La inclusión de una gestión experta en estudios de arquitectura III. [Edición pandemia – Distancia laboral]
ASUNTOS QUE DEJAMOS PENDIENTES
La Emergencia Sanitaria llegó mientras preparábamos este post sobre nuestras rutinas diarias y cómo sincronizamos un ente colectivo formado por individuos diversos. Todo ha cambiado ya y lo que sigue siempre será el gráfico de ‘Rutinas Creativas Zuloark pre-Covid’.
“Rutinas Creativas de Zuloark”. Diagrama que muestra las 24h estándar de los miembros de Zuloark que comparten estructura económica, más conocida como Matrioska. Este gráfico se realizó como una actividad durante el último Zulo-Congress para conocernos y coordinarnos mejor. Está inspirado en una investigación de Mason Currey sobre las rutinas diarias de personajes creativos famosos.
La debacle económica que ha supuesto para nuestro estudio, como para todos, nos pilló, sin embargo, con los deberes hechos en términos de organización distribuida y teletrabajo. Las herramientas que durante estos meses se han vuelto comunes para tantas empresas y ciudadanos ya formaban parte de nuestro día a día antes. Así que, probablemente, ya no tiene mucho sentido hablar de Slack, G-Suite, Everhour o si preferimos Zoom a Jitsi.
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Una vez instalados en esta incierta y oximorónica “nueva normalidad”, nos gustaría saber en general qué va a cambiar más allá de centros comerciales con sentidos de circulación y playas con mamparas; y en particular si ésta es la oportunidad definitiva para repensar nuestros espacios de trabajo, y por extensión nuestras nuestras vidas.
LA NUEVA REALIDAD
En la Roma Clásica se valoraba el tiempo de “otium” (ocio) como un tesoro y a él se encomendaban sus ciudadanos dedicándole la mayor parte de las horas del día. El resto del tiempo que había que dedicar a asuntos que no eran el disfrute de la vida eran por lógica los de “negotium” (no-ocio). Desde entonces, hasta la invención de la oficina a mediados del s.XIX el paradigma se ha invertido completamente.
¿Qué clase de maldición es haber desarrollado un sistema en el que trabajadores por millones se han de desplazar dos veces al día para dedicar las ocho mejores horas de la jornada a estar encerrados con otros coworkers, con los que al final de sus vidas habrán pasado más tiempo que con sus seres queridos, en lugares de alienación con un contrastado potencial para fomentar la distracción y la ineficiencia?
«Rutinas Creativas de Zuloark”. Diagrama que despliega y comenta las 24h de cada miembro Zuloark como herramienta de coordinación y comunicación. Documento inspirado en una investigación de Mason Currey sobre las rutinas diarias de personajes creativos famosos. Durante este confinamiento se habilitaron salas de reunión digitales permanente abiertas con un horario de “recreos” y trabajo. Por otro lado, se mantuvieron encuentros digitales comunes que ya teníamos antes como “Reunión General” todos los martes a las 9.30h y los “Zuloschool” los viernes a las 12h.
En la coyuntura actual sería, pues, tentador pensar que no deberían volver las oficinas y convenir que la arquitectura que ha modificado nuestras ciudades los últimos dos siglos ha quedado obsoleta en 3 meses. Lo cual no significa que no lo fuera antes. Abogar por la implantación masiva del teletrabajo y allanar el camino hacia la conciliación laboral.
Y sin embargo, a pesar de todo lo expuesto, la pandemia nos ha servido para reafirmar que nos gustan las oficinas ¡Exacto! Porque el espacio de trabajo compartido es el lugar donde todo emerge, porque el ser humano necesita interactuar físicamente para que ocurra “la magia de lo inesperado”, hay cosas que sólo se transmiten cara a cara y que no se podrán sustituir telemáticamente. Si a pesar de todo lo malo y los inconvenientes hay una parte de nosotros que quiere volver es porque todo ese barullo, las mesas, el espacio compartido y la pérdida de tiempo también tiene unos beneficios.
“Rutinas Creativas de
MOVERSE MENOS PERO VERSE MEJOR
El cambio, en nuestra opinión, será elegir muy bien los momentos en que nos juntaremos físicamente y planear concienzudamente su aprovechamiento. Hay que valorar la presencia física casi como un lujo. Y el resto será una mezcla de encuentros digitales, hay que potenciarlos y promoverlos aumentando el “awareness” de lo que nos estamos ahorrando al teletrabajar en términos de huella de carbono, conciliación y disfrute de la vida.
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