Architectureproduction. Colomina, Beatriz; Ockman, Joan. Princeton Architectural Press, 1988
Contar Arquitectura
Contar, la palabra, viene del latín computare y significa “enumerar cantidades”. Se compone del prefijo “con” que se entiende por juntar, por el todo; seguido por el verbo simple “putare” que tiene que ver con seleccionar, estimar, ordenar, pensar. Todas estas acciones reunidas nos llevan de manera inequívoca a la acción de editar: contar – juntar, seleccionar, estimar, ordenar y pensar – para convertirnos en editores que etimológicamente proviene de “edere”, y significa “el que produce” y que luego publica. EL que hace público, comparte, cuenta.
La arquitectura comunica, cuenta historias no explícitas y es el escenario de otras, de acontecimientos y acciones, que la hacen presente. Por tanto, toda arquitectura transmite un mensaje, los espacios que producimos y hacemos públicos cuentan historias, muy pocas veces aquellas que el arquitecto quiere, y casi siempre las que se producen al habitarse. La historia de los medios que han permitido comunicar la arquitectura, es mucho más importante que la simple acción de propagar información. Como bien apuntaba Beatriz Colomina, “Las revistas y las galerías ayudan a determinar esa historia (de la arquitectura). Inventan ‘movimientos’, crean ‘tendencias’ y lanzan figuras internacionales, promoviendo arquitectos del limbo de lo desconocido, de la construcción, a la lista de acontecimientos históricos, al canon de la historia»1.
Contar arquitectura es hacerla pública, es un modo de exposición, es poner algo de forma que pueda ser visto por los demás y pasa por explicar ordenadamente esa idea, acción o espacio que se construye. Las formas para hacerlo son diversas y a lo largo del tiempo han ido variando según el contexto. Hoy la información está de manera inmediata en nuestras manos, como una extensión de nuestros cuerpos, los dispositivos móviles nos permiten estar literalmente conectados con el mundo en tiempo real, donde destilar para profundizar, se convierte en uno de los retos más complejos de la comunicación contemporánea.
Entender los canales y los públicos ha sido un reto sobre el que trabajar en lo que va de siglo. Los nuevos formatos y espacios digitales nos han permitido repensar las maneras y tiempos a través de los cuales contar arquitectura. Hoy, Le Corbusier sería un influencer, que sabía cómo contar sus ideas y hacer que llegaran a la mayor cantidad de personas posibles con los medios que tenía a su alcance.
El reto importante es el de ser capaces de calibrar importancia y calidad ante cantidad y rapidez. Hacer pública una idea u obra arquitectónica trasciende la función de informar. No basta con compartir proyectos, o imágenes; al publicar se construyen discursos, se cuentan historias, se generan los contenidos que provocan reflexiones y que buscan inclinar la balanza de la disciplina a uno u otro lado. Ningún post es completamente inocente.
Los discursos se disuelven en el medio y se adaptan para construir narrativas que permiten la transformación y materialización de acciones e ideas. Un tuit, un post, una historia, una página de Facebook, un podcast, un canal de YouTube, un blog, son hoy nuevos espacios en los que se construye el discurso arquitectónico. Los formatos nos permiten identificar síntomas y momentos de la historia. Los arquitectos debemos ser capaces de articular lo social, político y económico a través de lo formal. Para contar arquitectura damos forma a los temas a través de formatos que nos permitan experimentar, construir narrativas que aportan manifiestos, interrogaciones y acuerdos para transmitir el pensamiento desde la idea del habitar. En la era de la inmediatez, de las conexiones, del metaverso, saber contar arquitectura debe preservar la esencia de ser editor, de ese que produce y publica a partir de seleccionar, estimar, ordenar y pensar.
Architectureproduction. Colomina, Beatriz; Ockman, Joan. Princeton Architectural Press, 1988