Post Scriptum – III Congreso Internacional de la AhAU
Los pasados días 1, 2 y 3 de junio se celebró el III Congreso Internacional de la AhAU, la Asociación de historiadores de la Arquitectura y el Urbanismo que representa a integrantes de instituciones universitarias y centros de investigación. Si bien no contiene ningún indicativo nacional en su denominación, la AhAU se concentra principalmente en el ámbito académico español y portugués, haciendo énfasis en su conexión internacional e invitando a figuras extranjeras del calado del arquitecto francés Jean-Louis Cohen.
A lo largo de sus tres días se han celebrado sesiones coordinadas por algunos de los catedráticos y profesores/as más destacados del ámbito ibérico, involucrando a su vez a ponentes provenientes de Estados Unidos, Francia, Suiza, México, Argentina, Alemania y sobre todo Italia. A pesar de que las lenguas oficiales del evento eran el español y el inglés, se escuchó mucho italiano en sus pasillos. No en vano, la discusión giró en torno a los grandes referentes historiográficos con Manfredo Tafuri a la cabeza, ya fuera en su versión clásica o en su barbilampiña etapa pre-veneciana. Estas contribuciones han quedado plasmadas en una cuidada publicación editada por Salvador Guerrero y Joaquín Medina Warmburg, directores del congreso.
La importante participación internacional en el congreso lo acerca otras asociaciones académicas nacionales con aspiraciones globales tales como RSA o AISU International. La pandemia ha provocado además que el AhAU se celebre a caballo entre las dos reuniones más relevantes en el ámbito de la historia de la arquitectura internacional: la de la Society of Architectural Historians (SAH) a finales de abril y la de la European Architectural History Network (EAHN) en junio, también en Madrid. Esta exposición a los principales polos magnéticos del estado del arte pone en tensión los límites del debate en el seno de AhAU.
Una tensión europea, donde queda claro que compartimos lazos muy estrechos con las escuelas italiana, francesa y alemana, pero resulta evidente también el contraste con Europa del este y del norte, así como la esfera anglosajona. Existe también una conexión por fortalecer con el ámbito iberoamericano, representado principalmente en la sesión titulada “la invención del otro”.
Una tensión disciplinar, donde las contribuciones centradas en la historiografía y los medios considerados clásicos contrastan no sólo con las nuevas tecnologías sino también con soportes documentales alternativos del siglo XX, muy trabajados ya desde otras disciplinas pero que apenas comienzan su incursión en el campo de la historia de la arquitectura.
Una tensión del canon, ese canon de historiadores, hombres en su mayoría, que aparecía coronando el árbol de los estilos de Sir Banister Fletcher en el cartel del congreso. En pocos lugares es posible encontrar voces más eruditas sobre estos autores, centrales en la historia de la arquitectura, que en los espacios académicos que AhAU representa. Al mismo tiempo, en pocos lugares se echan en falta líneas críticas que conecten ese conocimiento con el debate internacional en torno a este mismo campo de conocimiento. Mientras no se resuelva esa tensión, aquellos situados en un extremo y otro del debate seguirán teniendo carta blanca para caricaturizar al contrario.