Autora: Nuria Heras Diez
Collage realizado por la autora Nuria Heras Diez
Como si de un milagro se tratase, la obra de Mies Van der Rohe vuelve a la vida después de más de 50 años del aniversario de su muerte en un intento por construir un nuevo símbolo de adoración para el “Mieismo”.
En una concatenación de causalidades, el engranaje de esta máquina de hacer dinero llamada “la multinacional Mies”1, se vuelve a poner en marcha para recuperar en este caso, una obra que el arquitecto diseñó en 1952 para la fraternidad de Pi lambda Phi en la Universidad de Indiana.
El proyecto nunca se llevó a cabo y quedó olvidado en el archivo del MOMA, pero la singularidad aparece en 2013, cuando un estudiante de la universidad de indiana recupera el proyecto de Mies que había pasado desapercibido incluso para los mismísimos herederos de su imperio. Y así es como en 2021 Mies vuelve a la vida de la mano de Thomas Phifer and Partners y rebautizado con el nombre del estudiante que descubrió sus planos.
Aunque pudiera parecer un caso aislado, lo de Mies debería de ser definido como patológico, ya que, se repite “en serie” como agresión cometida con nocturnidad y alevosía.
En 1956 por ejemplo, estando Mies todavía vivo, Oriol Bohigas le enviaba una carta en la que le proponía la reconstrucción del Pabellón alemán de la exposición de Barcelona y a la que Mies contestó sin dilación que dirigiría con orgullo a coste cero. 2
Lamentablemente Bohigas no consiguió poner de su lado a la administración pública hasta dos décadas más tarde, ya cuando el propio Mies había abandonado este mundo para unirse al olimpo de los arquitectos fallecidos más aclamados a nivel mundial. Pero curiosamente fue en esa misma época cuando Rem Koolhaas, presentaba en la trienal de Milán su casa Palestra, una descarada profanación de la obra de Mies donde el culto por el físico y la excentricidad lumínica y sonora eran los protagonistas.
En este momento, tras fraternidades convertidas en universidades de arte, reinterpretaciones subversivas de su pabellón y una generación de arquitectos educados en el “menos es más”, frase que por cierto Mies copió de su mentor Peter Behrens sólo cabe preguntarse, ¿es lícito reproducir la obra de un arquitecto cuando ya no puede defenderla? ¿Tiene sentido re-construir una obra en un contexto diferente al que se diseñó?
Atenas fue expoliada durante décadas esparciendo piedra a piedra siglos de historia en forma de suvenir en diferentes museos, asociaciones culturales y colecciones privadas de filántropos de todo el mundo. Pero a Mies no se atreven a despiezarlo, a Mies se le restaura, se le estudia pero sobretodo se le copia, alcanzando de esa manera un nivel de trascendencia que va más allá de planos olvidados o reconstrucciones post-mortem. Mies, forma parte de todos ya, desde su transparencia a su simplicidad.
Sin embargo para algunos el legado inmaterial no es suficiente y buscan en su vellocino de oro, el objeto de deseo que confirme su acceso a la realeza, a ese pequeño elenco de personas poseedoras de obras extraordinarias; su objeto de culto al que puedan venerar e incluso, si les dejan, del que puedan sacar beneficio.
Autora: Nuria Heras Diez
Totalmente de acuerdo con tus comentarios. Pasa con todos los genios y personas extraordinarias, siempre hay quien quiere subirse a su recuerdo para encumbrarse junto a su recuerdo.
Me ha gustado tu reflexión Nuria. ¿qué te parece la obra de Mies? Por tus palabras entiendo que compartes la admiración por su obra, y por su idea de arquitectura.
Estupendo artículo!