Hace un par de años escribí en este blog un post sobre especialización del arquitecto, y me centré fundamentalmente en los resultados de este concepto a la hora de buscar empleo.
Hoy vamos a hablar de la disyuntiva especializado/generalista desde el punto de vista de trabajar por cuenta propia, de tener tu propio negocio.
¿Qué entendemos por especializado? Hablamos de una propuesta dirigida a un segmento del mercado concreto. Por ejemplo, arquitectura hospitalaria, espacios de trabajo o vivienda unifamiliar. O todavía más concreto: bloques quirúrgicos en edificios sanitarios.
Es un concepto distinto al de una propuesta diferenciada pero generalista. Ésta última toca más segmentos y se diferencia de otras por trabajarlos de una manera especial. Por ejemplo, por la manera de prestar el servicio o por características de su arquitectura.
Los beneficios de una propuesta especializada empiezan por el hecho de que eliminas mucha competencia de entrada. Eres una oveja negra para alguien que busca ovejas negras.
Cuando tienes un problema en el ligamento lateral externo de la rodilla no vas al médico de familia. Vas al traumatólogo, y si puede ser al que es especialista en rodillas. Y si te lo puedes permitir, al que sabe más de ligamentos laterales externos.
Es decir, los posibles clientes del segmento de mercado que hemos elegido para especializarnos probablemente buscarán un especialista de lo suyo, con lo cual habrá un montón de estudios a los que ni siquiera acudirán.
Ah, y seguramente el precio no será un elemento tan determinante a la hora de elegirte o no.
Y al contrario. Los que no busquen una propuesta especializada no acudirán a ti. Por lo tanto, si te especializas, debes elegir un segmento del mercado suficientemente rentable.
Además, para que una propuesta de este tipo funcione, debe tratarse de una especialización verdaderamente profunda. Es decir, debes saber todo lo que se puede saber sobre ello, acumular experiencia, estar siempre al día.
La distancia con un estudio de arquitectura generalista bien informado debe ser grande, enorme, porque si no, el posible cliente no verá la diferencia.
La especialización suele ayudar, especialmente, a los estudios que empiezan o a los que cambian de rumbo estratégico porque su trayectoria no va bien.
Mirando resultados reales de estudios reales con los que he trabajado, te puedo decir que son buenos.
Las propuestas especializadas han conseguido entrar antes en el mercado, llegar a una posición sostenible para que el negocio se mantenga con mayor facilidad y generar una marca potente en menos tiempo.
La diferencia con las propuestas generalistas, sobre todo de estudios que empezaban y que estaban poco diferenciados, es bastante notable.
En conclusión, la especialización no es el único camino pero facilita las cosas, sobre todo cuando estás empezando. Además, no te ata por los siglos de los siglos. Te puede servir para entrar en el mercado con fuerza, profundizar y más adelante diversificar.
Da miedo, porque implica renunciar a otros segmentos que te pueden resultar atractivos, pero más miedo da abarcarlo todo y acabar diluyéndote en la inmensidad del mercado.