Captura de pantalla de un archivo de trabajo de Opening Design, editado en Blender a partir del archivo original disponible en su repositorio de Gitlab. Licencia CC BY-SA 4.0.
Siento decepcionaros. No os voy a hablar del proyecto con más huecos o más elementos constructivos transparentes. Hablo de un nivel de transparencia mucho menos habitual.
Si compartir los «archivos fuente» de un proyecto una vez realizado ya vimos que puede ser en sí interesante y educativo, el siguiente nivel de la arquitectura abierta es que el propio proceso de trabajo sea visible al exterior, con los archivos y las comunicaciones al desnudo. Y eso, ya bastante asumido en el mundo del software, es algo que ningún estudio de arquitectura se atrevería a hacer.
¿Ninguno? ¡No! Una oficina llamada Opening Design 1 lleva tiempo haciendo de la transparencia su bandera y llevándola hasta extremos nunca vistos.
No solamente lo anuncian en su presentación, sino que realmente tienen cuentas activas en Github y en Gitlab 2 Allí comparten en tiempo real, entre sí y con el mundo, todos los archivos editables de los proyectos además de su propia colección de texturas, objetos y perfiles BIM. Hasta sus modelos de contrato o recursos de marketing e imagen corporativa están ahí.
Pero lo más radical de su propuesta es que incluso sus comunicaciones internas tienen lugar en chats públicos como este o este.
Los retos que esto plantea a la forma de trabajo habitual no son pocos. Conociendo lo complejos, accidentados, a veces delicados (por no decir sucios) que pueden ser los procesos de trabajo en arquitectura, ¿por qué alguien los querría exponer hasta ese extremo?
Parte de la respuesta está en la apuesta: es un gesto épico (y una gesta épica) para demostrar una visión del mundo donde lo que tiene valor es el trabajo del equipo técnico y la calidad con la que lo lleva a cabo, y no lo que produce por el camino para hacerlo 3; donde la capacidad tiene más valor que la propiedad intelectual.
Pero también hay motivos prácticos como la facilidad de seguimiento de cambios, la disponibilidad de información o la agilidad de incorporación de nuevos miembros al equipo, que se podrían resumir en uno general: facilitar la colaboración.
Y aparecen algunos «efectos secundarios» interesantes de esta forma de trabajar: no solo les obliga a hacerlo todo de una forma más ordenada, sino que la comunicación interna del equipo, al dejar de ser privada, se vuelve «más deliberada, honesta y exhaustiva» en sus propias palabras.
No es una propuesta fácil. Imaginaos que clientes, colegas, competidores o técnicos de colegios profesionales y administraciones pudieran seguir al detalle vuestro proceso de trabajo y vuestras conversaciones. ¿Qué os parecería trabajar de esta for… esperad, ¿por qué huís?
Pues sí, alguien ha decidido que merecía la pena hacer esa apuesta para transparentar el proceso de creación de la arquitectura. Parece que funciona.
Y la cosa no queda ahí. Hay otro nivel más, y es abrir ese proceso a la participación real de cualquier persona interesada. Sólo un proyecto, que yo sepa, ha logrado llegar tan lejos… pero no voy a ser tan transparente como para haceros un spoiler.