

IMPORTANTE: Si no has visto el capítulo final de La Casa De Papel deja de leer ¡Este post contiene spoiler!
El tráfico inmobiliario juega un papel importante en la resolución de la temporada final. Recapitulamos: casi toda la banda (incluido el profesor) se encontraba en el interior del Banco de España (Nuevos Ministerios en la realidad), prisioneros del inspector Tamayo; Rafael de Fonollosa (hijo de Berlín) y su novia Tatiana (antigua amante de su padre) le habían robado el oro a la banda; la única opción para que la serie acabara bien era que la inspectora Alicia Sierra, antigua archienemiga de la banda, fuera capaz de encontrar el oro.
En ese momento Alicia Sierra llega a la conclusión, muy española por cierto, de que los ladrones habían invertido en ladrillo, comprando un bien inmueble y enterrando el oro en él. Así, deciden investigar en el Registro de la Propiedad correspondiente las transmisiones de inmuebles realizadas en los últimos 5 días, y comienzan un rastreo de campo por los que consideran sospechosos. Es precisamente al saltar la valla de uno, para comprobar si se trataba de un “decorado”, cuando activan un sensor que provoca que las 2 bandas se encuentren cara a cara. Ese duelo acaba en un acuerdo económico en el que el sobrino del profesor y su novia se llevarán un pellizco (importante, suponemos) del botín. Pero si nuestra banda de ladrones favorita hubiera conocido y utilizado las herramientas de la Dirección General de Catastro, podrían haber evitado que Tatiana y Rafael se llevaran una parte del oro.
El art. 38 del RDL 1/2004, indica que se debe aportar la referencia catastral del bien inmueble en los documentos donde consten los hechos, actos o negocios de trascendencia real relativos al dominio y demás derechos reales, como por ejemplo las escrituras de compraventa. Con esos datos el notario obtendrá la certificación catastral descriptiva y gráfica, y solicitará que los otorgantes manifiesten si la descripción se corresponde con la realidad física. Así, la descripción contenida en la base de datos catastral, o bien la actualizada mediante una representación gráfica georreferenciada alternativa (RGGA), será la base para la descripción del inmueble en el documento público. Esa escritura se remitirá al Registro de la Propiedad solicitando la inscripción de la representación gráfica. Así, una vez que el registrador realice las operaciones descritas en la Ley hipotecaria modificada por la Ley 13/2015, la finca quedará coordinada gráficamente con Catastro. Eso significa que cuando Tatiana y Rafael compraron la finca, ésta era un solar, y como tal debía reflejarse en la certificación catastral, en la escritura y en la inscripción registral.
Si Alicia Sierra hubiera comprobado la descripción del bien inmueble coordinada y accedido al buscador de inmuebles de la Sede Electrónica del Catastro, habría visto que la casita roja que se presentaba ante ellos era un “decorado” y por tanto habrían encontrado el lugar donde se encontraba el oro… sin saltar la valla, sin activar el sensor y sin tener que darle una parte del botín al hijo de Berlín y su novia.
Esto no es una crítica (ni mucho menos) a una serie que nos ha entretenido noches y noches, sino un divertimento que resulta de cruzar horas de estudio compulsivo con el visionado de las aventuras del profesor, Nairobi, Berlín, Denver y el resto de ciudades de LCDP.
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ISSN 2605-3284
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