Construir con desechos
La reutilización efímera de la basura para la concienciación social
Los técnicos que dedicamos parte de nuestro tiempo a las instalaciones efímeras, estamos atrapados por esas cualidades tan divertidas como la experimentación, el juego, la improvisación, o el trabajo en grupo. Pero también su potencial ecológico y concienciador, la reutilización de materiales que comúnmente acaban en los contenedores o vertederos y el mensaje que transmite esta actitud cuando se utiliza de cara al público, no es una cuestión inherente en la arquitectura temporal, pero sí hay muchos proyectos efímeros que persiguen este objetivo social.
A finales del año 2017 el fotógrafo y diseñador Antonio Macías me propone hacer una estructura de plástico a gran escala, para enseñar que las polémicas bolsas de plástico pueden tener muchas vidas más allá de volver a ser bolsas tras su paso por los hornos de una planta de reciclado. Conocedor de toda la tradición de hinchables arquitectónicos desde Archigram hasta nuestro paisano Prada Poole y de las experiencias concienciadoras de colectivos como Basurama, costó poco convencerme para embarcarme en esta aventura. Nacía el proyecto REC–BAG en un momento en el que las islas de basura del Océano salían en los telediarios y en el que China se negaba a seguir comprando basura a Occidente.
La idea era hacer un llamamiento a toda la ciudadanía de Valladolid para que durante los meses de noviembre y diciembre nos cediesen todo el plástico que fueran a desechar. La respuesta fue increíble, particulares, colegios y empresas nos enterraron en plásticos a través de los puntos de recogida en comercios de la ciudad. El lugar elegido para erigir la estructura hinchable fue la sala experimental del Laboratorio de las Artes de Valladolid (LAVA), y durante enero y febrero de 2018 con ayuda de colegas, amistades y gente interesada, usando diversas técnicas de unión (la más sostenible era la unión con calor, la más práctica es la cinta adhesiva) fuimos confeccionando distintas figuras hinchadas con ventiladores caseros hasta concluir al comenzar la primavera con la creación de una cúpula envolvente de 6 x 15 metros de planta y 3 metros de altura en la clave completamente hinchada recuperando el espíritu de las “ciudades instantáneas” que en nuestro país tuvo el memorable momento de gloria en Ibiza en 1971 cuando Prada Poole y Carles Ferrater, aún estudiante, levantaron su Instant City a coste cero.
Casi sin tiempo para asumir la finalización de la cúpula Rec-Bag, en el estudio de Bioconstruible, que comparto con Ana Gordillo, aparejadora y experta en bioconstrucción, nos cae por sorpresa un encargo de lo más extraño y excitante. La plataforma Cultura Circular recientemente creada con el objetivo de difundir la economía circular; a saber, reducir y si no reutilizar antes de reciclar e incluso recuperar de la basura, y la Federación de Asociaciones Vecinales de Valladolid, nos proponen la construcción de una cocina estándar para una vivienda común pero con la particularidad de que tenga ruedas para itinerar por toda la ciudad informando de los mejores hábitos para ahorrar espacio, agua y energía en casa, y con la condición de que se construya con materiales de desecho, para ello podemos acceder a los puntos limpios de algunas empresas que nos ceden pallets, puertas viejas, tablas de todo tipo, incluso electrodomésticos usados.
Pensando en ese carácter itinerante y para que pueda dormir en la calle con cierta seguridad, concebimos el “Hogar Circular” como una caja robusta de pallets de madera que se abre en dos partes mostrando todos los elementos y partes comunes de una cocina, los electrodomésticos que incluyen una compostera casera, la encimera recuperada y dividida en dos partes, una dominada por el fregadero, la otra por la vitrocerámica y sobre ellos, muebles altos confeccionados con cajas de fruta. Cuando la jornada de exposición acaba, una parte de la cocina se cierra sobre la otra y se asegura con llave en la cerradura improvisada con escarpias en las maderas de los pallets. Incluso cerrada, gracias a unos vinilos informativos acoplados a la caja, mantiene su labor didáctica.
La Cocina Circular, una vez completado el montaje, se montó en un pequeño camión gracias a sus seis ruedas en la base de la caja y recorrió, durante la primavera de 2018, nueve barrios de Valladolid, algunas ferias de la provincia y una convención de economía circular en Madrid. Hoy descansa en la sede de la Federación Vecinal y sigue dando buenos consejos a las personas que la descubren y se acercan a leer los letreros sobre cada elemento del hogar.
Empezaba este artículo destacando las posibilidades que ofrece la arquitectura efímera en un sentido ecológico y concienciador, sin que ello sea intrínseco a su naturaleza. Pero lo que sí es inherente a esta arquitectura es lo que se llama investigación y desarrollo, que yo prefiero llamar experimentación y puesta en práctica y que, sin perder la componente ambientalista, acabamos aplicando a nuestros proyectos menos efímeros. Como hace Sigeru Ban con el cartón y salvando las distancias, en Bioconstruible nos sorprendimos a nosotros mismos usando pallets para ampliar una vivienda rural en Íscar, balas de paja desechadas por la actividad agrícola para conformar el cerramiento de una granja en Mucientes o recuperando todo el material posible de una demolición para utilizarlo en la reconstrucción posterior de un edificio en el barrio Fuente el Sol de Valladolid. Se demuestra así que finalmente todo el juego y la temporalidad de las construcciones efímeras tienen una fuerte vocación por volverse permanentes para darnos cobijo reutilizando desechos y mejorando incluso la eficiencia de los edificios.
Y a pesar de la experiencia acumulada no dejará de sorprendernos nunca la paradoja de que lo que damos por muerto cobre vida y de que lo efímero se pueda volver permanente, y que los humanos podamos influir en ese ciclo de revitalización y permanencia, ajeno a nuestra propia esencia.
Luis Pastor Jiménez, arquitecto en Bioconstruible