©Manuel Saga
La idea de que se necesita pagar para publicar artículos académicos de impacto es uno de los tópicos más extendidos en la academia. Se comenta en los pasillos de las ETSAs, entre otras cosas, por culpa del limitado número de revistas españolas de arquitectura ranqueadas en índices JCR/SJR. Las revistas llamadas “depredadoras” (predatory) agravan esta idea, bombardeando a profesores, investigadores y doctorandos que oscilan entre la abnegación, la frustración y el rechazo absoluto. Al fin y al cabo, ¿qué sentido tiene estar en journals con tan poca audiencia en comparación con un periódico, un programa de radio, un canal de YouTube o un documental televisivo?
El problema no es de audiencias. El objetivo esencial de toda revista científica es validar los resultados de un proyecto de investigación 1 y hacerlos públicos. Se deben proporcionar los datos necesarios para que otros académicos tengan la posibilidad de validar (o refutar) el argumento y utilizarlo en nuevas investigaciones, es decir, citarlo. A un artículo científico le interesa más ser útil a unos pocos que ser leído por miles.
Dado que el primer paso es dar validez a una investigación, los autores/as no reciben beneficio directo por artículo, sino que deben estar cubiertos por el proyecto de investigación que necesita dicho reconocimiento 2. Dicho de otro modo: los autores ya han cobrado del proyecto o lo harán cuando su artículo sea aceptado. Igualmente, se considera que el trabajo de los editores/as forma parte de sus obligaciones académicas.
Un último agente decisivo es la editorial o publisher. Aquí está el quid de la cuestión. Toda editorial necesita cubrir sus gastos. Los publishers públicos están respaldados por instituciones como podría ser una universidad o el CSIC. Los publishers privados en cambio suelen cobrar por el acceso a sus artículos. La opción intermedia es cuando un publisher privado otorga acceso abierto a petición de la revista o sus autores/as. En ese caso utiliza la llamada Article Processing Charge (APC) para cubrir sus gastos, es decir, un monto fijo por artículo que incluye la maquetación, el diseño, alojamiento web, etc. En ciertas revistas de fama mundial como Nature la APC puede dispararse hasta los 9500€. He aquí el mito. Hoy en día el precio promedio de una APC en Humanidades/Arquitectura está en torno a los 300-400 euros. Más de 500-600 comienza a ser excesivo 3.
Entonces, pagar por publicar, ¿realidad o mito? Efectivamente, es una realidad que en ocasiones se paga por publicar. Depende de los objetivos del proyecto a validar y de las instituciones que lo apoyen. El mito está en que el pago sea obligatorio o que deba salir del bolsillo de los investigadores. En el campo de la arquitectura, las revistas más reconocidas suelen trabajar con editoriales públicas o están apoyadas por instituciones que cubren las APCs. En aquellas raras ocasiones en que los autores deban asumir parte de este gasto, la buena práctica es que ya esté contemplado en el presupuesto del proyecto. Ningún departamento, editor o supervisor espera que sus investigadores gasten sus ahorros en una APC, mucho menos sus estudiantes de doctorado. Al menos, ninguno en su sano juicio.