Movimientos peristálticos
Después de quién somos, qué hacemos.En este segundo número de cuatro artículos agrupados reflexionamos sobre una segunda obviedad: los arquitectos trabajamos. Más cerca o más lejos de la construcción. Gestionando nuestro espacio común, divulgando nuestra profesión. Enseñando, haciendo valer nuestra formación para ejercer cualquier otro tipo de profesión, los arquitectos trabajamos de muchas maneras diferentes según la posición que ocupamos, según la edad que tengamos, según el acceso a los encargos, nuestra voluntad grado de ambición o necesidades vitales: me temo que la burbuja del ascensor social ha rebentado hace rato. Es hora de gestionar lo que queda de ella. También de redefinir nuestro prestigio y nuestro propio encaje con la sociedad.
Lo que tienen en común las cuatro personas que han escrito los artículos que conforman esta pequeña selección es uno de los rasgos definitorios de muchos profesionales de la arquitectura: la ilusión. La ilusión, las expectativas, el hambre de producir, de expresarse, de mejorar los proyectos donde participan. O, sencillamente, de encontrar un lugar donde hacerlo.
Este es el caso de nuestra primera articulista: Marina Sánchez Guzmán debuta con un escrito sobre su generación, la de 1996: sus expectativas, sus anhelos, su voluntad de encontrar un encaje de la arquitectura con la vida. Marina demuestra, adicionalmente, que las Becas Arquia funcionan: becada en la propia Fundación, Marina nos pidió quedarse, la invitamos a hacerlo y el blog ya cuenta con una nueva voz.
Quique Argente también debuta en el blog. Con gran sentido del humor, Quique nos escribe sobre el principal cliente de los arquitectos: la res pública y su sistema de contratación que domina perfectamente. Bueno, y también sale Iker Jiménez.
Miquel Lacasta es otro debutante ilustre. Miquel, 33% de la firma Archikubik, realiza con su estudio grandes proyectos de ciudad en Francia. A él le pedimos que nos escribiese sobre una de las nuevas condiciones del trabajo de los arquitectos que emprenden encargos de estas características: la colaboración, incluso (especialmente) cuando el arquitecto no está en el centro del cuadro.
Por último, Alberto Alonso Oro, habitual de esta casa, nos escribe sobre la profesión diversificada en un artículo que reflexiona sobre una condición no tan nueva de los arquitectos que es tan importante como la propia construcción.
Cuatro casos particulares que se suman a los que cualquiera de los lectores de este número pueda conocer. Cuatro casos sacados casi aleatoriamente del mosaico que representa el trabajo de los arquitectos. Si sus experiencias suman, si pueden considerarse regla más que excepción, tendremos una pieza más de este fresco que estamos componiendo lentamente.