International Making Cities Livable Conference, ponencia “Abordar el aislamiento social a través del entorno construido”
Sostenibilidad e Interdependencia.
La arquitectura no tiene la capacidad por sí misma de ser sostenible. Hay factores diversos en las escalas urbana y territorial que condicionan las posibilidades reales de reducir el impacto ambiental a nivel de edificio, y por tanto ofrecer un estilo de vida saludable y sostenible a sus habitantes en la era postindustrial.
La calidad ambiental de un ecosistema urbano establece un límite a la calidad ambiental de todos los elementos que lo componen: espacio público, y edificios. Un ejemplo muy claro: si el aire de una ciudad está contaminado, sabemos que el aire en el interior de los edificios que no disponen de un sistema de ventilación forzada con un adecuado filtrado de partículas estará hasta 10 veces más contaminado. Esta interdependencia entre las escalas territorial, urbana y arquitectónica podemos observarla en multitud de indicadores.
Tal como defiende Michael Mehaffy 1: «Pienso que los grupos de más edad y los muy jóvenes son una especie de indicador: si ellos pueden estar allí, si quieren estar allí, probablemente tendremos delante un muy buen espacio público. (…) la idea es que a veces una tercera cosa, un tercer actor, puede ser el catalizador que conecta a personas que de otra manera no estarían conectadas». En esta mismo seminario, el antropólogo Philip Stafford, especializado en diseño de planificación comunitaria, hablaba de los distintos tipos de soledades que afectan a diferentes rangos de edad, los problemas médicos asociados a la soledad y la problemática de la soledad social que se define como una pérdida del sentido de pertenencia que acompaña la falta de relaciones.
Extendiendo esta idea desde la sostenibilidad social a la ambiental -si es que existe separación real entre ellas, ese lugar “tercer actor” que hace de puente entre las personas resulta que es el mismo que cataliza la conexión de personas con su naturaleza biofílica y en consecuencia el cambio a un estilo de vida sostenible. Hablamos aquí de ese lugar común entre la sostenibilidad territorial y la pequeña escala de la arquitectura. Es ese puerto de conexión, ese espacio público a escala humana el que determina en definitiva que un edificio pueda o no pueda ser sostenible.
Puedes diseñar un “edificio cápsula”, capaz de compensar con tecnología una mala orientación solar determinada por las ordenanzas, una mala calidad del aire y del agua, un contexto urbano abigarrado y ruidoso, desconectado de la tierra… Sabemos que la tecnología puede compensar todos estos “errores” de diseño urbano insostenible, y ayudarnos a crear un ambiente interior saludable, confortable, y con suficiente imaginación, incluso inspirador.
Pero esta manera de concebir la arquitectura desde la hipertecnificación nunca será sostenible. Si analizamos el ciclo de vida, y valoramos el coste ambiental de construir, dar servicios y mantener ese edificio, y el estilo de vida de sus habitantes -consecuencia de cómo está concebido ese edificio y esa ciudad, comprenderemos que ese artificio sale muy muy caro, a nosotros los humanos, y al planeta.
Sostenibilidad e interdependencia: título de la ponencia ofrecida recientemente por Eva Chacón en la Jornada sobre Ordenación del Territorio y Sostenibilidad, organizada de forma conjunta por los Departamentos de Geografía Humana y Análisis Geográfico Regional y Geografía Física, y coordinada por la profesora Belén Pérez, Dra. Ambientóloga. Ver AQUÍ
International Making Cities Livable Conference, ponencia “Abordar el aislamiento social a través del entorno construido”