CSCAE.Barómetro de Arquitectura y Edificación. Tercer trimestre de 2021.
CSCAE. Tendencias en Arquitectura y Edificación. Resultados Octubre 2020.
Viajes arquitectónicos y sinfonías constructivas
Me gusta viajar. Siempre que lo hago aprendo algo nuevo: nuevas culturas, estilos y maneras de hacer. Tenía un profesor en la escuela de arquitectura que decía que proyectamos con lo que llevamos en la mochila, y viajar ayuda a llenarla hasta los topes.
Escribo este artículo en un tren por Centroeuropa, contemplando paisajes bucólicos con casitas de esas que dibujan los niños cuando alguien les pregunta a qué se dedica un arquitecto. Y tienen razón: la actividad más extendida entre los profesionales colegiados en España es la edificación, y más concretamente los proyectos residenciales de rehabilitación y obra nueva y dirección de obra (un 89,2%). Además, los datos de visado lo demuestran, y en el tercer trimestre del 2021 se visaron más de 27.000 viviendas nuevas, mientras que se visaron cerca de 8500 para rehabilitar1.
Pero al contrario de lo que muchos piensan, no es lo único que hacemos, ni lo único que somos capaces de hacer. De hecho, somos profesionales inquietos y más de un 97% nos dedicamos a varias líneas de actividad simultáneas2, entre ellas la rehabilitación, el urbanismo, el cálculo de instalaciones y estructuras, la eficiencia energética, la consultoría, la arquitectura digital (BIM), etc. En general, podemos involucrarnos en cualquier actividad relacionada con la construcción, aunque algunas como las infraestructuras y la obra civil todavía se nos escapan. De hecho, nuestra profesión se define fundamentalmente por las actividades constructivas.
¿Y a qué se debe este afán por la multitarea? Una de las razones es que somos inquietos por naturaleza y otra, que lo somos por obligación, ya que nuestras condiciones laborales, en ocasiones dejan mucho que desear. En la actualidad somos más bien precarios: profesionales con una alta responsabilidad sobre sus hombros, con sueldos bajos, que necesitamos abarcar mucho conocimiento técnico complejo y diverso en muy poco tiempo y orquestarlo para obtener un edificio en perfectas condiciones y sin fallos. Además, estamos frecuentemente influenciados por una inestabilidad emocional que nos acompaña desde la escuela (de la que recientemente ha hablado Almudena Navarro en sus Arquitorturas).
Por ello no es sorprendente que tras la crisis inmobiliaria de 2008 y la reciente pandemia, muchos compañeros hayan dejado la arquitectura para convertirse en profesores, consultores, funcionarios, diseñadores de producto y servicio, diseñadores gráficos y web, etc. Todos coinciden en que, aunque no ha sido un camino fácil, en general la percepción es que el cambio es a mejor.
Diversificaciones profesionales aparte, alguien me dijo una vez que los arquitectos somos como directores de orquesta: debemos conocer todos los instrumentos, rodearnos de grandes profesionales y poner el énfasis en los puntos más importantes para crear un edificio de manera armónica, una sinfonía perfecta que sus usuarios escuchen y disfruten durante mucho tiempo. Y eso supone una capacidad organizativa y colaborativa que no todo el mundo posee. Aquellos que pueden hacerlo, cambian a menudo de orquesta, de músicos, de auditorio…Pero siempre con un aspecto en común: parten de la construcción. Pero, ¿es siempre necesaria?
No me canso de decir que casi el 90% de las viviendas que necesitaremos en 2050, están ya construidas, y en España al menos un 13% están deshabitadas. Con estos datos, ¿realmente necesitamos construir más? Es cierto que cada vez rehabilitamos más, pero teniendo en cuenta que gran parte de la población no puede acceder a una vivienda nueva y que dados los tipos de inflación actuales parece que vamos hacia otra burbuja inmobiliaria, ¿no tendría sentido enfocarlo de otra manera?
Creamos nuestros proyectos como viajes de ida, para hacerlos sólo una vez, y cuando acaban, la orquesta se disuelve y solo queda latente la responsabilidad el director, que se olvida con el tiempo. Entonces llenamos la mochila, cambiamos de orquesta, creamos otro proyecto, y así sucesivamente.
No obstante, y dada nuestra responsabilidad decenal, ¿no sería más lógico crear viajes de ida y vuelta pensando en toda la vida útil del edificio?: mantenimiento, deconstrucción, reutilización de sus componentes, etc. Con esto contribuiríamos a la economía circular y crearíamos nuevas actividades y modelos de negocio basados en los recursos existentes. Además, la tendencia medioambiental en Europa es empezar a pedir responsabilidades a los fabricantes sobre sus productos para asegurarse de que éstos no acaban como residuos, así que si consideramos los edificios como productos complejos esto nos acabará llegando tarde o temprano… Simplemente se trata de cambiar el enfoque y diseñar para el desmontaje, no solo para ir, sino también para volver, para escuchar las sinfonías de final a principio, y descubrir nuevos caminos para desempeñar nuestro trabajo, en armonía con el medio ambiente.
Os dejo ya. Mi tren llega a destino, voy a llenar la mochila y volveré sobre mis pasos, eso sí, siempre con una buena banda sonora. Como decía Beethoven, “La arquitectura es una música de piedras y la música, una arquitectura de sonidos”.
CSCAE.Barómetro de Arquitectura y Edificación. Tercer trimestre de 2021.
CSCAE. Tendencias en Arquitectura y Edificación. Resultados Octubre 2020.
Excelente punto de vista en un mundo dirigido por la toma de decisiones basada solo en la ganancias monetarias mas no en la calidad humana y su protección.
¡Muchas gracias Jotas! Esperemos que esa toma de decisiones vaya cambiando poco a poco.