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Narrar (desde) la arquitectura: Venecia y los relatos situados de Maria Eichhorn e Ignasi Aballí.

Dos pabellones de la reciente Bienal de Arte de Venecia, comisariada por la italiana Cecilia Alemani, utilizan su arquitectura como herramienta a partir de la que trazar un relato de las condiciones y fuerzas que nos han llevado a este presente tumultuoso. La llegada de otra italiana, la líder del movimiento de extrema derecha “Fratelli d’ Italia” Giorgia Meloni al gobierno italiano ha hecho aún más urgente la necesidad de revisar ciertas arquitecturas representativas de ideologías (hasta ahora) superadas.

Reubicar

El Pabellón de Alemania en los Giardini de Venecia es resultado de una readaptación, en pleno apogeo del nacionalsocialismo alemán (1938) del anterior Pabellón bávaro, construido originalmente en 1909. La reforma del edificio para adaptarlo al estilo neoclásico característico del nacismo es el material de base para la artista Maria Eichhorn, quien sigue la estela que ya iniciara Hans Haacke en 1993, cuando su propuesta para representar a Alemania en la Biennale se basó en destruir las placas de mármol del suelo del pabellón. Al igual que Haacke, Eichhorn también considera que trabajar en un contexto tan cargado ideológicamente pasa necesariamente por relacionarse directamente con ese mismo contexto. En una intervención casi forense, Eichhorn desvela partes del edificio que desvelan elementos del proyecto original, pero también de la readaptación de 1938. La propuesta espacial se complementa con una serie de tours guiados por  los monumentos y lugares que conmemoran las actividades de la resistencia antifascista y la deportación de la población judía, realizados durante todo el transcurso de la Bienal en cooperación con el Istituto veneziano per la storia della Resistenza e della società contemporanea (Iveser).

Maria Eichorn: Relocating a Structure, comisariado por Yilmaz Dziewior. Pabellón alemán

Corregir

El pabellón como significante y significado es también el material de trabajo del representante de España para esta bienal, Ignasi Aballí. Tomando como partida la posición en planta del edificio en relación a sus pabellones vecinos de Bélgica y Holanda, Aballí, ayudado por el estudio de arquitectura Maio reconstruye dentro del propio pabellón otra versión del mismo girada 10°. Mientras que Aballí juega con la hipótesis de que la ubicación actual sea una anomalía a ser corregida, la posición del pabellón obedece en realidad a su alineación con las calles colindantes ( ). Mientras que en el caso alemán,  la acción de corregir (en su caso,  reubicar –su intervención se titula “Relocating a structure”–) se centra en visibilizar el régimen político que ha dado pie a esa arquitectura para promover un reajuste social, en el caso del pabellón español la intervención arquitectónica responde a una investigación puramente formal. Para la comisaría de la exposición, Bea Espejo, el acto de girar el pabellón “desdibuja cualquier idea de representación nacional que tenga un sentido único”. Sin embargo, y a diferencia de la propuesta alemana, la intervención de Aballí propone una corrección que distrae de otros problemas (o reajustes) que comparando con el trabajo de Eichhorn, se vuelven urgentes. Al igual que el pabellón alemán, el edificio español, construido en 1922 en inspiración barroca, se adaptó en plena dictadura (1952), por un diseño más sobrio, de manos de Joaquín Vaquero, un personaje tan interesante como controvertido, especialmente situado en un contexto de memoria histórica.

Ignasi Aballí: Corrección, comisariado por Bea Espejo, Pabelläon español.

Los paralelismos entre ambas propuestas son más: a los tours de contenido  anti-fascista que despliegan a los visitantes de la Bienal por esa otra Venecia, Aballí ha publicado una serie de guías que también buscan redirigir la mirada del turista, abrumado por la masificación que sufre la ciudad desde décadas, a aspectos menos evidentes de la ciudad. Las guías de Aballí, editadas por Caniche Editorial, siguen de nuevo aspectos más formales y menos conflictivos que en el caso de Eichhorn, como son los colores de las fachadas o los horizontes de la laguna. Observando a la vez ambas propuestas, resulta inevitable exigirle a ambas la misma valentía para reclamar relatos latentes que incidan en los problemas de la Venecia de hoy, cuyo problemas de turismo masificado debe afrontar el nuevo gobierno de extrema derecha. ¿Qué relatos tocaría corregir relacionados con la materialidad de nuestra memoria? ¿Qué narrativas surgen al narrar desde la arquitectura?

La 59ª Exposición Internacional de Arte La Biennale di Venezia está abierta hasta el  27 de noviembre de 2022.

Por:
Pablo Santacana López (Madrid, 1991) es un artista interdisciplinar y escritor situado entre Madrid y Berlín. Es cofundador del colectivo "Vendedores de Humo" y estudiante de doctorado en el Grupo de investigación "Identidad y Patrimonio" de la Bauhaus-Universität Weimar.

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