reflexión adicional sobre la Ley de Calidad de Arquitectura.
Esta información está parcialmente extraída de Places porxades, el magnífico libro de Maria Rubert de Ventós y el Laboratorio de Urbanismo de la UPC que se puede descargar gratuitamente aquí: https://upcommons.upc.edu/handle/2117/169513. Cualquier error de interpretación es mío.
Esa afirmación se extrae de las (absolutamente) maravillosas memorias de Enric Tous, que, en lugar de hablar de sí mismo, nos brinda uno de los mejores documentos sobre Gaudí jamás escritos. Se pueden descargar gratuitamente aquí: https://upcommons.upc.edu/handle/2117/86909