Openbare ruimte y el verde continuo en las ciudades holandesas
Openbare ruimte en neerlandés significa “espacio público” y, siendo sincera, es de lo más valioso que tienen en los Países Bajos, no sólo para el disfrute de los usuarios sino para el know-how que ha creado entre arquitectos y partes implicadas en su diseño. Como arquitecta extranjera, os puedo asegurar que proyectar espacio público en el país máster en planificación y paisaje, donde cada centímetro cuadrado está diseñado, ha sido un reto.
Os contaré una anécdota: en una ocasión, cuando formaba parte de un equipo de arquitectura neerlandés, discutíamos sobre un nuevo conjunto de viviendas que tenía vinculado un gran espacio público. Estábamos presentes los arquitectos, los promotores, los paisajistas y los estructuristas. Cuando ya estábamos bastante convencidos de la propuesta, uno de los promotores me preguntó: “Mireia, ¿Tú cómo verías este proyecto en Barcelona?”. La verdad es que no sabía por dónde empezar; tenía que encontrar la forma políticamente correcta de decirles que nuestro diseño era, por ahora, prácticamente imposible de llevarse a cabo en Barcelona o cualquier ciudad española.
La cuestión es que, en los Países Bajos, la propiedad privada dentro de la ciudad se distingue del espacio público con un simple cartel donde se lee Verboden toegang (prohibido el paso) y se da por hecho que la gente va a respetar. Esto abre un mundo de posibilidades para los arquitectos porque, por un lado, hace desaparecer las vallas perimetrales que todos conocemos sustituyéndolas por muretes de 40 centímetros de altura y, por otro, hace que aparezca programa de vivienda en planta baja.
A este hecho hay que añadirle lo que todo el mundo sabe y es que, efectivamente, los Países Bajos son el país de la bicicleta por excelencia. Hay coches, especialmente en ciudades grandes y en las cercanías de las autopistas pero, por lo demás, las ciudades están hechas para que las bicicletas, los peatones y el transporte público puedan circular con facilidad, lo cual las hace mucho más seguras y fáciles de circular.
Como consecuencia, la vida que se genera en el espacio público es completamente distinta a la que pueda haber en cualquier ciudad española de más de 10.000 habitantes. Me sigue impactando ver a niños pequeños jugando por la calle y correteando de un lado para otro. O jóvenes (y no tan jóvenes) literalmente “montándose una mesa” en frente de su casa para cenar y tomar cerveza si el tiempo lo permite.
También hay que considerar que los espacios públicos tienen un importante mantenimiento y cuidado por parte del ayuntamiento, facilitado por el hecho de que llueve muy a menudo. Desde 2019, el ayuntamiento de Amsterdam dispone de un documento llamado Puccinimethode que define, a grandes rasgos, como debe ser el aspecto del espacio público de la ciudad. Además, son muy exigentes con la calidad que este tiene en los nuevos proyectos, especialmente si, como en el proyecto de la anécdota, es un nuevo desarrollo que debe dar ejemplo de cómo evolucionará la ciudad.
Es cierto que depende de cada zona pero, hasta donde he podido ver, la sensación dentro de la ciudad es de proximidad a la naturaleza a la vez que de seguridad y comodidad. A poca distancia siempre hay una gran extensión de parque que, coincidiendo con en el límite de la ciudad, se confunde con los campos. Mi conclusión no es que debemos copiar el modelo holandés; hay una serie de factores sociales y culturales que lo hacen inviable pero sí que, si nos ponemos como objetivo una ciudad más verde con prioridad para peatones y transporte público, a lo mejor conseguiremos que los niños jueguen en la calle.
Como residente en los Países Bajos puedo decir que tu post es totalmente acertado. Es increíble la libertad y tranquilidad que se respira por las calles residenciales que están tan bien cuidadas. No es casualidad lo que se dice que los niños más felices son los de Países Bajos 😊 enhorabuena por el post.
Esta claro, y más leyendo tu post, el valor que tiene el espacio público y lo influyente que es en la sociedad. Espero que sepamos construir aquí, un modelo de ciudad verde que funcione tan bien como lo hace en los Países Bajos. Enhorabuena por tu post!
En Barcelona se está por fin apostando des de la administración por un espacio público que sea infraestructura verde además de matriz cívica. (ejemplos en 22@ norte) Nos queda el reto de que el privado se sienta involucrado en el desarrollo de estos grandes corredores verdes desde una visión colectiva y territorial. Justo ahí es donde queda mucho por aprender y mucha pedagogía por hacer.