Lebbeus Woods, reconstrucción del bloque residencial.
No se me ocurre el momento más adecuado y más triste para recordar la guerra de Bosnia hace casi 30 años cuando Sarajevo, su capital, fue sitiada durante cuatro años por las tropas Serbo-Bosnias. Esa guerra fratricida que terminó en 1996 dejando estados disfuncionales y sociedades fragmentadas, muestra un paralelismo evidente con la actual agresión contra Ucrania. Con mi pensamiento en los arquitectos que lo están viviendo ahora recordaré aquellos que documentaron y analizaron las consecuencias de la guerra de entonces, pensaron en la ciudad, en las condiciones extremas y en los posibles caminos de la reconstrucción.
El arquitecto Ivan Strauss observó desde su balcón, y documentó el impacto de la guerra sobre el tejido urbano. Su diario de la destrucción titulado “Arquitecto y Bárbaros” fue un diario no planeado que contenía la descripción de bombardeos e incendios de edificios del centro de la ciudad, alguno de los cuales diseñados años atrás por él mismo. El arquitecto Zoran Doršner, dibujó la “Metamorfosis Destructiva”, un documento sobre la transformación del espacio residencial afectado por los ataques, en espacios efímeros y flexibles que permitían la supervivencia incluyendo todo tipo de artilugios adaptados a la emergencia. La ciudad fue al mismo tiempo una amenaza: su densidad la hacía extremadamente vulnerable. Al mismo tiempo fue la clave de su adaptabilidad: las nuevas lecturas del espacio, la proximidad y la acción colectiva, crearon las oportunidades de supervivencia y la reconstrucción. La arquitecta Armina Pilav investigó y teorizó sobre las condiciones de resiliencia urbana en las situaciones extremas cuando la experiencia diaria real dista mucho de las condiciones previsibles y las estructuras planificadas.
En 1993, el arquitecto americano Lebbeus Woods fue invitado en calidad de periodista a visitar Sarajevo. Allí, mirando a los francotiradores, leyó un manifiesto suyo sobre la arquitectura y guerra:
“Architecture is war. War is architecture. I am at war with my time, with history, with all authority that resides in fixed and frightened forms. I am one of millions who do not fit in, who have no home, no family, no doctrine, no firm place to call my own, no known beginning or end, no sacred and primordial site.”
Woods formuló tres principios de la reconstrucción:
- la reconstrucción al estado previo a la guerra como retorno a la normalidad perdida,
- el derribo total y construcción nueva para generar nuevas narrativas que se sobrepondrían al trauma
- la reconstrucción radical que daría lugar a nuevas formas surgidas de la destrucción, que buscan un nuevo uso y sentido a los espacios del trauma.
En la obra de Woods, esta última opción generó formas escultóricas y espectaculares, difíciles de imaginar como espacios funcionales, pero con la innegable carga simbólica. Viendo la destrucción diaria de las ciudades de Ucrania, de su arquitectura socialista de los barrios residenciales y espacios públicos, se dibuja la necesidad de revisitar estos textos para repensar el espacio urbano en momentos de violencia extrema, donde las soluciones intermedias y efímeras permiten mantener un mínimo de seguridad y funcionalidad.