Que la arquitectura te acompañe

Autora: Natalia Rodríguez

Taller con alumnos de 3º de Educación Infantil. Foto: musiARQ

En octubre de 2015, con bastante confianza y alguna incógnita, iniciamos un camino que aún continúa y en el que las satisfacciones, los descubrimientos y el aprendizaje siguen ganando por goleada a las dificultades. Cuando abrimos la puerta de aquel colegio, un Centro Rural Agrupado de la provincia de Valladolid, para realizar nuestro primer taller con los alumnos de Infantil, niñas y niños de cinco años, la pregunta que nos planteábamos era si lo que habíamos trabajado y probado a pequeña escala funcionaría bien en el «mundo real».

 

Lo que ocurrió, una hora después, superó todas nuestras expectativas. A pesar de los nervios, de que el espacio no era del todo adecuado, de la incertidumbre de las profesoras, los niños nos confirmaron nuestras teorías y nos demostraron que la arquitectura encaja en su mundo a la perfección y que, muy probablemente, somos los adultos los que nos equivocamos si creemos que no es así.

 

Les habíamos preparado una pequeña charla. Eso sí, convenientemente acompañada por música, y en un ambiente relajado y muy participativo. Seis edificios icónicos de la arquitectura de los siglos XX y XXI; siete temas, temazos, de rock. Y después, a dibujar. Solo media hora en la que esperábamos muchos garabatos y algún trabajo interesante. Todo valía.

 

No habían pasado ni cinco minutos y en los grandes pliegos de papel extendidos en el suelo tuvimos la gran satisfacción de ver cómo algunos niños reproducían, perfectamente reconocibles, la Torre Agbar o el Museo Guggenheim de Nueva York, otros se inspiraban en la Casa Milà para sus propuestas y los más imaginativos daban una versión muy personal de lo que habían visto y escuchado.

 

Tras ese taller, vinieron muchos más. Trabajamos también con niños de nueve y once años. Aparecieron ciudades colaborativas, parques, tirolinas entre rascacielos, ríos, calles y museos del rock. Los más mayores diseñaron pequeñas construcciones y, más adelante, exploraron y sintetizaron algunos de los trabajos de arquitectas relevantes.

 

Seis años después, con la propuesta ya consolidada y abierta a grupos más heterogéneos y entornos más singulares, sabemos con certeza que la arquitectura es perfecta para estimular la creatividad en los niños de Educación Infantil y Primaria pero que, además, es una herramienta idónea para que trabajen en equipo, para que asuman diferentes roles, para que desarrollen el pensamiento abstracto y para que sean conscientes de que a su alrededor todo, o casi todo, es arquitectura.

 

Algunos de los niños de cinco años de aquellos primeros talleres, ahora, con once, han tenido la oportunidad de participar en los más recientes y específicos. Y, aunque ya no nos sorprende tanto, nos enorgullece ver que lo que aprendieron entonces, lo que escucharon, lo que vieron, aún sigue ahí. Nos lo demuestran en el modo de expresarse mediante un dibujo, en cómo lo transmiten a sus compañeros e incluso en la forma en que observan lo que les mostramos.

 

Por eso tenemos el convencimiento de que es necesario, o al menos muy beneficioso, introducir la arquitectura en los colegios tanto en Educación Infantil como en diferentes niveles de Primaria. Porque esos niños son los adultos del futuro y en sus manos estarán el patrimonio, los paisajes, los recursos, las ciudades. Así que una de las mejores cosas que podemos hacer por ellos es ayudarles a valorarlo y comprenderlo, para que un día puedan mejorarlo. El camino parece largo, pero, a la vista de la experiencia, es divertido, sorprendente y muy interesante. Y, ante el desafío de su educación, nuestro deseo para cada niño en etapa escolar no puede ser otro: que la arquitectura te acompañe.

 

Autora: Natalia Rodríguez

Arquitecta por la ETSA de Valladolid y diseñadora gráfica. Cofundadora, junto a Gemma Ramón Cueto, del Proyecto de Innovación Educativa musiARQ, que busca acercar la arquitectura a los niños de Educación Infantil y Primaria a través de la música. Desde su inicio en 2015 el PIE ha llegado a casi cinco mil niños en etapa escolar, junto con sus familias y profesores.

Por:
La Fundación Caja de Arquitectos se constituye como Fundación cultural privada el 23 de Mayo de 1990, con el objetivo de promover y fomentar fines de carácter cultural, social, asistencial, profesional y formativo en el campo de la arquitectura, la construcción, el diseño, el urbanismo y, en general, de todo aquello relacionado con la actividad de los arquitectos.

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