Arquitectas, pero mujeres (I)

Ilustración sobre la brecha de género. Fuente: iStock

La situación de la mujer en el mundo laboral presenta una posición de desventaja con respecto a los hombres: mayor dificultad para acceder al mundo laboral, existencia de una importante brecha salarial, discriminación por cuestiones de género, acoso sexual, presencia residual en puestos ejecutivos en empresas públicas y privadas, invisibilidad o depreciación del trabajo de muchas profesionales, dificultades de conciliación de la vida laboral y la personal, todos ellos aspectos que permanecen pendientes de abordar y solucionar.

El talento femenino queda en numerosas ocasiones relegado en un segundo término, con la consiguiente pérdida de activos personales para muchas empresas, ya que la experiencia nos indica que los equipos diversos son más eficientes, productivos y creativos.

A ello, se suma el hecho de que el área de participación de las mujeres empeora sistemáticamente sin presentar signos de mejora debido a que tienen una mayor representación en los roles que evolucionan hacia la automatización, se enfrentan a una cada vez más, insuficiente estructura de cuidados como se ha hecho evidente durante la pandemia, y solo un pequeño porcentaje se preparan para ámbitos en los que el crecimiento salarial es más pronunciado actualmente, según muestran los números de mujeres existentes en el campo profesional STEM¹ (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

La situación de las arquitectas no difiere de este panorama. La Encuesta de Población Activa ² nos ofrece una imagen del sector de la construcción en el que únicamente el 7,7% de los profesionales son mujeres (según datos del cuarto trimestre de 2020). Más allá del aumento del número de arquitectas que se licencian con respecto a los hombres, los roles asignados según el género y los patrones profesionales con un prototipo laboral superproductivo y masculinizado, siguen influyendo en la carrera profesional de las arquitectas, ya que establecen una imposibilidad de seguir los tempos asignados que repercute en la elección de su modelo laboral, prefiriendo el empleo público para solventar la posibilidad de conciliar y promocionarse.

Las crisis económicas, por otra parte, han provocado en el sector de la Arquitectura, el cierre de muchas empresas y despachos, la pérdida de un gran porcentaje de puestos de trabajo y una drástica reducción de los ingresos de los despachos de arquitectura. Y según todos los indicios, las consecuencias de la crisis, han afectado notoriamente más a las mujeres de la profesión que a los hombres, padeciendo éstas una mayor tasa de paro y peores condiciones laborales y salariales. Según los datos aportados por la última encuesta Arquia,³ anterior a la pandemia, por cada hombre en situación de precariedad hay dos mujeres en la misma situación (ingresos anuales nulos). En estos meses de confinamiento, en los que el trabajo a tiempo completo de cuidar y educar a los niños ha recaído desproporcionadamente en las mujeres, muchas de ellas se han visto forzadas a tomar decisiones laborales que impactaran de forma definitiva en sus trayectorias profesionales.

La Iniciativa de Cimientos de Igualdad⁴ (CSCAE), se propone contribuir a acelerar la incorporación de mujeres al sector de la construcción. La iniciativa tiene como objetivo la alianza estratégica para fomentar la igualdad de género en el sector de la construcción, sensibilizar a las empresas y entidades del sector del valor añadido que supone promover la equidad entre mujeres y hombres y atraer a jóvenes, aprovechando nuevas tendencias basadas en la digitalización, la industrialización y la economía circular.

Por último, en el documental Arquitectas,⁵ dirigido por Ariadna Cantis diez arquitectas expresan su experiencia y su opinión sobre las dificultades del desarrollo profesional, analiza y pone de manifiesto los obstáculos a los que hacen frente las mujeres en la arquitectura, aportando además, una visión optimista de cambio y confianza en las nuevas generaciones.

El debate está sobre la mesa, los avances están por llegar. Debemos sumar esfuerzos entre todos para revertir la situación de ausencia y desigualdad de la mujer en la profesión y que se asemeje a la visualización y reconocimiento que ya empiezan a poseer en otras profesiones como la medicina o la abogacía.

Fundación Arquia, marzo 2021