
Voyager 1’s Pale Blue Dot. Fuente:
NASA
6000 millones de kilómetros y 30 años. Seguro que conoces la historia de esta imagen y lo que significó. Pero lamentablemente parece que hemos aprendido muy poco.
Ese “pálido punto azul”, como lo llamó Carl Sagan, es el lugar que habitamos. Hasta ahora es el único lugar que conocemos que ofrece el soporte vital para una multiplicidad de seres vivos, entre ellos nosotros los seres humanos.
Pero ¿qué significa habitar? ¿Qué entendemos por habitar? Lo más común es pensar el habitar como vivir o morar, así es como lo define la rae. Pero si indagamos un poco más y acudimos al diccionario etimológico descubrimos que habitar viene del latín habitare, frecuentativo de habere que significa tener. Según este diccionario, frecuentativo es la acción que se repite, por lo tanto, habitare significa “tener de forma reiterada”.
Esta definición es la que mejor encaja con nuestro modo de habitar actual. Nosotros, seres humanos, tenemos un lugar porque lo habitamos. Individualmente será tu casa y como especie el planeta entero. Como nos pertenece lo habitamos explotándolo.
Pero no siempre se ha entendido el habitar de este modo. Cuando no éramos una especie capaz de destruir el planeta con nuestros grandes avances técnicos significaba otra cosa. Heidegger nos recuerda qué significaba habitar. Para ello acude al lenguaje, al significado de las palabras y su origen. Pues resulta que la palabra que, en alemán antiguo, corresponde a construir es buan, y esta palabra significa literalmente habitar. Por lo tanto, construir (buan) en alemán antiguo significa habitar. Pero las sorpresas no se quedan ahí, este buan o bauen significa al mismo tiempo abrigar, cuidar y cultivar.
Habitar no es solo residir o tener “es más bien siempre un residir cabe las cosas. El habitar como cuidar guarda (en verdad) la Cuaternidad en aquello cabe lo cual los mortales residen: en las cosas.” (Heidegger 2001, pág. 112) Habitar es vivir o residir junto a las cosas cuidando y abrigando las cosas que crecen. Y como habitar también significa construir, habitar es erigir las cosas que no crecen (por ejemplo, edificios o ciudades).
Hemos habitado el planeta, ese pálido punto azul, con nuestros edificios y ciudades, pero nos hemos olvidado de la tarea de abrigar, cuidar y cultivar. En nuestro afán por el progreso hemos privado al mundo del alma. El psicólogo estadounidense James Hillman señala esta privación u olvido como una de las patologías psíquicas de la sociedad actual y mantiene que la solución es “una visión que no excluye ningún elemento del mundo porque la psique incluye el mundo: todas las cosas ofrecen alma”. (Hillman, 2017, pág. 87).
Regresar al anima mundi no es fácil, llevamos mucho tiempo pensando que las cosas están muertas y pensar lo contrario es calificado como pensamiento mágico. Pero nos estamos dando cuenta que el planeta es un sistema complejo y conectado, el polvo del desierto del Sahara sirve de abono para la selva del Amazonas. Y esto solo es un pequeño ejemplo. La “conexión entre alma y entorno” es muy profunda, como explicamos en este artículo.
“Vuelvo a entrar en el cosmos platónico, que reconoce que el alma del individuo no puede sobrepasar nunca al alma del mundo porque ambas son inseparables, y la una implica a la otra.” (Hillman, 2017, pág. 98)
Estamos unidos al mundo. Tu alma está vinculada al alma del mundo, nuestro modo de levantar los lugares debe cambiar teniendo en cuenta más factores, tal y como sugiere Ana Mombiedro en su artículo ¿Y si proyectásemos desde lo que sentimos?
Es urgente retomar el significado antiguo de habitar, el planeta seguirá donde está millones de años depende de nosotros que sea habitable o no.
Referencias bibliográficas:
Hillman, J. El pensamiento del corazón. Girona: Ediciones Atalanta, (2017).
Heidegger, M. Conferencias y artículos. Ediciones del Serbal. Barcelona, (2001).
Maravilloso texto. Estoy en proceso de publicar un segundo libro de poemas que se llama La Casa. reflexionando sobre el concepto de «habitar» encontré tu hermoso blog. Apunto aquí debajo lo que estaba reflexionando antes de leerte: «¿Qué hace que un lugar, un espacio, sea una casa? ¿Qué estructura honda la sostiene? Se «habita» porque se tiene y somos tenidos. Tener, no como posesión avara sino como responsabilidad».
Un placer inmenso encontrar este territorio escrito en la navegación de esta mañana.
danie!