Cuenta de Instagram @endlessdollhouseproject
20 días confinados. Puestos en marcha el teletrabajo y los cuidados. Experimentado el miedo a los horrores de la pandemia. Establecido el contacto remoto con familiares, amigos y compañeros… Ahí nos volvimos a encontrar Gonzalo Lozano, Mara Sánchez Llorens y yo con la necesidad de expresar nuestras inquietudes sobre el espacio interior limitado en el que nos movíamos.
La escena de lo doméstico tomó un valor primordial repentinamente. Gran parte de las funciones sociales que en febrero realizábamos de puertas afuera las hemos realizado en el interior de nuestras viviendas durante este trimestre de confinamiento ayudados fundamentalmente por las pantallas de nuestros dispositivos. Si las estancias han sido aulas, oficinas, escenarios y gimnasios, los móviles, tabletas y ordenadores han sido pizarras, salas de reuniones, gradas y tiendas. Todo lo imaginable entró en el espacio del hogar. Algunas de estas funciones vuelven a alejarse de él, otras no tienen fecha de salida o las condiciones que se imponen para realizarlas fuera las hacen indeseables.
De nuestra experiencia con las casas de muñecas 1 teníamos la convicción de que este juego tradicional permitía explorar mediante el entretenimiento temas que son arduos de tratar de otra manera. De hecho, en otras épocas se han utilizado para resolver crímenes, averiguar maltratos y trastornos o adoctrinar, pero también como juego de placer voyeur y entretenimiento mimético. Es un objeto que permite imaginar otras realidades y escapar de la propia.
Comenzamos así el proyecto Casa de Muñecas Infinita 2,una cuenta de Instagram en la que cada imagen es una habitación abierta a la visita y al juego. Tres imágenes juntas componen un piso relacionándose entre sí compositiva o temáticamente. Sumando pisos, la casa crece al infinito.
Solicitamos y seguimos pidiendo a los participantes una ensoñación en torno a lo doméstico, un dibujo, collage, maqueta o video que reflejara su experiencia doméstica de lo sucedido, del ahora o del futuro inmediato, su manera de percibir, superar, detestar o soñar la estancia doméstica confinada y la nueva normalidad.
La reproducción de las composiciones visuales genera una casa de muñecas virtual, global e infinita, una sección que cuenta ya con veinte pisos y más de sesenta participantes. Seguimos divulgando el proyecto y recibiendo de manera constante propuestas, muchas de ellas de países que ahora están viviendo lo que sucedió en Europa hace tan solo seis semanas.
Todavía es pronto para hacer una reflexión profunda, pero hay constantes que resuenan: el papel crucial de las ventanas y las pantallas como dispositivos que nos han conectado con el exterior, aunque sus connotaciones no son necesariamente positivas; la imaginación de la burbuja, dentro de la habitación o concebida como un EPI gigante que nos protege y agobia por igual; el juego de la acumulación de estancias y pisos; la posibilidad de cambio; el anhelo de las plantas, las flores y los caminos por recorrer.